Hay que estar pendientes del Machín

No podemos ignorar o no dar trascendencia a las señales de la naturaleza. Es preciso repasar continuamente las lecciones aprendidas en los desastres naturales para no repetir los errores del pasado.

A las 12:36 horas del viernes se registró un temblor de magnitud 4,5 grados, a tres kilómetros de profundidad, asociado con actividad en el volcán Cerro Machín, localizado a siete kilómetros de Cajamarca, 17 de Ibagué y 30 de Armenia. El temblor se sintió en Ibagué y Cajamarca. El aumento de la sismicidad se detectó desde las 11:23 de la mañana, y hasta la 1:20 de la tarde de ese día habían ocurrido 393 eventos sísmicos.

Desde 1989 no se registraba en el Machín un sismo de tal magnitud, por lo cual el Gobierno seccional encendió las alarmas y decidió declarar la alerta amarilla en toda la red hospitalaria del departamento, para que los recursos, las áreas y el personal de salud estén disponibles. El mismo viernes se cumplió una reunión del Consejo Departamental de Gestión de Riesgo al que fueron convocados los alcaldes de los once municipios que se encuentran en el área de influencia del volcán. Allí se dispuso mantener la vigilancia y se les pidió a los mandatarios actualizar los planes de contingencia, informar sobre los cambios a los habitantes y llevar a cabo campañas preventivas. 

Las medidas de prevención que se tomen en este caso no están de sobra, pues la información del Servicio Geológico Colombiano señala que “el volcán Cerro Machín tiene un gran potencial explosivo y por su composición química, magnitud de sus erupciones y la gran extensión de sus depósitos se cataloga como uno de los volcanes con mayor potencialidad de daño en Colombia, cuya actividad futura podría afectar intensamente, durante mucho tiempo (meses, hasta años), una región muy estratégica para la economía”. Las afectaciones pueden alcanzar, además del Tolima, áreas de Quindío, Valle del Cauca y Cundinamarca.

La aparente inactividad del Machín en los últimos años no puede hacernos olvidar el riesgo latente que se halla a pocos kilómetros de Ibagué. Así que las medidas de prevención y la educación en estos temas tienen que estar presentes en todo momento y lugar. Es necesario que los pobladores de las zonas aledañas al volcán conozcan los mapas de riesgo, las rutas de evacuación y sepan cómo deben actuar en situaciones de emergencia. Las autoridades han de liderar estas gestiones, realizar simulacros y verificar el buen funcionamiento de los sistemas de alarmas.

Así mismo, es importante que los ciudadanos se informen por los canales oficiales de la Gobernación, el Servicio Geológico Nacional, las alcaldías y los medios de comunicación, y no se guíen por cadenas de dudoso origen que se comparten a través de las redes sociales, para que no se cause un pánico innecesario.

No podemos ignorar o no dar trascendencia a las señales de la naturaleza. Es preciso repasar continuamente las lecciones aprendidas en los desastres naturales para no repetir los errores del pasado.

 

El Nuevo Día

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