Hace tres años, Bowie ya había elegido la fecha de su cumpleaños para romper una sequía musical de casi una década con la canción ‘Where are we now?’, un tema melancólico lleno de referencias a su etapa berlinesa.
Había regresado
Dos meses más tarde, un nuevo álbum con acentos de rock y melodías accesibles, ‘The next day’, confirmaba el regreso del influyente artista, silencioso desde hacía años pero celebrado en una gran exposición itinerante que recibió más de un millón de visitantes en varias ciudades.
Canción para una serie de televisión, comedia musical, apariciones estelares como en el último álbum de The Arcade Fire: Bowie parecía no querer parar, como en sus venturosos 1970 en que multiplicaba disfraces y personajes, y dictaba las modas.
‘Blackstar’, que lleva en la tapa una enigmática estrella negra de cinco puntas, incurre en el jazz, con batería y saxo compartiendo protagonismo con la inconfundible voz de Bowie, a veces suave, otras más grave.
En su despedida, el artista estiró y desestructuró sus temas, que superan ampliamente el formato estándar de tres o cuatro minutos. Hay también resonancias con sus trabajos anteriores.
Matiz de jazz
Con ‘Blackstar’, la idea no era tanto hacer un disco de jazz como “grabar un álbum de David Bowie con músicos de jazz que no tocaran necesariamente jazz”, explicó a la radio pública estadounidense NPR Tony Visconti, productor de Bowie.
“Hubo en su grupo un jazzman importante durante una o dos décadas, Mike Garson, un pianista de jazz muy talentoso. Por tanto, siempre hubo una pizca de jazz en algunas de sus producciones anteriores. Y David conoce muy bien los acordes de jazz”, subrayó.
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