Ventanas rotas

En 1979, un psicólogo de la Universidad de Stanford llevó a cabo un experimento que consistió en dejar abandonado un carro sin placas y con las puertas abiertas en una calle de un inseguro barrio de Nueva York. En cuestión de horas, el carro fue desvalijado y, cuando ya no tenía piezas de valor, fue destruido. El mismo ejercicio se repitió unos días más tarde en un barrio rico de Palo Alto, California; en esta ocasión, en los primeros días no ocurrió nada, pero decidieron averiar el vehículo y esto desencadenó que en poco tiempo estuviera tan desmantelado como el anterior.

Este experimento sirvió para formular la teoría de las ventanas rotas, según la cual, cuando es evidente el abandono, el descuido y el desorden, se envía un mensaje a las personas de que estos objetos o lugares no tienen quien los cuide, entonces se pueden robar o dañar. Por el contrario, si los lugares se mantienen limpios, ordenados y sin deterioro, los ciudadanos los respetan porque es señal de que tienen dolientes y quien vele por ellos.

Algo así está sucediendo con los espacios públicos de Ibagué. Recientemente hemos visto las fotografías de los separadores de la avenida Ambalá invadidos por la maleza, los parques de los barrios descuidados y, más recientemente, conocimos que el Parque Centenario, un lugar emblemático para los ibaguereños, se encuentra abandonado y destruido, tal como lo evidencia el informe  publicado por este diario.

La Alcaldía debe ocuparse de la limpieza y el buen estado de los escenarios públicos: si el mobiliario urbano está sucio, descuidado e invadido por la maleza llegarán los vándalos a llevarse partes de él y a destruir lo que queda. Eso también alejará a los ciudadanos que utilizan estos lugares para recrearse o descansar, con el resultado adicional de que serán copados por la delincuencia. En el Centenario, además del daño en el puente de madera y en el piso de la concha acústica, la maleza y la basura invaden grandes tramos del parque, y los vecinos del sector señalan que los malhechores se apoderaron del lugar.

El Nuevo Día consultó a los entes encargados de velar por este bien ciudadano (Infibagué, Ibagué Limpia e Interaseo), pero las respuestas fueron poco alentadoras, pues simplemente eluden su responsabilidad. Es en estas circunstancias cuando el Alcalde debe ejercer su liderazgo para recuperar estos espacios, porque la teoría también señala que la mayor parte de las transgresiones a la ley ocurre en aquellos lugares donde imperan el desaseo y el desorden; con el agravante de que los delitos comienzan como faltas menores y escalan a una criminalidad incontrolable.

EL NUEVO DÍA

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