En la memoria del mundo

La radiodifusora fue pionera en el desarrollo de un modelo educativo, imitado por otras emisoras católicas latinoamericanas en Chile, Argentina, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela y Nicaragua.

Esta semana, Alexis De Greiff, director de la biblioteca Luis Ángel Arango (Blaa), recibió de Saadia Sánchez Vegas, directora de la Oficina de la Unesco en Quito y representante de la Institución para Bolivia, Colombia, Ecuador y Venezuela, el certificado oficial que reconoce la Colección Documental de Radio Sutatenza como parte del Registro Regional de Memoria del Mundo.

La colección, conformada por más de 150 mil documentos, y que está disponible para consulta del público en la Blaa, es testimonio de un proyecto educativo sin precedentes en el mundo que impactó la vida de millones de campesinos en Colombia y Latinoamérica.

El reconocimiento, otorgado en 2013 por el Comité Regional para América Latina y el Caribe, del Programa Memoria del Mundo de la Unesco, resalta además el valor documental, la integridad y la conservación de los materiales de la colección, así como el trabajo de preservación, catalogación, difusión y acceso público que con ella desarrolla el Banco de la República por medio de distintas áreas de la Blaa.

En 2008, la Fundación Acción Cultural Popular (ACPO), promotora del proyecto Radio Sutatenza, entregó al Banco la colección íntegra, con el único objetivo de ponerla al servicio de investigadores y del público general en la Blaa.

La campaña de alfabetización rural masiva, que entre 1947 y 1994 promovió en el país ACPO-Radio Sutatenza, fue una iniciativa pedagógica y de doctrina que se convirtió en una gran industria cultural, pionera en el uso de la radio y la multimedia, y cuyo archivo ofrece innumerables posibilidades para la investigación histórica.

¿De qué se compone

la Colección?

La colección incluye más de un millón 500 mil horas de grabaciones con el audio de los programas que transmitió la emisora, los guiones que se usaron, la colección completa de mil 635 ediciones del periódico ‘El Campesino’, cientos de discos de acetato o vinilo con grabaciones para las escuelas radiofónicas y de las campañas adelantadas (las de Reforma Agraria y Procreación Responsable fueron las más importantes), gran cantidad de publicaciones impresas, así como documentos de registro del programa educativo (hojas de vida, fotografías, diapositivas, sonovisos, películas de 16 mm, y videocasetes) y un acervo de más de un millón 300 mil cartas que dan cuenta de la comunicación entre los campesinos y los líderes que impulsaban la alfabetización en sus regiones.

“De este fondo documental se destacan dos corpus importantes: por un lado, las hojas de vida de los más de 20 mil estudiantes que incluyen los formularios de inscripción al programa educativo, y documentos detallados que permiten conocer las condiciones de vida y el entorno socioeconómico y educativo de los jóvenes campesinos, lo que las convierte en fuente primaria para el conocimiento de un sector social poco estudiado en Colombia. Por el otro, en el intercambio epistolar hay una fuente para la historia cotidiana de los usos y las costumbres, de la forma de vivir, hablar y escribir del campesinado colombiano”, resalta Diana Restrepo, directora técnica de la Blaa.

Credito
EL NUEVO DÍA

Comentarios