Y todo porque esta nueva obra, de cerca de 20 minutos entre texto, poesía y música sinfónica, va dirigido a los 70 años que cumple la Universidad del Tolima, alma máter que lo ha acogido en las más recientes cuatro décadas.

“Estoy feliz, porque siento que dejamos un canto de alegría y de esperanza que sale de una universidad que ha tenido momentos tan difíciles como los de una universidad pública”, explica al respecto el músico y compositor.

Las cantatas que ha traído al pentagrama este músico tolimense por lo general han sido escritas para que el Coro de la Universidad, que dirige desde hace 40 años, las entone. En esta oportunidad no fue la excepción.

Al ser conformado por estudiantes de distintas carreras, siente Zambrano Rodríguez que la obra adquiere una carga más fuerte.

“Fue con toda la alegría y la ilusión de que la gente del Coro se sintiera cantando algo personal, que era lo que me interesaba: así lo hizo, y me sentí feliz”, describe.

Trabajo colectivo

Esta composición, de cuatro movimientos (‘No nació para el olvido’, ‘Ya vienen los vivanderos’, ‘Avanzamos por la academia’ y ‘En busca de la excelencia’), tiene el aporte literario del profesor y escritor Libardo Vargas Celemín.

“Es un recorrido histórico sobre la trayectoria de la Universidad, como se ha hecho en épocas anteriores, cantando, como es el caso de ‘Tierra’ (una carta del jefe Seathl al presidente Franklin K. Pierce)”, recuerda.

Por eso, indica que llevar a la partitura la cantata No. 25 y luego a un escenario fue algo muy comprometedor, “no tan sencillo, pero fue con entusiasmo y alegría, sobre todo para dejar a la gente joven esos aspectos propios de la vida universitaria”.

Escribir la melodía coincidió con un viaje a México, viendo las pirámides y descubriendo cómo “allá están orgullosos de su cultura indígena, aunque esté desaparecida, porque reconocen que fue muy importante”.

Por eso, cuenta, la melodía se cierra con parte del estribillo del Canto Mayor de la alma máter, que reza ‘Somos Universidad, cantemos todos de pie, la mano en el corazón, cantemos de viva voz’.

“Es un mensaje bien lindo al tomar el ‘Somos universidad’ del Canto Mayor, porque todo el que llegue a la Universidad termina siendo de ahí, aunque haya una portería”, dice.

Y asegura que el propósito es que la historia se siga escribiendo, ya sea a partir de los más jóvenes, por eso el mensaje explícito de los 70 años de la institución.

“Dentro de cinco años tocará que otro venga y escriba, ya que uno ya va saliendo. Hasta hoy estamos diciendo ‘hemos luchado’, alguien nos entregó la Universidad y nosotros la entregaremos a los que siguen”, considera.

“Lo importante -agrega- fue haberla hecho esta noche (jueves), pero el rector (José Herman Muñoz) me decía que al ser la Universidad de cubrimiento nacional se haga un concierto en Bogotá”.

“No son obras escritas para estar presentando ni para venderlas, porque son obras para un momento que celebramos los ibaguereños y tolimenses”, puntualiza.

De importancia ante la Nobel

El canto de no nacer para el olvido, de resistir todo tipo de opresión y de unir concepciones diferentes de la vida con miras a un objetivo común fue lanzado frente a la premio Nobel de Paz guatemalteca Rigoberta Menchú, lo que guarda una connotación especial, según Zambrano.

“Hubo una comunión muy bonita y se sentía el espíritu de una persona muy bella, reconocida e importante; uno siente al estár haciendo música en el escenario que hay respaldo del público, pues si está conectado, uno hace maravillas como esa noche, al percibir que estábamos identificados, todos en un mismo punto y mirando hacia un mismo lado.

“Con ella (Rigoberta) lo pudimos certificar, con su afecto, con las palabras que nos dijo y en el momento de las obras que le presentamos. Me parece que su presencia fue muy importante para todos y nos comunicó mucho más con el mundo”, asegura.