Los tristes líderes de hoy

Columnista Invitado

Cuando en el mundo se habla cada vez más de empatía, respeto y transparencia, me parece sorprendente que hoy no solo se gobierne desde las redes sociales, sino que el tono de las decisiones es autoritario y radical.
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Y no me refiero a nuestro nuevo gobierno, pues es precisamente el caso, sino a los gobiernos corporativos, a la empresa privada. Así como muchos de nuestros líderes exigen que las cosas se hagan a su manera, los dos grandes magnates de las redes sociales, Elon Musk y Mark Zuckerberg parecieran estar en una batalla para demostrar que no son otra cosa sino “dioses” a los que en realidad sólo les importa el dinero. El nuevo dueño de Twitter, Musk, despidió a casi la mitad de sus trabajadores, así como Zuckerberg, de Meta, hizo lo propio con aproximadamente el 13% de su personal. Sin entrar en detalle de sus razones, lo que causó curiosidad son los tonos usados en cada uno de ellos.

Por un lado, Elon Musk, señalado de racismo, acoso sexual y prácticas antiempresariales en redes, promete un Twitter más abierto y transparente. Sin embargo, terminó el contrato de sus empleados a través de un correo electrónico (sin firma), enviado después de la jornada laboral; algunos inclusive descubrieron que sus trabajos habían terminado después de que no pudieron iniciar sesión en sus sistemas de comunicaciones. 

De forma casi paralela, esta semana, Meta tomó un enfoque un poco diferente. Una carta firmada por Zuckerberg y compartida públicamente en su sitio web, aceptando fallas en la gestión directiva de la compañía. Aun con su empático mensaje, se negó a hacer comentarios a la prensa después de su mensaje público, en donde no se olvida la confirmación de prácticas que han violado la privacidad de sus usuarios sin siquiera sonrojarse.

¿Será que lo que nos espera de los líderes de hoy es poca empatía, mensajes escuetos por redes o cuidadosamente elaborados, pero sin real compromiso? Ojalá, especialmente en estos momentos turbulentos, lo que realmente se vea es su lado más humano.

ÓSCAR MAURICIO REY

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