De inauguraciones y olvidos

La pandemia y la educación remota no son excusa para abandonar a
su suerte las instalaciones escolares.

Con recursos del Gobierno Nacional y la Alcaldía, desde hace cinco años se viene haciendo una importante inversión para la construcción de aulas y el mejoramiento de la infraestructura en 26 instituciones educativas, para la implementación de la jornada única en Ibagué.

La ejecución de los proyectos no ha estado exenta de dificultades, en especial por el incumplimiento de algunos contratistas, que obligaron a reasignar los trabajos inconclusos y abandonados, y los retrasos y los costos adicionales, que han hecho modificar de tanto en tanto los cronogramas de entrega de las obras.

No obstante los inconvenientes y el lento ritmo de las remodelaciones, ya se comenzaron a ver algunos resultados concretos. A la fecha se han entregado los trabajos de cinco instituciones y la semana pasada se oficializó la entrega de las obras del colegio Alfonso Palacio Rudas, que beneficiarán a más de 600 estudiantes de la comuna 8. La inauguración contó con la presencia de la ministra de Educación, la tolimense María Victoria Angulo. 

Las sedes de los colegios oficiales han sufrido abandono por décadas, tal como lo demuestra el caso de la Institución Educativa Darío Echandía, que este año cumple setenta años y no ha recibido mayor atención por parte del municipio. En las últimas administraciones les han dicho a los padres de familia que es necesario demoler las instalaciones, debido a su avanzado deterioro, pero no aún existe un proyecto definido.

Hay que reconocer que las obras nuevas en los colegios son necesarias e impostergables, y para los gobernantes son muy importantes porque representan para ellos la oportunidad de dejar su impronta y su nombre grabado como ejecutores de las obras. Sin embargo, también es preciso que se preserven y se mantengan las instalaciones existentes y que se encuentran en funcionamiento. Es por eso que preocupan las fotografías publicadas en este diario, en las que se observa el triste espectáculo del ganado que se tomó los jardines de la Institución Educativa Amina Melendro de Pulecio,  que está localizada en la Granja San Jorge, declarada como bien de interés cultural nacional. Las imágenes no solamente muestran la invasión vacuna, sino también escombros desperdigados en los alrededores, que denotan el abandono y el desinterés por este lugar tan valioso para la ciudad.

La pandemia y la educación remota no son excusa para abandonar a su suerte las instalaciones escolares.

EL NUEVO DÍA

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