durante décadas a millones de colombianos.
La Comisión de la Verdad entregó ayer el informe final resultado del trabajo que realizó durante tres años y medio, tiempo durante el cual recopiló más de 27.000 testimonios de víctimas del conflicto armado, ex combatientes, campesinos, miembros de la fuerza pública, líderes religiosos y expresidentes.
En el informe se incluyen hallazgos, conclusiones y recomendaciones. La Comisión propone la creación de un Ministerio para la paz y la reconciliación; avanzar en la implementación de los acuerdos de paz con las FARC y fortalecer las medidas de atención humanitaria. También considera indispensable el desmantelamiento de los grupos armados; así como velar por la seguridad de los ex combatientes y su plena reintegración a la sociedad; establecer diálogos con el ELN y otros grupos armados, y crear una estrategia para su desmantelamiento y sometimiento. Para superar la impunidad en materia de violaciones de derechos humanos y delitos cometidos por la delincuencia organizada, recomienda fortalecer la administración de justicia.
Durante la presentación del informe, que contó con la presencia del presidente electo, Gustavo Petro, y la vicepresidenta, Francia Márquez, y la notoria ausencia del presidente Iván Duque, se entregó un volumen de 515 páginas titulado “Cuando los pájaros no cantaban” que recopila los testimonios que recogió la Comisión en su recorrido por el país.
El padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión, fue el encargado de hacer la entrega: “Traemos un mensaje de esperanza y futuro para nuestra nación vulnerada y rota”, fueron sus palabras iniciales y recordó que en el conflicto armado el 80 % de las víctimas fueron civiles no combatientes. También hizo un llamado “a tomar conciencia de que nuestra forma de ver el mundo y relacionarnos está atrapada en un ‘modo guerra’ en el que no podemos concebir que los demás piensen distinto”.
El informe, que se puede descargar gratuitamente, ha de ser material de lectura, consulta y motivo de discusión, análisis, reflexión y debate en las instituciones educativas, en las universidades, en las comunidades urbanas y campesinas, y en las organizaciones sociales de toda índole; lo único que no podemos hacer es ignorarlo. Es insoslayable recuperar la memoria de los hechos atroces y dolorosos que acompañaron durante décadas a millones de colombianos, pues es la forma de comprender el pasado, modelar el futuro, superar las diferencias, aceptar la diversidad, respetar la opinión del otro y, sobre todo, evitar que la guerra ingrese de nuevo a los hogares.
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