Sin embargo, una marcha promovida por políticos, sin ninguna duda no tiene otro afán que el político, y es ahí cuando aquel recurso de manifestación ciudadana pierde todo sentido.
Si bien lo ocurrido pudiera catalogarse por algunos como un hecho aislado, Venezuela desde tiempos inmemorables ha hecho uso de la incursión de militares en zonas fronterizas con el fin de generar incertidumbre.
Aquel evento que se llevará a cabo el día de hoy, por supuesto no podría compararse con lo ocurrido hace cerca de dos meses, cuando el mismo Donald y un grupo de guerrilleros pasaron armados y uniformados por Boquerón, y fueron recibidos con aplausos y bombas, por niños y adolescentes de un colegio de la zona.
Tales herramientas bien pudieran ser un arma de doble filo, si los adultos y quienes deciden permitir a sus hijos que las posean, no ejercen vigilancia y no ponen límites sobre su uso. Tanto los teléfonos inteligentes como las mismas redes sociales, sin ninguna duda han cambiado la forma de concebir el mundo.
Tal parece que el pastor Miguel Arrázola, su esposa Paula, quien también ha dejado ver su ira y su soberbia, además de enriquecerse y viajar por el mundo con dineros de la iglesia, estarían aprovechando su posición y por supuesto los diezmos para una próxima aspiración política en la ciudad de Cartagena.
Actualmente, es muy lamentable ver el nulo trabajo de algunos representantes nuestros en la Cámara, y de Senadores que algunas veces sin ser de la región vienen a cazar votos, alzar niños y besar ancianos en épocas preelectorales, pero luego de ello se olvidan de aquella gente a la que prometieron ayudar o simplemente escuchar.
Tal parece que aquel noble propósito de la ley de jubileo propuesta a razón de la venida del Papa, y aún en veremos, no alcanzaría a ser ni un pañito de agua tibia.
Probablemente ni el país esté preparado para asumir una tragedia de tal magnitud como la ocurrida en Perú, ni nosotros como ibaguereños tenemos la suficiente conciencia para tomar medidas mínimas de prevención, que, aunque pequeñas como aquella de mantener limpias las calles, pueden prevenir las distintas emergencias que se puedan presentar.
En Colombia, y en especial en el Tolima, las cifras de muertes por accidente siguen siendo altísimas, y frente a ello, pareciera que no hay cómo reducirlas.