Más mujeres, más democracia

Por una especie de tara cultural, un esquema anacrónico y un prejuicio insostenible, estamos perdiendo la posibilidad de tener en el ejercicio del poder a mujeres con capacidades y visiones que, sin duda alguna, harían un aporte nuevo, original y muy valioso a la historia de nuestro país.

 

Organizaciones e instituciones reconocidas nacional e internacionalmente por sus investigaciones y trabajos acaban de lanzar en el país una estrategia tendiente a impulsar una mayor participación de las mujeres en las elecciones de Congreso y Presidencia de la República que tendrán lugar en el primer semestre del próximo año. Con el mensaje ‘Más mujeres, más democracia’, se busca que el país se acerque mucho más a la paridad de género en la representación política, en todas sus escalas. 

En la propuesta participan: la Mesa de Género de la Cooperación Internacional, ONU Mujeres, el Consejo Nacional Electoral, la Comisión Legal para la Equidad de la Mujer del Congreso de la República, el Ministerio del Interior y la Consejería Presidencial para la Equidad, lo que supone un múltiple esfuerzo institucional para vencer las barreras que por siglos han sido inamovibles y que han cerrado el paso de la mujer hacia los espacios de poder político y en general de la cosa pública, como que en Colombia, aunque las mujeres son el 52% de la población, solo ocupan el 19,7% de las curules en el Congreso y lo mismo ocurre en las Asambleas Departamentales (17%) y los Concejos municipales (18%). En los cargos del ejecutivo, solo el 12% de las alcaldías están en manos de las mujeres y el 15% para el caso de las gobernaciones. 

Esta es una brecha aún muy profunda entre la participación masculina y la femenina en un país que no ha querido establecer reglas claras y suficientes para que la paridad y la equidad operen efectivamente; los líderes y dirigentes políticos, en su inmensa mayoría, han adoptado el discurso de la equidad de género y la necesidad de que se abran los caminos para que tal cosa ocurra en el ejercicio político electoral, pero en la realidad, es muy poco lo que se avanza. 

Parece que aún no cuenta lo suficiente para que se reconozca la capacidad y competencia de las mujeres, el hecho de que hoy una proporción muy alta de ellas tienen una preparación igual o superior a la de los hombres, en tanto, de hecho, representan el 57% del total de egresados universitarios, lo que quiere decir que por una especie de tara cultural, un esquema anacrónico y un prejuicio insostenible, estamos perdiendo la posibilidad de tener en el ejercicio del poder a mujeres con capacidades y visiones que, sin duda alguna, harían un aporte nuevo, original y muy valioso a la historia de nuestro país.

 

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