Volvió a vibrar el Santo Domingo

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
El teatro mayor Julio Mario Santo Domingo se convirtió, por segunda vez consecutiva, en testigo de reencuentros y recuerdos, en la apertura de la edición 26 del Festival Nacional de la Música Colombiana.

Como todo lo extraordinariamente bueno se repite, por segunda vez el teatro mayor Julio Mario Santo Domingo, de Bogotá, se quedó corto ante la emoción que suscitó el concierto de apertura del Festival Nacional de la Música Colombiana.

Para esta edición, la número 26, la lluvia que en horas de la tarde del miércoles cayó sobre la capital del país quiso anticiparse a la atención de los casi mil 150 espectadores que acudieron a uno de los más grandes recintos culturales de la ciudad.

Pero realmente lo que hizo vibrar al escenario fue el aguacero de aplausos manifestados ante cada uno de los siete actos que la Fundación Musical de Colombia tenía preparados para celebrar esta fecha especial, de la mano de sus dos concursos insignes.

Primeros actos

La primera presentación en acaparar los sentidos fue la del tenor ibaguereño Juan Carlos Villarraga, quien, junto con el reconocido pianista Juan Pablo Luna, conquistó corazones con el Bunde tolimense, el recientemente inaugurado himno de Ibagué y 'Hurí', himno de la Fundación.

Cuando los sentimientos estaban en lo más alto, luego de tan magistral muestra, la presidenta de la entidad, Doris Morera de Castro, dejó hecha, como es de costumbre, la invitación a que los colombianos en general acudan entre el 12 y el 19 de marzo a la Capital Musical.

“Prográmense para una semana llena de festival y de música”, expresó, a la vez que agradeció la presencia del alcalde Luis H. Rodríguez y su esposa, Luz Amparo Noreña, al igual que el exmandatario Jesús María Botero y su esposa, Silvia Cristina Ortiz, y el comandante de la Policía Metropolitana, coronel Fernando Murillo.

Acto seguido, una de las razones de ser de este festival: los niños. En 100 voces de los Jardines Musicales para la Convivencia, de la Fundación, se condensó la picardía de 'Jugando al eco', 'No creo en el coco' y 'Los capitanes de la comida', con la solemnidad y el amor por la tierra del porro 'Ibagué' y la guabina 'Vivirás mi Tolima'.

Y en el marco de un homenaje íntegro a la melodía colombiana llegó el guitarrista nariñense Daniel Moncayo, docente del Conservatorio del Tolima, para rendir un sencillo pero amoroso tributo póstumo al desaparecido músico ibaguereño Gentil Montaña, que evocó recuerdos sin fin de su carrera artística.

Primer 'plato fuerte'
Fueron Lina y Julián y Vivir cantando los duetos encargados de revivir algunos de los mejores momentos del concurso nacional 'Príncipes de la Canción'. El primero, ganador en 1995; el segundo, en 2011, en su edición 17.

Lina y Julián dejaron en el escenario la muestra de que siguen conformando un dueto joven y, a la vez, respetuoso de las manifestaciones tradicionales de la región, y las alternaron con el violín, la tambora, la flauta y hasta el baile. Los aplausos iban y volvían.

Por esta unión de voces corrieron el bambuco 'Canta tiple', de Héctor Ochoa; la danza 'Negrita', de Luis Dueñas; el bambuco fiestero 'Alma campesina', de Ana María Naranjo, y el bambuco 'Ricardo semillas', de Nelson Osorio.

Sin embargo, al llegar el momento del dueto vallecaucano Vivir cantando, sólo apareció en tarima Fernando Salazar Wagner: algo se presentía, y él mismo lo confirmó: 'Lucho' Vergara había sido hospitalizado en la Clínica Santa Fe, tras sufrir una complicación de salud.

“Con su corazón y su espíritu, él está con ustedes. Espero se recupere pronto”, expresó, ante un auditorio que lo aplaudió sin esperar y ante las tímidas lágrimas que dejó escapar sobre el escenario.

El también compositor inició con una de sus obras, la guabina 'El canto de mi tierra'; pero el goce del público se extendió hasta cuando terminó su repertorio, compuesto por el bambuco 'La trapichera', de Jorge Villamil, y la danza 'No me volviste a escribir', de José A. Morales.

Lo más especial
Una comunión magistral de cerca de 30 voces infantiles, jóvenes y adultas, sumadas a guitarras, tiples y tamboras, llegó con la Coral Ciudad Musical, grupo que con sus rabo'egallos amarillo, verde y rojo exaltó el lugar donde fue creada.

Sin duda, el estar vigentes por más de 40 años en la escena típica de nuestra región les mereció los más calurosos aplausos, al compás de una serie de obras musicales, una de ellas en homenaje al desaparecido músico Miguel Ospina: 'Dulce Coyaima indiana'.

Y así, entre guabinas, danzas, bambucos, bambucos fiesteros y sanjuaneros desfilaron estos talentos, entre ellos el de dos niños que desde el principio se robaron las miradas y los aplausos del público.

Para concluir con todos los honores esa noche de gala llegaron la reconocida cantante vallecaucana Beatriz Arellano y el eminente organista nacional Jaime Llano González, en una rara mezcla de picardía, elegancia y sentimiento.

Con bambucos, pasajes y pasillo emocionaron al público, incluso cuando a la tarima subió Juan Consuegra, sobrino de la vallecaucana, con quien entonó 'Hay que sacar el diablo', invitando a reconocer que “sólo el bambuco tiene permiso de hacer llorar el alma de admiración”.

Credito
HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ

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