Ibagué aún no vibra

Hasta ahora, queda la sensación de que el mandatario es ajeno a los intereses de sus gobernados, y que sus prioridades van por otro rumbo. El tiempo transcurre y siguen los anuncios. Recuerde, señor Alcalde, que ya no está en campaña.

A pocos días de la celebración de un año más de la fundación de Ibagué notamos con desazón que las condiciones en que se encuentra la ciudad no son las mejores. Para evidenciarlo, haremos un breve recuento de los aspectos que afean nuestra capital y que deben ser atendidos en el día a día, para evitar que se conviertan en dificultades insolubles.

La lista comienza con el lamentable estado de los parques biosaludables, que tanto aprecian en los barrios; incluso lugares emblemáticos, como el parque Centenario, se encuentran enmalezados, sucios y deteriorados; por su descuido, los delincuentes se apoderan de estos espacios, con lo cual también se convierten en sitios inseguros. Los separadores de las principales avenidas, que estuvieron cubiertos de maleza, ahora se hallan invadidos de basura, porque parece que Interaseo no está cumpliendo los horarios de recolección; a este incumplimiento se suma la inconsciencia de algunos ciudadanos que arrojan muebles viejos, colchones, escombros y toda clase de desperdicios. El Ibal abre huecos para ejecutar obras, pero nos los cierra o los deja sin pavimentar. El sistema de semaforización está colapsado por falta de mantenimiento y los accidentes de tránsito por esta falla suceden todos los días. Las avenidas, las calles de los barrios y los andenes están de nuevo convertidos en parqueaderos al aire libre;  las vías están deterioradas y llenas de huecos. Los monumentos públicos han sido desatendidos, y se encuentran sucios y abandonados.

Mientras tanto, el Alcalde de Ibagué ha hecho importantes anuncios sobre las millonarias inversiones que se avecinan para iniciar o concluir trascendentales proyectos, como los escenarios deportivos, el acueducto complementario, la calle 103 y el Panóptico, pero las actividades que tienen que ver con el mantenimiento de la ciudad no se aprecian en su agenda, aunque estas tareas son de gran significación, porque inciden en la calidad de vida de los ciudadanos y en el bienestar de la sociedad.

Para que Ibagué vibre es necesario que la ciudad funcione, que esté organizada, que sus calles estén  limpias, que los servicios operen satisfactoriamente  y que cada dependencia esté al tanto de aquello que le compete; sin embargo, hasta ahora, queda la sensación de que el mandatario es ajeno a los intereses de sus gobernados, y que sus prioridades van por otro rumbo. El tiempo transcurre y siguen los anuncios. Recuerde, señor Alcalde, que ya no está en campaña.

EL NUEVO DÍA

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