Educación, educación, educación

Tenemos que aprender a vivir con esta nueva realidad, y la mejor manera de hacerlo es con la adopción de las normas de autocuidado.

Existe una gran preocupación entre las autoridades territoriales y los profesionales de la salud por el aumento desbordado de los casos de Covid-19. La situación es tan dramática que algunos sectores solicitan que se decrete un nuevo confinamiento prolongado. En Ibagué ya se han debido trasladar algunos pacientes a otras ciudades ante el insuficiente número de camas UCI y, según reveló el gobernador Ricardo Orozco, en nuestro Departamento solo sobreviven tres de cada diez enfermos que son intubados.

Lo cierto es que se han de emprender medidas urgentes, pero es claro que no se puede tener a la población confinada por tiempo indefinido; en primer lugar porque más del 50% de la población se encuentra en la informalidad y vive del rebusque; es decir que si estas personas no salen a trabajar a diario no consiguen con qué alimentarse; en segundo lugar, por las graves consecuencias para la salud mental que causa el encierro y, en tercer lugar, porque no hay economía que aguante.

La multiplicación de los contagios se ha atribuido a la indisciplina social y al relajamiento de los protocolos de bioseguridad; es por eso que los especialistas en la materia insisten en que el autocuidado es la medida más efectiva para contrarrestar la acción de la enfermedad. Frente a estas circunstancias, la actuación de las autoridades es fundamental en la formación de las comunidades para que interioricen las normas de prevención. La educación es la manera más indicada para conseguir que los ciudadanos sean conscientes de que evitar la propagación de la enfermedad está en manos de cada uno.

La educación permite a las personas adquirir conocimientos y crear hábitos. Los ciudadanos necesitamos conocer en qué consiste la enfermedad, cómo se transmite y cómo se previene, para tomar conciencia de aquello que puede ocurrir si no se guardan las medidas de protección; así mismo, es necesario que cada uno incorpore a sus hábitos las normas de evitar las aglomeraciones, guardar la distancia física, lavarse las manos, usar tapabocas y utilizar alcohol y gel.

Para concientizar a la población acerca de la enfermedad y su prevención, es preciso que las autoridades empleen todos los medios a su alcance y hagan presencia en todas las instancias comunitarias, con información, clara, precisa y permanente; las acciones aisladas y discontinuas no perduran y no inciden en las comunidades. Es menester que la presencia sea prolongada y en todos los lugares: bancos, supermercados, plazas de mercado, centros comerciales y en los barrios; para ello es necesario contar con personas debidamente entrenadas y capacitadas en los temas de salud y prevención, que deben entregar sus mensajes de modo que el propósito de transmitir la información se cumpla.

Tenemos que aprender a vivir con esta nueva realidad, y la mejor manera de hacerlo es con la adopción de las normas de autocuidado.

EL NUEVO DÍA

Comentarios