Simón Vélez también sueña con el gramófono dorado

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
En la labor de la ingeniería de sonido del cantautor uruguayo ha estado un bogotano, que se siente muy a gusto con la exigencia y el cuidado que la misma demanda.

Con ‘Bailar en la cueva’, el cantautor uruguayo Jorge Drexler ha sumado nuevos grandes logros, entre ellos un premio Latin Grammy. Ahora, con una nominación en la categoría anglo al Mejor álbum rock, urbano o alternativo latino, el premio puede llegar no solo al intérprete, sino también al equipo de trabajo que hizo parte de esta producción discográfica.

Lo interesante es que dicho disco, en su mayoría fue grabado en Colombia con sonidos autóctonos y una buena cantidad de talento nacional, entre los que se destaca Simón Vélez, un joven que con 24 años ya trabaja en las grandes ligas de la industria de la música en Los Ángeles (Estados Unidos).

Se ha dedicado, y en el álbum de Drexler lo hace, a la ingeniería de sonido, una labor que reconocen quienes saben del quehacer discográfico, siendo vital para lograr que una producción suene como debe.

Vélez dice que la suerte en la vida lo ha acompañado, pero también que las oportunidades las ha sabido aprovechar, al estar preparado para cada reto. En Hollywood, donde reside, hace parte del equipo de producción de Daptone, uno de los más importantes sellos discográficos independientes en Estados Unidos.

Buscando una mejor preparación académica, hace años se trasladó a Los Ángeles y realizó sus estudios en la escuela LA Recording School y, buscando sus prácticas profesionales, no dudó en enviar su hoja de vida a las oficinas de Daptone, recibiendo una respuesta positiva, para su sorpresa y el asombro de sus demás compañeros de estudio.

En la ‘Meca’

- ¿Cómo es el trabajo en Los Ángeles?

Muy diferente a lo que la gente pensaría que es. Allí, pese a ser una de las principales disqueras independientes de Estados Unidos, todo lo hacemos en un estudio pequeño hecho por nosotros, tres personas, todo desarrollado en cinta análoga a ocho canales, con cierto grado de artesanía. Es mucho más familiar, mientras que en Colombia, con mi experiencia, las producciones se hacen de manera algo rara o industrial. Se arman los equipos rápidamente y así mismo se desintegran.

- ¿Esa forma de trabajo es especial de la disquera o es la que se acostumbra en Los Ángeles?

Es el sello de Daptone, quizás la única que lo hace así en Los Ángeles, donde no hay toda la tecnología que se acostumbra ahora, por lo que se logra que lo grabado sea lo que queda, y se evita que se pueda moldear a través de un computador.

- ¿Cuáles son las ventajas de trabajar así?

Se restringe más, se deben tomar decisiones oportunas y existen más riesgos. Es como si un fotógrafo hiciera su trabajo con una cámara de rollo, tiene sólo un número de tomas y de ahí debe sacar su producto. Quizás en el cuarto oscuro puedes mejorar la luz o el brillo, pero no puedes hacer que siete tomas se conviertan en una sola, como si lo hace un computador. En los estudios llenos de tecnología graban cada instrumento por separado, luego los pulen en un computador y finalmente unen todo. Nosotros lo grabamos todo al tiempo y se hacen las tomas necesarias, hasta que una sea la óptima.

- ¿Muy diferente el panorama de la industria musical de Estados Unidos con la de Colombia?

Existe mucha incertidumbre dentro de la industria. En Estados Unidos hay mucho respeto al músico y quienes producen en la música. Creo que en Colombia aún falta mucho por avanzar en esta cultura.

“LA EXIGENCIA AUMENTA”

- ¿Cómo ha vivido todo lo que ha ocurrido con el disco ‘Bailar en la cueva’?

Ha sido maravilloso, porque es un disco que logró varias nominaciones al Latin Grammy y obtuvo uno de los gramófonos. Además, ahora se puede llevar un Grammy anglo, lo que es una gran alegría, pero a la vez, es importante en tu hoja de vida, porque dentro de la industria, se respetan mucho este tipo de galardones.

- ¿Cómo es el trabajo de un ingeniero de sonido?

Es el encargado de materializar todo lo que se grabó en el estudio y, en especial, solucionar lo que no salió bien allí. La relación es muy cercana con el artista y con el productor, para saber cómo quieren que suene, qué sonido buscan y con qué efectos, porque al ingeniero nadie le cubre los errores. Cuando trabajas con artistas del nivel de Drexler, son muy pocos los errores que encuentras, pero la exigencia aumenta y hay que ser muy cuidadoso con cada uno de los pasos a seguir.

- ¿Cómo es un día de grabación siendo ingeniero de sonido?

Es el primero que llega al estudio de grabación y se asegura que todos los elementos están listos para lo que se grabará ese día. Cada detalle cuenta y hay que prepararse mucho, porque algo siempre puede fallar, así que tienes en la manga planes B y C.

- ¿Cómo llegó a la producción de Jorge Drexler?

Sigo trabajando en Daptone, pero debí volver a Colombia por unos meses para trámites de visa. Mis jefes en Los Ángeles me contactaron con productores en Colombia, como el británico Will Holland; a través de él conocí a Mario Galeano, quien, sin saberlo yo, estaba buscando el equipo de producción en Bogotá para realizar el disco de Drexler. Al conocerme y saber lo que he hecho en Los Ángeles, me invitó a participar.

- ¿Qué ha venido después de su trabajo en 'Bailar en la cueva'?

Se me han abierto puertas. Tan sólo en 2014 trabajé en más de tres producciones discográficas, con muchas propuestas e ideas para seguir.

- ¿Cómo fue trabajar con Jorge Drexler?

Maravilloso. Un gran músico que es fresco, relajado y a la vez trabajador, con las cosas muy claras de qué quiere y cómo lo quiere. Un gran aprendizaje. 

Credito
COLPRENSA

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