La inevitable partida de la ‘princesa de las nieves’ en Santa Isabel

Crédito: Tomadas Ideam / Suministradas / EL NUEVO DÍA.
La majestuosidad del paisaje que rodea a Poleka Kasué o nevado de Santa Isabel, se tiñe de pinceladas de tristeza ante la desaparición de su glaciar. En algunos años el Tolima tendrá un paramillo más.
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Entre el Tolima, Caldas y Risaralda, existe una ‘princesa de las nieves’ que poco a poco va desapareciendo ante la mirada impotente de las comunidades. Para aquellos que aún dudan de la existencia del cambio climático en el mundo, les bastaría mirar el Volcán Nevado del Santa Isabel y observar como su hermoso manto blanco o glaciar desaparece.

Así lo recordó en abril el embajador de Alemania para Colombia, Peter Ptassek, quien a su manera le dijo adiós a Poleka Kasué ‘doncella de la montaña o princesa de las nieves’ en la lengua de los indígenas quimbaya e indicó que en “los próximos años el Nevado de Santa Isabel se habrá transformado en paramillo de Santa Isabel. Así se les llama a los exnevados”, escribió en su cuenta de Twitter.

Dicha pérdida viene siendo monitoreada por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, por ejemplo, hacia el año 1850 el área del glaciar era de 27.8 kilómetros cuadrados (km2), luego en la década de 1980 el registro era de 6.4 km2, en 2010 ya se hablaba tan solo de 1.9 km2 y en 2020 tan solo de 0.45 km2. Esta información surge de la interpretación de fotografías aéreas e imágenes satelitales.

Nevado Santa Isabel

Entre las características del Santa Isabel se tiene que la cumbre está a los 4 mil 965 metros de altitud, igualmente, que su red hídrica por el flanco occidental, alcanza a llegar a los municipios de Villamaría (Caldas), Santa Rosa de Cabal y Pereira (Risaralda) a través de los ríos Claro, Otún y Campoalegre.

Mientras que por el lado oriental, surte los ríos Totarito, Azul y Mozul que pasan por Murillo y Santa Isabel (Tolima), afluentes que a su vez llegan al río Magdalena. Sin embargo, algunos expertos del Ideam han explicado que el pico máximo de aporte de agua fue entre el 2015 y 2016, por lo que en esta época es mínimo.

Se estima que a la ‘princesa de las nieves’ tan solo le quedan entre cinco y 10 años de existencia.

La desaparición de nevados no es del todo ajena para el Tolima, pues en el siglo XX pasó a ser paramillo El Cisne, ubicado en el límite con Caldas, específicamente, entre los complejos  volcánicos del Nevado del Ruiz (al norte) y el Nevado de Santa Isabel (al sur). Estos complejos se encuentran en la vía que conduce a la Laguna del Otún en el Parque Nacional Natural de los Nevados.

Igualmente, se recuerda el hoy desaparecido nevado del Quindío que engalanaba los límites de Tolima, Risaralda y el departamento al que debe su nombre.

Todos ellos, aun como paramillos, hacen parte del Parque Nacional Natural Los Nevados que se ubica en el corazón del Eje Cafetero, igualmente, se cuenta el complejo volcánico norte conformado por el volcán Nevado del Ruiz, cráteres La Olleta y La Piraña, el volcán Nevado del Tolima, y el paramillo Santa Rosa.

El  área protegida fue creada en 1974 con el fin de contribuir a la conservación de ecosistemas importantes a nivel mundial como los glaciares que quedan en el país, al igual que, los ecosistemas de súper-paramo, páramo, humedales alto andinos y bosques alto andinos.

Nevado Santa Isabel

Guardianes naturales

Alrededor de los nevados están los sistemas de páramo, para el caso del municipio de Santa Isabel se ubican en las veredas Totarito y La Estrella, lugares en los que se puede apreciar hermosos valles de frailejones, “a pesar de que son tan grandes (veredas) son las que menos están pobladas, las familias que viven allá son contadas y se ubican muy lejos una de la otra”, contó Johanna Cristina Ovalle Ávila, lideresa social de esta población

En medio de la majestuosidad de la naturaleza, hay marcadas necesidades en servicios básicos como energía eléctrica o gas, aunque se entiende que las condiciones para llevar infraestructura a estos lugares es compleja, Ovalle Ávila comentó que se podría pensar en soluciones amigables con el medio ambiente.

“Ellos tienen muchas necesidades, en cuanto a la luz se pueden implementar paneles solares, también se podría instalar biodigestores para la producción de gas.

“La alimentación es bastante limitada, porque con esas heladas es imposible sembrar cualquier tipo de hortalizas, son necesarios los invernaderos”.

La lideresa indicó que lo que busca exponer es que las comunidades que coexisten con la riqueza natural y son vigías, tienen bastantes limitaciones, por ello, “mi invitación es que el Estado no abandone a la gente de la comunidad que vive en los páramos, que tratemos de ayudarlos, respaldarlos, brindarles un bienestar.

“Y que ellos se conviertan en los guardianes de la biodiversidad, de los cóndores, osos, pumas y del mismo Nevado como tal, porque ellos aman el páramo”.

Otra de las propuestas es impulsar el ecoturismo en esta zona, pues paradójicamente por el lado de la población de Santa Isabel, no se cuenta con una ruta autorizada para ingresar al Nevado, se debe hacer por Manizales, lo que significa que los beneficios que dejan los visitantes se queden en la región vecina.

Johana Cristina recordó que el invierno deja hasta la fecha fuertes estragos, en temas de vías y cultivos, por ello, el turismo rural sería una posibilidad de subsistencia e inclusive permitiría  reducir la ganadería.

De otro parte, hace algunos años surgió la idea de crear la ‘Ruta del Cóndor’ porque en las veredas Totarito y La Estrella, se ve esta ave insignia con relativa frecuencia, asimismo, se buscaba visibilizar la población.

Lamentablemente, el proyecto se tuvo que frenar a raíz de la muerte de Carlos Aldairo Arenas Salinas ‘Cejas’ en 2019, al parecer a manos de un grupo armado de disidencias de las Farc.
Pasados tres años y tras terminarse la contienda electoral, se piensa retomar la iniciativa para impulsar una zona que tiene un gran potencial natural que, indiscutiblemente, necesita ser protegido y resguardado, por medio del turismo comunitario.

Dato

Según la Organización de las Naciones Unidas, el aumento de las temperaturas a lo largo del tiempo está cambiando los patrones climáticos y alterando el equilibrio habitual de la naturaleza. Esto supone muchos riesgos para los seres humanos y todas las demás formas de vida de la Tierra.

Credito
XIMENA VILLALBA C.

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