¿Volver al tapabocas? Las partículas tóxicas del aire llegan directo al cerebro

Crédito: Archivo/ El Nuevo Día
Un nuevo estudio encontró que las partículas tóxicas del aire pueden ir directamente del pulmón al cerebro. Una vez ahí las partículas son difíciles de eliminar y se retienen durante más tiempo que en otros órganos.
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Más allá del coronavirus, el tapabocas también sirve para mantener alejados otros patógenos y partículas tóxicas que están en el aire.

Y es que un nuevo estudio de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), demostró que inhalar aire contaminado podría hacer que las partículas tóxicas viajen desde los pulmones hasta el cerebro. Esto ocurre a través del torrente sanguíneo y podría contribuir a la aparición de trastornos cerebrales y daños neurológicos.

Por la reciente publicación de la universidad, el tapabocas vuelve a estar en la conversación, y quizá se quede dentro de la vida de muchos, por un buen rato. 

¿Qué encontraron?

Los científicos de Reino Unido, y de diversas instituciones científicas de China, revelaron que encontraron diversas partículas finas en el fluido cerebroespinal humano tomado de pacientes que habían sufrido trastornos cerebrales. Esto puso de manifiesto un proceso que puede dar lugar a que las sustancias tóxicas en forma de partículas acaben en el cerebro, explica un comunicado de la citada universidad.

Iseult Lynch, de la Universidad de Birmingham, señala que existen lagunas en el conocimiento sobre los efectos nocivos de las partículas finas en el sistema nervioso central. “Este trabajo arroja nueva luz sobre la relación entre la inhalación de partículas y su posterior desplazamiento por el cuerpo”, aclara.

¿Cuáles son las implicaciones?

Los datos sugieren que hasta ocho veces más partículas finas pueden llegar al cerebro viajando desde los pulmones, a través del torrente sanguíneo, que pasando directamente por la nariz.

Según los autores, estos resultados añaden nuevas pruebas sobre la relación entre la contaminación del aire y los efectos perjudiciales de dichas partículas en el cerebro.

¿Y qué hacemos con la contaminación por tapabocas?

Las mascarillas quirúrgicas pueden tardar hasta 400 años en descomponerse.

La Organización de Naciones Unidas, ONU, ha alertado que la mala disposición podría llevar a que el 70 % de estos implementos termine en los océanos y hasta un 12 % de ellos, sea quemado, causando en ambos casos, graves impactos por contaminación. 

La ONG Oceans Asia reveló que durante 2020 se arrojaron a los mares de todo el planeta cerca de 1.560 millones de tapabocas, lo que representa seis mil toneladas más de contaminación.

Ante la situación, la ONU abrió una convocatoria, a partir de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, para diseñar proyectos que disminuyan los impactos de este tipo de contaminantes. La Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad de los Andes y la Universidad del Rosario estaban trabajando en uno de esos proyectos. Fue aprobado y se desarrolla la investigación para afrontar esta problemática mundial.

“Analizamos de qué están hechos los tapabocas y es un tejido de plástico principalmente de polietileno y, en algunos casos, de polipropileno. Este es el mismo material de las bolsas plásticas o de los frascos de champú, pero dada su composición, y sobre todo su uso, no es un material que se pueda reciclar”, expone Luis David Gómez, profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad Javeriana y uno de los investigadores de este proyecto, a través de la página web de la universidad.

La contaminación del aire

La contaminación atmosférica la componen muchos componentes tóxicos. Una mezcla de pequeñas partículas sólidas y líquidas se encuentra en el aire.

Estas partículas se dividen en categorías según su tamaño y las especialmente finas, las PM2,5 y las PM0,1, son las más preocupantes en cuanto a los efectos perjudiciales para la salud.

En concreto, las partículas ultrafinas son capaces de escapar a los sistemas de protección del organismo, incluidas las células inmunitarias centinelas y las barreras biológicas.

Recientemente se ha demostrado que existe una fuerte relación entre los altos niveles de contaminación atmosférica y una marcada neuroinflamación, cambios similares a los que se producen en el alzhéimer. Los principales afectados han sido las personas mayores y los niños.

El equipo de científicos de la Universidad de Birmingham descubrió que “las partículas inhaladas pueden entrar en el torrente sanguíneo, llegando finalmente al cerebro y provocando daños en la barrera cerebro-sangre y los tejidos circundantes”.

Una vez en el cerebro, las partículas son difíciles de eliminar y se retienen durante más tiempo que en otros órganos.

Aunque estos resultados ofrecen nuevas pruebas de los riesgos de la contaminación por partículas para el sistema nervioso central, los científicos recomiendan que se investigue más a fondo la mecánica de cómo las partículas finas ambientales inhaladas logran llegar al cerebro.

¿Cómo protegerse de la contaminación?

1.Usar tapabocas.

2.Acudir a lugares con presencia de árboles. Parques, montañas u otros sitios lejanos del espacio urbano.

3.Tomar rutas alternativas a las de mayor tráfico. No salir en horas pico.

4.Evitar la actividad física en zonas de alta contaminación.

5.Lavarse las manos con agua y jabón varias veces al día.

6.Practicar disciplinas que fortalezcan al sistema respiratorio: natación, yoga, fútbol, atletismo o ejercicios de respiración profunda.

 

Credito
EL NUEVO DÍA

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