Vuelta de arroz por Colombia

La solución a mediano plazo es atender las advertencias sobre áreas de producción para evitar que se desborde la capacidad instalada, como ocurre en la actualidad.

Los productores de arroz no están pasando por un buen momento y en esta ocasión las razones no se hallan en las importaciones o el contrabando. Son varios los motivos que inciden en este  trance. 

En primer lugar, como hubo precios favorables para el productor, el año pasado cerró con los inventarios más altos de la historia: 1.178.000 toneladas de paddy seco, cuando el inventario estratégico del país ha de estar entre 600 y 700 mil toneladas.

Debido a los buenos precios, este año en las zonas de secano (Llanos orientales y Bajo Cauca), las áreas sembradas crecieron en forma considerable, pese a las advertencias del Ministerio de Agricultura y de Fedearroz, pues esto llevaría a una producción que el mercado interno no puede absorber.

La sobreoferta causó bajas graduales en los precios desde comienzos de julio, el comercio no está comprando y la industria se encuentra colapsada. Una segunda causa de la crisis está relacionada con el consumo: aunque aún no hay cálculos oficiales, se estima que este año ha bajado de dos a tres kilos per cápita; eso agrava la situación de sobreoferta.

La disminución del consumo obedece a dos factores principales: uno, la mala información que señala que el arroz engorda, lo cual llevó a en que en muchos hogares se haya dejado de comprar el producto, y la segunda tiene que ver con el aumento de la pobreza, que ha obligado a que 1,6 millones de familias solo coman dos veces al día.

Para enfrentar la situación, el Ministerio de Agricultura está apoyando con el incentivo al almacenamiento, y hace poco lanzó una campaña institucional, denominada “Vuelta de arroz por Colombia”, que invita al consumo de este cereal, como un alimento nutritivo, que no engorda y que, junto con el huevo, es económico y fuente de proteínas.

También existe la alternativa de exportar; sin embargo, este no es un buen momento, porque el mercado internacional no ofrece buenos precios; Ecuador y Perú están en una situación similar y países como Venezuela o Cuba pueden adquirirlo, pero no hay certeza sobre el pago; se han intentado pequeñas exportaciones con Canadá, mas esta es una labor incipiente. Otra opción es la de vender arroz integral para la industria de los concentrados para animales; aunque los precios que ofrecen son bajos y no absorben sino una pequeña cantidad de los excedentes.

La solución a mediano plazo es atender las advertencias sobre áreas de producción para evitar que se desborde la capacidad instalada, como ocurre en la actualidad. No obstante, para los arroceros, la salida de fondo es que todas las instancias del Estado respondan a las necesidades del sector agropecuario, que tradicionalmente han sido desatendidas.

La invitación ahora es para que los colombianos apoyen la campaña y aumenten el consumo del cereal, que es parte integral de la dieta de tradicional, y cuya producción genera un importante número de empleos en el campo y en la ciudad.

El Nuevo Día.

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