Festival Folclórico Colombiano: identidad como símbolo de libertad

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
En el marco de la realización del Primer Simposio Internacional de Carnavales realizado en Italia, aprovechamos la oportunidad para analizar el rol social de esta celebración popular.

Este año, Ibagué celebrará la 44º edición del Festival Folclórico, con nuevo gobierno y en un momento social que obliga a recordar las motivaciones que despertaron en 1959 la necesidad de unir el pueblo ibaguereño alrededor de la exaltación de sus valores tradicionales y culturales.

La Fundación Con-Ciencia con el patrocinio de Seapto S.A., participó como representante de la ciudad en el encuentro que se realizó en las ciudades de Florencia y Viareggio en Italia; organizado por la Foundazione Romualdo del Bianco, con apoyo de Unesco, de la Embajada de Colombia en Italia, entre otras reconocidas organizaciones y que reunió estudiosos, coordinadores y artistas de 18 países de Latinoamérica y Europa, que compartieron experiencias y visiones sobre la salvaguarda de las fiestas populares como parte del patrimonio cultural inmaterial de cada región.

Aunque siendo estrictamente teóricos el festival no está dentro de la categoría de Carnaval, pues entre otras cosas no se celebra previo a la cuaresma, fue un espacio de aprendizaje sobre el impacto social que este tipo de eventos masivos tienen en ciudades de Grecia, México, Italia, Argentina, Brasil, España, entre otros.

Enriqueciéndonos con metodologías y nuevas ideas que nos aportan en la creación de acciones, símbolos y rituales renovados que nos permitan como ciudadanos participativos ser parte de esta expresión tradicional.

La propuesta para la ciudad y para cada uno de los ibaguereños, es que nos apropiemos de nuestro Festival, que podamos generar acciones que le permitan a la ciudadanía ser consciente del valor cultural y del potencial que este tiene como mediador y portador de un mensaje de orgullo y de paz, porque “Ibagué, capital de la paz” necesita del entusiasmo y la participación de cada uno de sus habitantes para revitalizar los elementos fundamentales de la vida comunitaria.

Así como en sus inicios a raíz de la violencia bipartidista el festival nace como una manifestación de la alegría y expresión artística de la región, hoy más que nunca debemos trabajar para que sea un cuerpo vivo que se mueve entre la memoria y la imaginación, pues cada año nos permite evocar con orgullo la historia de nuestra ciudad, mientas que nos renueva con un mensaje de esperanza, júbilo e intemporalidad, ya que se convierte en una cita anual con el pasado y el futuro.

Como escribió el historiador Yosef Hayim Yerushalmi, “del equilibrio justo entre memoria y olvido depende la sobrevivencia de un pueblo e indica que las hipertrofias de la memoria y los excesos del olvido pueden constituir un atentado a la sobrevivencia o al desarrollo armónico de una colectividad”.

Es importante entonces preguntarse cuál es el valor qué queremos seguirle dando a nuestras fiestas populares como mecanismos de preservación de la identidad nacional y como estrategias de orden político que permiten la legitimación de prácticas culturales que definen a una comunidad de pensamiento y de acción.

Aunque la ciudad ya se está preparando, los ciudadanos aún tenemos algunos meses para hacerlo, para que juntos seamos guardianes del espíritu del lugar de nuestra ciudad, que como lo define la declaración del International Council on Monuments and Sites (Icomos), “es el conjunto de los elementos materiales (sitios, paisajes, construcciones, objetos) e inmateriales (memorias, relatos, ritos, festivales, conocimientos), físicos y espirituales, que dan sentido, valor, emoción y misterio al lugar”.

Ciudadanos responsables 

Ser libres y vivir la paz requiere de ciudadanos responsables, esto no significa borrón y cuenta nueva, por el contrario, implica aprendizaje y reconocimiento de la memoria histórica del pueblo tolimense, para que en el 2016 nos sintamos orgullosos de nuestra conexión con la tierra, de nuestros campesinos y que este año cada vez que bailemos el Sanjuanero lo hagamos recordando las vidas de todos los que han luchado para que nosotros vivamos la paz.

Credito
POR NATALIA ACUÑA ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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