Sayco-Acinpro no debe cobrar excedentes por ‘conciertos digitales’

Si bien la OSA ha justificado su actuar en que estos pagos se hacen para favorecer a los compositores, no tiene presentación que se cobre a quienes solo están utilizando la virtualidad para animar los corazones.

No cabe duda de que la producción de espectáculos artísticos es uno de los sectores que saldrá más afectado por los efectos de la pandemia provocada por el coronavirus, particularmente por el prolongado aislamiento preventivo obligatorio decretado y extendido sucesivamente por el Gobierno nacional, como consecuencia del avance del número de contagios en algunas zonas del país.

Estas personas, tanto los empresarios de espectáculos como los artistas mismos, han quedado impedidos para desarrollar su actividad comercial, con las graves consecuencias esperables, como la quiebra de muchas empresas dedicadas a esta actividad y la caída drástica en los ingresos de quienes dependían de las gestiones de mánager y organizadores de eventos para mantener su vigencia y sus ventas.

Dadas estas circunstancias, lo que podía esperarse de una entidad como la Organización Sayco-Acinpro (OSA) era el respaldo y la solidaridad con artistas y empresarios para permitirles un mejor estar en el tiempo de confinamiento y un regreso a su actividad en condiciones favorables, una vez las cosas comiencen a normalizarse, pero no es esa la actitud que tal Organización ha tenido, ni con quienes viven directamente de organizar espectáculos, ni con los negocios que pagan tarifas a la OSA por utilizar música como parte de su actividad comercial, como lo son las discotecas, bares, restaurantes, hoteles, etc, quienes también han sufrido con rigor extremo las prohibiciones que se desprendieron de la emergencia que vivimos.

Tal parece que en lugar de descuentos o exoneraciones, que era lo esperable, Sayco-Acinpro ha pensado no solo en mantener los cobros que ha hecho siempre, sino que incluso, se habla de su intención de establecer algunos extras por las presentaciones musicales que, como recurso de última hora, se han inventado los artistas para sobrevivir mediante presentaciones en vivo o diferido por las redes sociales. Esta modalidad que comienza a conocerse como ‘conciertos digitales’ podría ser motivo de ajuste al alza de las tarifas que se cobra a empresarios, productores y artistas que acudan a esta alternativa de trabajo.

Si bien la OSA ha justificado su actuar en que estos pagos se hacen para favorecer a los compositores, no tiene presentación que se cobren estas tarifas a quienes solo están utilizando la virtualidad para animar los corazones con conciertos virtuales y no para recibir algún lucro. Puede tener base jurídica la OSA para establecer estos excedentes en las tarifas ya existentes por difusión en internet, pero lo que no tiene es mucha justificación moral para asumir una conducta que se entiende casi como un castigo a quienes simplemente han tratado de sobreponerse a una condición clara y abiertamente perjudicial y que es totalmente externa a su responsabilidad.

 

EL NUEVO DÍA

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