El acuerdo de paz nos permitió descubrir el sur del Tolima

Ahora, los tolimenses y los colombianos están descubriendo la importancia de estos territorios y se enteran de su riqueza natural y de la pujanza de sus habitantes que recuperaron la esperanza de alcanzar el desarrollo que tanto necesitan.

 

El sur del Tolima tierra prodigiosa y fértil es el lugar de residencia de miles de ciudadanos que por años fueron excluidos de los beneficios del Estado. Allí nacieron grupos de autodefensas liberales que se dividieron por razones ideológicas en “limpios” y “comunes”; estos últimos dieron origen a las Farc y a un conflicto que duró más de cincuenta años. 

Pero el sur no fue solo territorio de guerrilla, como durante mucho tiempo nos lo hicieron ver. Este fue el refugio de miles de campesinos laboriosos, tenaces, valerosos, honrados y luchadores que consiguieron labrar un destino para sus descendientes, a pesar del olvido estatal: sin carreteras, sin agua potable, sin servicio de energía, sin maestros, sin médicos, sin seguridad, sin justicia. Se dedicaron con empeño a la labranza, a pesar de estar en medio de dos fuegos. Por razón de habitar en estos lugares eran señalados, estigmatizados y acusados de ser guerrilleros. La presencia del Estado durante décadas se limitó a la presencia militar, pero sus necesidades no fueron atendidas.

Cuatro municipios del sur del Tolima —Ataco,  Planadas, Rioblanco y Chaparral— fueron incluidos de los Pdet (Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial), un instrumento de planificación que pretende conseguir el progreso de 170 municipios colombianos que además de ser azotados por el conflicto armado también tienen altos índices de pobreza, ausencia institucional, cultivos ilícitos y presencia de organizaciones ilegales armadas de toda índole.

Los Pdet permiten que sean las comunidades las que propongan y decidan cuáles son los proyectos que requieren para su desarrollo.

En el sur del Tolima se producen cafés especiales, con reconocimiento internacional, y otros cultivos que con dificultad (debido a la falta de vías) llegan a las centrales de abastos;  además, es una enorme reserva ambiental e hídrica, con bosques, lagunas, humedales, gran diversidad de fauna y flora, y un enorme potencial para el turismo sostenible. 

En un extenso reportaje de este medio de comunicación, publicado ayer, se expone el renacer del sur y su gran contribución cultural, económica, social y ambiental. Allí está sucediendo una verdadera y positiva transformación, gracias a los Pdet.

El acuerdo firmado con las Farc, a pesar de lo que piensan sus detractores, ha sido beneficioso para esos municipios que padecieron la violencia, la exclusión y el olvido estatal. Ahora, los tolimenses y los colombianos están descubriendo la importancia de estos territorios y se enteran de su riqueza natural y de la pujanza de sus habitantes que recuperaron la esperanza de alcanzar el desarrollo que tanto necesitan.

 

EL NUEVO DÍA

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