Un lamentable espectáculo se vivió el pasado viernes en la Concha Acústica Garzón y Collazos: durante uno de los conciertos programados en el Ibagué Festival, los camerinos, el escenario y parte de las graderías se inundaron, los equipos instalados se afectaron y los artistas debieron salvaguardar sus instrumentos para evitar que se dañaran. La situación fue tan dramática que los organizadores se vieron en la obligación de trasladar la presentación para el teatro Tolima.
El hecho causó tanta molestia entre los ibaguereños, que en las redes sociales cuestionaron a la Alcaldía por haber gastado dinero en pintar las graderías de azul, en lugar de hacer las reparaciones necesarias al escenario.
Los angustiosos momentos pusieron de relieve el deterioro del parque Centenario, donde se halla la Concha Acústica. El Centenario, localizado en el corazón de la ciudad y parte fundamental de la recién creada Zona ADN, padece de un abandono crónico.
El techo de la concha está destrozado, el sistema de drenaje colapsó, las barandas están oxidadas, los camerinos están destruidos, las rejillas de aguas negras están rotas y el resto del parque se encuentra invadido de maleza y basura. Los pocos ciudadanos que se arriesgan a practicar algún deporte temen ser víctimas de los maleantes que operan allí a sus anchas.
A pesar de que cuatro entidades (Infibagué, Ibagué Limpia, Ibal e Interaseo) están a cargo de la limpieza y el mantenimiento del lugar, es inexplicable que ante la ocurrencia de un evento programado con meses de anticipación, estos entes no hubieran planificado el arreglo de uno de los escenarios incluidos en la agenda de festival. Tampoco es comprensible que la administración le apuesta a que esta sea una ciudad cultural, pero sus espacios no reciben la atención que requieren.
Después del desastre, la Alcaldía, a través de Ibagué Limpia, anunció la transformación del parque, con el pomposo título de “Operación Centenario”, proyecto que incluye la recuperación de lo existente, la adecuación de nuevos espacios y el reforzamiento de la seguridad.
La obra se ejecutaría en seis meses, pero se desconoce si el municipio cuenta con recursos asignados para tal fin, y si estará lista para promover este como uno de los lugares patrimoniales, en el 2022, cuando Ibagué sea la Capital Americana de la Cultura.
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