Re descubrimiento de América

Columnista Invitado

Es esta época, en la que el mundo rememora la llegada de Colon a las Américas, con el nombre del Día de la Raza; se requiere hacer una reflexión sobre la pertinencia de celebrar o conmemorar esta fecha, dado que esta se tradujo en un complejo proceso que incluyó con el exterminio de los pueblos aborígenes y comprendió, además, siglos de dominación con un profundo intercambio cultural que llega hasta nuestros días. Desde la Concepción española se conoce a esta fecha como el momento histórico, cuando los europeos llegaron por primera vez al continente, bajo el auspicio de la corona española, tras la reconquista de Constantinopla por parte de los turcos, cerrando un paso comercial importantísimo entre oriente y occidente.
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Para los pueblos indígenas, esta fecha recuerda una historia de conquista, expoliación y opresión; que marca el inicio de una historia de sufrimiento, abriendo paso a la conquista y al período colonial, y a siglos de sometimiento y sujeción a otra lengua, a otra cultura, a otra religión y a otra visión. Esta fecha tiene un altísimo valor histórico y simbólico; en varios países de América se le ha cambiado su nombre: En Bolivia “Día de la Descolonización”, en Ecuador “Día de la Interculturalidad”, en Venezuela “Día de la Resistencia Indígena”, en Argentina “Día del Respeto a la Diversidad Cultural” y en Chile “Encuentro entre dos mundos”; estos cambios como una contrapartida a su propia invisibilización histórica.

Ese hecho violento hizo que se perdieran grandes avances de nuestras culturas durante la época precolombina, donde se desarrollaron extensos estudios astronómicos en Mesoamérica y en el imperio Inca; a nivel local los chibchas conocían la constelación de orión y reconocían la relación entre la salida heliacal de Sirio con el comienzo de la temporada de lluvias.

Los Pijaos, estaban organizados como sociedades de jefatura, consideraban sagrados muchos elementos naturales como los astros, eventos meteorológicos, fuentes de agua, seres vivos, vegetales, minerales y su propia existencia, practicaban una forma de animismo en donde todo formaba parte una sola unidad divina, pensaban que algunas acciones del hombre podrían afectarla y entonces para mantener ese equilibrio realizaban variedad de rituales con representaciones de ídolos en sus ceremonias sagradas, precedidas del ayuno de sus sacerdotes, a los que llamaban mohanes. Fue el adelanto en la tecnología militar lo que marcó la diferencia entre los 300 mil españoles que llegaron a América, enfrentados contra más de cincuenta millones de indígenas; para ello utilizaron el precepto divide y vencerás con alianzas entre tribus que mantenían diferencias.

Pero en este proceso de mestizaje, los españoles nos dejaron muchas cosas que se encuentran vigentes; dado que el mestizaje no solo fue sanguíneo, sino también de lenguaje, arte, música, gastronomía y hasta de sus extravagancias y  excentricidades como la siesta y esa peculiar forma de engañar a los demás; recordemos los secuestros de Atahualpa, de Moctezuma y el martirio de Cuauhtémoc.

Entonces nace en América esa nueva sociedad mestiza y es ahí donde hablamos del encuentro de dos mundos, pero conservando una autenticidad latinoamericana, como comunidad histórica y cultural, capaz de brindarnos un sentido de identidad que nos diferencie de los individuos pertenecientes a otras culturas, que parta de esa realidad con una historia, símbolos, iconos y personajes sus propios.

CARLOS EDUARDO LAGOS

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