Cuidarnos es asunto de todos

Es un mal mensaje el que mientras se sanciona y persigue a los ciudadanos que incumplen, quede en el aire la sensación de que los funcionarios de alto rango están exentos de someterse a sus propias disposiciones.

De acuerdo con el informe presentado ayer en este diario, los casos de Covid-19 en Ibagué se triplicaron en apenas un mes, al pasar de 278 contagios al 30 de junio, a 992 hasta el pasado 31 de julio; el número de fallecidos también aumentó de manera considerable, pues se reportaron 18 decesos por esta causa en julio, cuando en los meses anteriores habían muerto cinco personas. La comuna 9, donde se encuentra la cárcel de Picaleña, es el sector de la ciudad que más reporta contagios (372); le siguen la comuna 7, con 102; la comuna 8, con 74; y luego las comunas 6 y 4 con 70 casos, cada una.

La secretaria de Salud del Municipio, Johana Aranda, atribuye a la indisciplina social el desbordamiento en el número de enfermos; según su explicación, los contactos estrechos de un positivo antes eran 10 y hoy en día son 50, debido a las reuniones sociales y familiares y no a la apertura gradual de la economía.

Es decir, que está en manos de cada uno de nosotros  cuidarnos y cuidar a los demás. Existe en algunos sectores sociales la errada idea de que hay personas inmunes a los efectos de la enfermedad, o a negar la existencia del virus, a pesar de la evidencia que indica que si bien algunos grupos de la población que son más vulnerables, la enfermedad ataca sin distinciones.

En estas circunstancias, el papel de las autoridades es fundamental: son los primeros que, además de establecer les restricciones y vigilar que se cumplan las normas de aislamiento, el distanciamiento físico y el uso de elementos de prevención, han de tener la convicción de la necesidad de seguir las recomendaciones de prevención. Ya hemos visto el caso del Alcalde de Algeciras, Huila, que fue sorprendido en plena rumba en su matrimonio, violando todas las medidas de bioseguridad, mientras en días anteriores exhortaba a sus conciudadanos a cumplir las medidas restrictivas.

En el Tolima varios de los más altos funcionarios han resultado con la enfermedad: el senador Miguel Barreto, la directora de Cortolima, Olga Lucía Alfonso; su hijo, Carlos Alberto Sánchez Alfonso, quien es el director de las Tecnologías de la Información de la Gobernación; el hermano de la directora de Cortolima, Leopoldo Alfonso, secretario de Hacienda del Municipio; la secretaria de Planeación del Municipio, Dora Patricia Montaña; el secretario de Infraestructura del Municipio, Abel de Jesús Castaño; el gerente del Ibal, Juan Carlos Núñez, y el personero Municipal, Wilson Prada Castro. Es posible que por razones de sus labores, algunos de esos funcionarios estén obligados a salir, pero deben ser los primeros en respetar las limitaciones establecidas, pues en su calidad de figuras públicas son los modelos que han de seguir los demás ciudadanos. Por tales circunstancias, están en el deber de orientar a la comunidad con su ejemplo, sobre las medidas que se deben adoptar para evitar contagiarse y propagar la enfermedad. Es un mal mensaje el que mientras se sanciona y persigue a los ciudadanos que incumplen, quede en el aire la sensación de que los funcionarios de alto rango están exentos de someterse a sus propias disposiciones.

EL NUEVO DÍA

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