Exmiembros del secretariado reconocen casos de violencia sexual a secuestrados

Frente a frente y por tercer día consecutivo siete exmiembros del Secretariado de las Farc reconocieron su responsabilidad por los secuestros que cometieron en el país en el marco del conflicto. Esta vez por aquellos que ejecutaron para ejercer control territorial.
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Según la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), bajo esta política se presentaron múltiples secuestros por considerar que alguna persona era su enemigo o infiltrado, al catalogarlo, principalmente, como colaborador de la Fuerza Pública o de los paramilitares. También se presentaron secuestros por castigos.

“Hoy venimos a reconocer la conducta tal y como fue, en la que cuando estábamos en el alzamiento la justificamos porque no pagó la multa, no abrió el camino, es un desconocido, es enviado por el otro bando, no está acogiendo las normas, está rompiendo el tejido social. Hoy no es justificatorio”, dijo Pastor Alape al hacer tanto un reconocimiento colectivo como individual.

Alape reconoció además la responsabilidad del Secretariado por no ejercer control para que no se presentaran malos tratos a las víctimas “como violaciones sexuales que llegaron a producirse. Por eso estamos asumiendo esa responsabilidad”.

Rodrigo Londoño, quien fue conocido en la guerra como ‘Timochenko’, por su parte, además de reconocer su responsabilidad pidió perdón. “La guerra es un espiral de odio donde fácilmente se pierde el juicio de la realidad y se actúa bajo la ceguera de la violencia y la paranoia. Eso nos llevó a ver enemigos donde no los había, desconfiar de quien no debíamos y ver peligro donde no existía”.

Dijo además que reconoce que a los secuestrados los obligaron a realizar trabajos de la vida cotidiana, transportando guerrilleros o arreglos de carreteras, y que si se presentaron hechos de violencia sexual. “No fue una política de la organización, pero sin duda fueron crímenes”.

En el marco de esta diligencia Jaime Alberto Parra más conocido en la guerra como ‘El Médico’ también reconoció su responsabilidad en esta política. “Soy responsable por omisión y cadena de mando por delitos como homicidios, desaparición forzada, tratos crueles e inhumanos y tortura que afectaron la dignidad de los secuestrados y sus familias”.

Asumió su responsabilidad también por omisión sobre la deficiente salud física y mental de los secuestrados y dijo condenar el secuestro y la desaparición forzada “No existe justificación para haber cometido estos graves crímenes”.

La diligencia, que marca un hito para la paz en Colombia, estuvo ambientada tanto en el interior del salón de la Biblioteca Virgilio Barco en Bogotá, donde se realizó el encuentro, como fuera de él, por imágenes y frases de las víctimas que sufrieron de este flagelo.

Víctimas

POTENCIALES ENEMIGOS

Secuestrar a potenciales enemigos, al considerarlos como colaboradores de la Fuerza Pública o porque no los conocían, es una de las modalidades, según la JEP, de esta política.

Alexander Bayona un estudiante de ingeniería ambiental de la Universidad Nacional, fue secuestrado junto con su compañero de estudios, Alberto Gonzales, el 18 de marzo de 2000, en Palmira, Valle del Cauca. Nunca se volvió a saber de ellos. 

Su padre, Vladimiro Bayona, lo recordó como un joven estudioso que al momento del secuestro solo tenía en su maleta objetos de estudio. “Muy seguramente si el dirigente el captor de mi hijo hubiera tenido un poquitico análisis lógico de que esos dos estudiantes, Alex y Beto, próximos a ser ingenieros ambientales ¿Que llevaban en sus morrales que pretendían acabar con su estructura?. Acaso les encontraron una R-15 o un Ak-47”, se preguntó.

Antes de culminar su intervención, con la voz entrecortada, le pidió a Pablo Catatumbo, darle la oportunidad de irse de este mundo, sabiendo dónde enterré a mi hijo.

Una historia similar es el secuestro de Jesús Antonio Molano y Osser Saavedra, junto a otras personas, cuando iban en un carro de Bogotá a Villavicencio (Meta) en marzo de 2005 y luego asesinados. Menfis Molano hija de Jesús Antonio calificó sus acciones como “no menores que los que sucedieron en el holocausto nazi”.

El único sobreviviente de ese secuestro, Gustavo Trujillo, fue devuelto en un carro bomba a la libertad y hoy sigue enfrentando las secuelas de ese secuestro. Ante esto Menfis y Aura Saavedra, hija de Osser, les pidieron decir la verdad.

Ante estas intervenciones Julián Gallo tomó la palabra y además de reconocer su responsabilidad en estos hechos dijo que Colombia no va a poder avanzar hacia la paz, “si quienes somos responsables no damos la cara, no asumimos esas responsabilidades, pero si no somos capaces de generar los puentes y recomponer el tejido desgarrado por más de 200 años de guerra”.

Además calificó como mentes enfermas lo que le pasó a Gustavo Trujillo “nos avergüenza profundamente”.

Pablo Catatumbo, quien también intervino durante este segmento, aceptó su responsabilidad por las decisiones que tomaron de recurrir al secuestro como arma de guerra. “Como era de esperarse esta práctica autorizada y estimulada por el secretariado no solo se extendió por unidades y frentes guerrilleros, sino que degradó a niveles que pudiéramos llamar repugnantes, que llegaron a hacer que mucha gente llegará a odiarnos”.

Dijo además que en la guerra escuchaban los ruidos de bombas, helicópteros, tiros pero no caras “Hoy este proceso nos ha permitido ver la  cara de horror, verle la cara a ustedes, saber que ustedes fueron las víctimas. Hoy no somos los mismos de antes”, puntualizó.

 

Credito
Colprensa

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