Acciones sin etiquetas para ser una voz de la población carcelaria

Crédito: Colprensa - EL NUEVO DÍA
La actuación le permitió a Johana Bahamón conocer las problemáticas que hay detrás de las rejas, la dura realidad la impulsa a trabajar arduamente para llevar a estos lugares una segunda oportunidad.
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La caleña Johana Bahamón habló con EL NUEVO DÍA sobre los logros que ha alcanzado en los últimos ocho años con su fundación Acción Interna, labor que le permite dar esperanza a miles de personas que se encuentran privadas de la libertad.
En diálogo con el columnista Guillermo Pérez, la actriz narró que ha sido un trabajo que le cambió la vida positivamente, tanto así que tomó la decisión de alejarse de las pantallas con la convicción de ayudar a los internos a narrar sus experiencias y a que iluminen sus vidas con nuevos retos.
“Ya no quiero ser protagonista de nada, quiero que ellos sean los protagonistas y que ellos cuenten sus historias y si puedo ser un medio para facilitarlo, acá estoy a la orden”.
Como conocedora de la realidad que se vive al interior de las prisiones del país, opinó que con la reciente ley que permite una excarcelación en algunas excepciones para prevenir la pandemia, se generó gran temor en la sociedad.
“Pensaron que iban a salir todos los que están en la cárcel a seguir delinquiendo y creo que ahí hay una estigmatización, y es en lo que trabajamos con la fundación Acción Interna, en desestigmatizar a las personas privadas de la libertad, porque no todos los que están en la cárcel son culpables, no todos son violadores ni asesinos, entonces creo que hay que aprovechar este contexto que estamos viendo ahora, para ser un poco más empáticos con nuestra población carcelaria”.  
Agregó, que en medio del confinamiento las personas se quejan por el prolongado encierro, “pero estoy segura que esas cuatro paredes miden mucho más que 3 x 2 metros cuadrados que es lo que mide una celda en una cárcel de Colombia y la están compartiendo ocho personas.
“Hay un baño que están compartiendo con 150 personas y están sin sus seres queridos, están comiendo unos alimentos que no son lo mejor, entonces creo que es un buen momento para generar esta empatía con nuestra población carcelaria que así esté aislada y recluida, igual hace parte de nuestra sociedad”.
Acción Interna cuenta con el apoyo del Ministerio del Interior y del Inpec, lo que le ha permitido crear un convenio para trabajar en todas las prisiones del país, esta ‘libertad’ de ingreso se la ganó mostrando los resultados en temas de productividad, cultura y de resocialización.
Por ello, al preguntarle por la grave situación del centro penitenciario de Villavicencio, contó que el problema de hacinamiento es generalizado, “Riohacha (La Guajira) es una cárcel para 90 personas y hay 537, está con un hacinamiento de más del 400%.
“Esto es algo complicado para la pandemia, pues es muy difícil controlarla allá adentro, primero por los pocos recursos de salubridad que hay, que para nadie es un secreto, no es algo nuevo; segundo porque con ese hacinamiento no puede haber distanciamiento social, entonces es muy fácil que la pandemia se reproduzca, es más, en Villavicencio se está reproduciendo seis veces más de lo normal dentro de esa cárcel”.

Las segundas oportunidades funcionan 

En la Fundación se trabaja temas como Crecimiento Interno, estrategia enfocada a la parte personal y espiritual, rehabilitación de adicciones y apoyo psicosocial. 
La segunda es Arte Interno, lo cual está relacionado con el arte y la cultura e incluye el Festival de Teatro Carcelario, que va para su cuarta edición. Y la tercera línea “es Trabajo Interno, toda la parte de productividad, para que las cárceles no solo sean centros de reclusión sino centros productivos, ahí está por ejemplo, el restaurante de la cárcel de Cartagena o la agencia de publicidad de la cárcel La Modelo de Bogotá”. 
En medio de la cuarentena el trabajo no para, pues Johana con su Acción Interna busca continuamente apoyo para llevar a los reclusorios elementos de bioseguridad para los internos, la guardia y el personal administrativo. 
Y justamente en medio de este trabajo, la valluna visitó hace una semana el Coiba de Picaleña “conozco la situación difícil en la que están, dejamos para todos los internos hombres y mujeres, tapabocas, máquinas industriales de fumigación, jabones, shampoo, la de Picaleña la tenemos presente, la llevamos en nuestro corazón, la queremos mucho”. 
Finalmente, indicó que “he aprendido en la cárcel a liberarnos mentalmente, los que estamos afuera vivimos mucho más encarcelados mentalmente que los que están adentro, con prejuicios, miedos estigmatizaciones y en el momento en que uno los suelta, libera su mente y corazón, realmente la vida se transforma, mi vida se transformó hace ocho años gracias a las personas que están privadas de la libertad”.

Credito
EL NUEVO DÍA

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