Signos de alarma

Sería de mucha utilidad diseñar campañas, no de autopromoción para los mandatarios, sino encaminadas a que los ciudadanos se concienticen de proteger su salud y la de los demás.

En los últimos días se han registrado signos de alarma, en relación con la pandemia en el Tolima: por una parte, el ministro de Salud, Fernando Ruiz, advirtió que el nuestro es el quinto departamento en el país con el mayor número de muertes por Covid-19 y le solicitó a los alcaldes mantener y reforzar las medidas de prevención; por otra parte, la secretaria de Salud de Ibagué, Johana Aranda, informó que llegaron al límite de ocupación las camas UCI de las clínicas privadas que atienden usuarios de las EPS.

El alcalde Andrés Hurtado, a su vez, anunció que la tradicional noche de los niños que se celebra el 31 de octubre no se efectuará y pidió a los centros comerciales, que es donde más se presentan aglomeraciones en este día, que cierren sus puertas a las 6 de la tarde.

Esta situación de alerta es el resultado de la reapertura total de las actividades económicas en Ibagué, a partir de septiembre. Era imposible mantener el confinamiento, pues la economía estaba paralizada y los ciudadanos se hallaban en una situación desesperada por la falta de ingresos para subsistir.

No obstante, existe desconcierto entre los ibaguereños por las permanentes contradicciones entre los funcionarios de la Alcaldía, así que no se conoce a ciencia cierta cuál es la verdadera situación de la ciudad. La reapertura de todos los negocios y el levantamiento del pico y cédula en supermercados y entidades bancarias contribuyeron a entregar un mensaje errado a las personas, que pueden creer que la emergencia ya se superó.

El confinamiento no es la única opción para contener el virus, como ya lo advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la vida debe continuar, pero bajo unas nuevas condiciones, en que las normas de bioseguridad son prioritarias. El autocuidado impera como forma de preservar la salud. La nueva forma de vida que impuso la pandemia nos obliga a  adquirir nuevos aprendizajes y a recuperar hábitos olvidados como el correcto lavado de manos.

A riesgo de causar incomodidad por tanta insistencia es preciso reiterar en el autocuidado, pero orientado, acompañado y controlado por las autoridades. Sería de mucha utilidad diseñar campañas, no de autopromoción para los mandatarios, sino encaminadas a que los ciudadanos se concienticen de proteger su salud y la de los demás.

EL NUEVO DÍA

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