La inseguridad en la segunda ciudad del Departamento exige soluciones prontas

Ojalá no sea tarde para despojar a la delincuencia organizada del poder que ostenta en Espinal.

 

El deterioro de la seguridad en Espinal en los dos últimos años tiene preocupados a los espinalunos que, ante el temor que ocasionan los asesinatos a cualquier hora del día y en cualquier lugar, buscan refugiarse en sus casas desde tempranas horas de la noche. Empresarios, arroceros, líderes sociales y ciudadanos del común hacen un llamado a las autoridades para que se tomen acciones prontas para recuperar la tranquilidad en la segunda ciudad del Tolima.


Seis homicidios cometidos por sicarios en solo dos semanas obligaron a las autoridades a convocar un consejo de seguridad en el que participaron Gobierno departamental, Alcaldía, Ejército, Policía y miembros de la comunidad. En dicha reunión el alcalde de Espinal, Juan Carlos Tamayo, informó que los hechos de sicariato habrían sido causados por el enfrentamiento de dos bandas delincuenciales dedicadas al microtráfico de estupefacientes: los Penagos y los Caloches.


Según el Observatorio de la convivencia y la seguridad ciudadana, hasta el 31 de agosto se habían cometido 18 homicidios, de los cuales 10 fueron sicariatos. El hurto también preocupa, pues ha aumentado 13% con respecto al año anterior, y la ciudad no cuenta con suficiente pie de fuerza para enfrentar a la delincuencia.


Jaime Eduardo Melo, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio del Sur y Oriente del Tolima, dijo con preocupación que, debido a la complicada situación de orden público y su falta de soluciones, la gente perdió la confianza en las instituciones y en las autoridades, por lo que pidió acciones efectivas y solicitó que la Policía descentralice sus operaciones y no actúe solo desde Ibagué.


Por su parte, el líder social Iván Rojas expresó que no se prestó atención en su momento a una alerta temprana emitida por la Defensoría del Pueblo en 2019, en la que se advertía el riesgo para los municipios de Espinal, Flandes, Girardot y Ricaurte, por la presencia de bandas de delincuencia organizadas provenientes de otras regiones del país que asentaron su poder en estos municipios, debido a su localización estratégica, que favorece el tránsito de personas y recursos hacia los cuatro puntos cardinales.


En la mencionada alerta de 2019, se indica que desde 2018 comenzaron a perpetrarse asesinatos selectivos, especialmente de jóvenes, y desplazamientos forzados interurbanos silenciosos. La Defensoría del Pueblo indicó, además, que “reducir las dinámicas descritas a asuntos de delincuencia común, ha generado un letargo institucional que estaría favoreciendo la acción de estos grupos y que se espera pueda ser subsanado a partir de la gestión de la presente advertencia”. El tiempo pasó y no se tomaron las medidas solicitadas, lo cual derivó en esta delicada situación que hoy parece sin control.


Ahora, para enfrentar la creciente delincuencia, en el consejo de seguridad se acordó que el alcalde activará el Puesto de Mando Unificado por la Vida, conformado por el Ejército, la Policía, la Fiscalía, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), la Procuraduría y el Gobierno departamental, para fortalecer los operativos. Ojalá no sea tarde para despojar a la delincuencia organizada del poder que ostenta en Espinal.
 

El Nuevo Día

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