No queremos un triste desenlace para el hotel Ambalá

El Ambalá no es solo un bien inmueble de la Gobernación, también es un patrimonio de los tolimenses; hace parte de los edificios emblemáticos de Ibagué que se construyeron en la década de los cincuenta del siglo pasado y que dieron paso a la transformación urbanística del centro de la ciudad.

El hotel Ambalá es un bien que pertenece a la Gobernación del Tolima. Fue construido en 1959, y por más de 30 años fue manejado por la organización hotelera Germán Morales e hijos que lo entregó en 2002. 

Para evitar su cierre, los empleados lo manejaron temporalmente. Luego pasó a manos de una cooperativa, pero en noviembre de 2018 las pérdidas que arrojaba el negocio y la deuda con la Gobernación, la llevaron a no renovar el contrato de arrendamiento. Así, el hotel cumple tres años y siete meses cerrado.

En 2019, algunos diputados le propusieron a la Gobernación entregar las instalaciones al Sena para poner a funcionar allí los programas de Gastronomía y Hotelería y turismo, más el asunto quedó en palabras. 

En enero de 2020, al comienzo de su mandato, el alcalde Andrés Hurtado mostró su interés en trasladar al hotel las dependencias de la administración que pagaban arriendo a particulares, y ofreció invertir 5.000 millones de pesos para su puesta en marcha; sin embargo, un mes más tarde, cuando se conoció que el reforzamiento del edificio costaba 12.000 millones de pesos, Hurtado descartó el ofrecimiento por considerarlo inviable.

En mayo del año pasado se informó sobre la existencia de dos ofertas para alquilar el hotel, pero no se avanzó en ellas ante la inexistencia de estudios que en aquellos días tenían un costo de 76 millones de pesos. La semana pasada, el tema cobró vigencia al conocerse que la Gobernación contrató una consultoría por más de 380 millones de pesos para definir cuál es la inversión que requieren las instalaciones y el modelo financiero más indicado para reactivar el hotel, bien sea por arrendamiento o bajo la figura de una alianza publico privada. 

Esperamos que la nueva inversión en esta consultoría arroje resultados para decidir prontamente el futuro del hotel, pues por más de tres años la Gobernación ha debido invertir en su mantenimiento, en el pago de servicio e impuestos sin recibir un solo peso. 

El Ambalá no es solo un bien inmueble de la Gobernación, también es un patrimonio de los tolimenses; hace parte de los edificios emblemáticos de Ibagué que se construyeron en la década de los cincuenta del siglo pasado y que dieron paso a la transformación urbanística del centro de la ciudad; además, durante décadas este fue el lugar que albergó a los visitantes de ilustres de la capital. Por eso no se merece un triste y opaco final. 

 

El Nuevo Día

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