El exceso de confianza es tan peligroso como el mismo virus

La pregunta es si las autoridades tienen la suficiente capacidad y la ciudadanía la necesaria educación para que regresemos a la normalidad sin peligro.

La Organización Mundial de la Salud, OMS, en varios de sus comunicados oficiales difundidos este año, ha sido enfática al señalar a los países que por falta de credibilidad y exceso de confianza se han negado a seguir sus recomendaciones, como sucedió con Italia y España en febrero y marzo, o con Estados Unidos y Brasil en abril y mayo. La entidad mundial primero alertó sobre la manera como iba consolidándose una pandemia global y no fue escuchada con la debida seriedad por la mayoría de las naciones. La prueba es que cuando la OMS lanzó una ‘urgencia mundial’ al respecto, era 30 de enero, había 82 casos en todo el planeta y ninguna víctima mortal.

Pero la mayoría de los gobiernos hicieron oídos sordos al aviso y se confiaron en que la situación no iba a complicarse, pero estaban equivocados. Los contagios comenzaron a crecer exponencialmente, a desbordar la capacidad de los sistemas de salud de Asia y Europa y las víctimas mortales comenzaron a contarse por cientos y muy rápidamente por miles diariamente en estos continentes.

Pero el error de la confianza siguió viciando el juicio de gobiernos y personas que luego de acogerse a confinamientos estrictos, anticiparon el regreso a las actividades normales y causaron una nueva ola o la reactivación en el ritmo de contagios de sus comunidades, ante lo que la misma OMS hizo también severos pronunciamientos con la recomendación de que se evalúe muy bien el cuándo y el cómo en los programas de reactivación social.

Este es el punto en el que estamos en el Tolima, un departamento que registra 176 casos de coronavirus hasta ahora, gracias a la manera oportuna y seria como se programó el aislamiento y a la disciplina de la gran mayoría de ciudadanos. Pero, esta reactivación económica y social que hemos comenzado en estos días con más apertura no puede convertirse en la vía hacia una elevada curva de contagios.

Era necesaria la reapertura y las bajas cifras nos permiten márgenes amplios para tal decisión, pero un descuido general o un relajamiento en los controles de las autoridades, mientras las calles se llenan de peatones, podría llevarnos rápidamente a situaciones muy complejas para el sistema de salud. Por favor, hay que usar los elementos de protección de forma obligatoria y cumplir los protocolos.

A mayor desconfinamiento, mayores cuidados y control. La pregunta es si las autoridades tienen la suficiente capacidad y la ciudadanía la necesaria educación para que regresemos a la normalidad sin peligro.

EL NUEVO DÍA

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