Fáber E. Cardozo, en buena armonía con su fagot solista

CAMILO YEPES - EL NUEVO DÍA
La disciplina y el sacrificio han sido por años el motor de vida de Faber Enrique Cardozo Castro, un ibaguereño de 26 años que siempre tuvo claro que el fagot sería su fiel cómplice.

Este instrumento lo cautivó mientras cursaba Sexto, en el entonces Bachillerato Musical, donde hoy se erige el Conservatorio del Tolima, gracias a una invitación fortuita hecha por el maestro Jaime Cuéllar, a quien agradece por esa incursión que hasta ahora le ha significado mucho éxito.

Para alcanzar esta cima, Fáber, ahora radicado en Bogotá, se contagió de la motivación de haber vivido en el campo, más precisamente en la vereda Cay, una experiencia que para él implicó ser “más responsable de mis cosas”.

Y es que él, con mucho orgullo, se considera campesino al recordar incluso esas caminatas de media hora para tomar el transporte que lo llevara a su centro de estudios, recorrido que repetía cuatro veces al día, pues almorzaba en su casa y regresaba en la tarde a seguir su formación.

De allí se graduó en 2007 como bachiller y continuó su rumbo hacia Bogotá, donde siguió en la Universidad Nacional, “estudiaba ocho horas diarias y esas son cosas que dan fruto”.

La FJC: gran etapa

En 2010 se convirtió en miembro fundador de la Filarmónica Joven de Colombia, un proyecto social de la fundación Bolívar Davivienda, una escuela a la que también agradece.

“Tuve la fortuna de ser miembro fundador y es una muy bonita experiencia, enriquecedora, porque desde muy joven están inyectando esa energía. La gente que viene de afuera nos motiva y nos ayuda”, cuenta.

También compone: pequeñas muestras de ello son una sonatina para fagot y piano y una pieza colombiana solo para su instrumento; en esta última, con cumbia y currulao reúne las cualidades interpretativas de su cómplice.

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Credito
HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ

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