El deporte sigue siendo territorio de discriminación contra la mujer

Las campeonas santafereñas recibieron un trato distinto al del equipo masculino: se les suspendieron unilateralmente sus contratos, mientras a los jugadores se les mantuvieron sus salarios. Esta es una clara conducta de discriminación.

Aunque en los últimos ocho años el Independiente Santa Fe ha ganado tres estrellas, antes de esto estuvo 37 años sin ganar un campeonato colombiano de fútbol. Por su parte, el equipo femenino de este mismo club, conocido como ‘las leonas’, fue campeón de la Liga en su primer año de existencia. Era la primera copa que se jugaba y las leonas obtuvieron el campeonato con un récord difícil de superar, pues ganaron todos los partidos en todas las fases, excepto uno, que empataron en Cali. Esto hizo que el equipo se convirtiera en símbolo del fútbol femenino en nuestro país, al punto de que a la final de esa liga, que jugaron en El Campín contra Huila, asistieron más de 33 mil personas, otro récord, este de marca internacional.

Pero nada de esto sirvió para que a las leonas se les tuviera en cuenta como lo que son: jugadoras profesionales, un emblema de su club, un referente del naciente torneo femenino, porque los directivos del Independiente Santa Fe recayeron en la misma actitud en que tanto han incurrido los dirigentes del fútbol y del deporte en general: la discriminación y la subvaloración de la mujer. Bien conocida es la lucha que han tenido las jugadoras de fútbol femenino en el país para ser tratadas en igualdad de condiciones, o al menos con un mínimo de respeto, por parte de la dirigencia deportiva, en un país donde la injusticia, la corrupción y el machismo es lo que lo ha caracterizado a esta disciplina en lo femenino.

Hace pocos meses, jugadoras de la selección nacional denunciaron acoso sexual, carencia de recursos, maltrato en las concentraciones, y ahora ese comportamiento machista se presentó con las campeonas santafereñas, quienes recibieron un trato distinto al del equipo masculino, cuando se les suspendieron unilateralmente a ellas sus contratos, mientras con los jugadores se hizo un acuerdo para mantener sus condiciones salariales. Esta es una clara conducta de discriminación referida a su condición de mujeres.

Ante la presión de los medios y las redes sociales, los directivos del equipo bogotano han asegurado que las jugadoras no serán despedidas, que sus contratos se reactivarán plenamente una vez se recupere la normalidad competitiva y que, por ahora, recibirán el 50% de sus salarios, todo lo cual no desvirtúa la actitud discriminatoria demostrada, sobre la que las autoridades colombianas deben pronunciarse especialmente en las organizaciones deportivas, hasta ahora tan proclives a estas inmorales y muchas veces ilegales decisiones.

EL NUEVO DÍA

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