El cerco a Picaleña

Por ahora, esperemos con la “veladora prendida” que no haya más contagiados y que las pruebas, que hacen fila en el INS, salgan negativas.

 

La cárcel de Villavicencio se convirtió en el foco de contagio más grande de Colombia. Así lo ratifican las cifras. Hoy, ese centro penitenciario se acerca a los 700 infectados de Coronavirus Covid-19. Pese al angustioso llamado de las autoridades locales y regionales, un procedimiento irresponsable del Inpec generó que el virus se esparciera por todo el penal.

No suficiente con la situación allá, hace algunos días, tras un amotinamiento, empezaron traslados de internos a las cárceles de Colombia. Uno de los contagiados llegó al Coiba de Picaleña en Ibagué y entonces sucedió lo que tenía que pasar: infectó al cuerpo de custodia. Once guardianes son portadores del Covid 19.

Todos los infectados están aislados en un Centro Recreacional y aunque el gobierno de Ibagué no ha dado las explicaciones, se sabe que con ellos también están aislados, a la espera de los resultados del Instituto Nacional de Salud INS, más de 20 compañeros de trabajo que tuvieron contacto cercano con los que ya dieron positivo. Mientras estén confinados, alejados de sus familias y con el acompañamiento médico adecuado podrán recibir tratamiento y evitar contagiar a sus familias y a otras personas del entorno donde viven.

La Unión de Trabajadores Penitenciarios UTP solicitó a las autoridades locales y a la dirección del Inpec, que adopten medidas para garantizar la atención de los afectados y también la seguridad de quienes no han sido diagnosticados. Igualmente, el sindicato exigió la práctica de pruebas para todo el personal que presta sus servicios en el Coiba para conocer su estado de salud y estar tranquilos.

El alcalde Andrés Hurtado también le hizo un angustioso llamado a la dirección del Inpec para que no se trasladen a Picaleña nuevos internos procedentes de otras cárceles de Colombia. Así como hay retenes para blindar las entradas de la ciudad que también se paren en la raya, el alcalde y el gobernador, para evitar que lleguen nuevos inquilinos al Coiba procedentes de otras prisiones.

Picaleña no puede convertirse en la segunda cárcel con más infectados, ya tenemos suficientes. Por ahora, esperemos con la “veladora prendida” que no haya más contagiados y que las pruebas, que hacen fila en el INS, salgan negativas.

EL NUEVO DÍA

Comentarios