Estamos a oscuras

Pareciera que en la administración local no hubiera dolientes para los crecientes problemas que padece la ciudad.

Grandes sectores de Ibagué se encuentran a oscuras por falta de alumbrado público. Avenidas como la Ambalá, Mirolindo, Ferrocarril, la Quinta y la Cuarta Estadio presentan serias deficiencias en la prestación de este servicio.

Los vecinos de parques, centros educativos, restaurantes, bares y tiendas se perjudican con esta situación que pone en riesgo a conductores y peatones, en primer lugar, porque los huecos y otros daños en las vías se vuelven invisibles y pueden causar accidentes; en segundo lugar, porque los transeúntes podrían ser arrollados por un vehículo fantasma y, en tercer lugar, porque la oscuridad favorece el accionar de los delincuentes que se amparan en las sombras para cometer sus fechorías.

Las quejas por la falta de mantenimiento no son nuevas, pero ahora son más inquietantes, porque cada vez más zonas de la ciudad están a oscuras y la inseguridad se incrementa de manera alarmante. A pesar de la gravedad de la situación, el gerente de Infibagué, Felipe La Rota, entidad que está a cargo de la operación y mantenimiento del alumbrado, no ha respondido a los medios de comunicación para que los ciudadanos sepan cuándo serán reparados los daños o si existe algún plan para reemplazar las luminarias que están fuera de servicio.

Prácticamente desde el comienzo del mandato de Andrés Hurtado se han divulgado noticias por parte de la Alcaldía que señalan el inminente mejoramiento del alumbrado, pero el deficiente servicio sigue sin solución. Al principio del año pasado se informó sobre la modernización del alumbrado público en las 13 comunas de la ciudad, que consiste en el reemplazo de la totalidad de las lámparas de sodio por unas nuevas de tecnología Led. 

En noviembre último la información se reiteró a través de la página de la Alcaldía y el pasado 19 de enero una vez más se ratificó el anuncio en el sitio oficial de Infibagué. Sin embargo, hay poca claridad en los comunicados, porque no se especifica el valor de la inversión y tampoco se conoce a ciencia cierta cuál es el plazo de entrega.

Mientras tanto, muchos ibaguereños se ven en la obligación de refugiarse en sus casas desde tempranas horas, por temor a ser víctimas de la delincuencia que ya conoce cuáles son los lugares más propicios para acechar a sus víctimas. Pareciera que en la administración local no hubiera dolientes para los crecientes problemas que padece la ciudad.

 

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