Una joven de 19 años que vive por la música y piensa dedicarse por completo a difundirla y siempre tenerla presente en sus proyectos tanto académicos como personales. Ella es Paula Andrea García Gutiérrez, intérprete que recordará este sábado, en Bahía, el legado de la exponente del folclor argentino Mercedes Sosa (1935 - 2009) en un significativo recital.

“Creo que la vena musical va por los dos lados”, asegura la espinaluna al referirse a la fuerte influencia que tiene de sus padres, y que también ha caracterizado a su hermana, Aura María, cuatro años mayor que ella, y con un punto en común: sus ganas de destacarse.

Experiencia musical

No ha cumplido dos décadas de vida y se medirá a interpretar el repertorio que hiciera famoso ‘La voz de América Latina’, conformado por clásicos como ‘Gracias a la vida’, ‘Solo le pido a Dios’, ‘Duerme, negrito’, ‘La canción con todos’... En fin, unas 14 obras muy reconocidas ya están bien preparadas para la ocasión.

“La intención más grande es revivir ritmos que muchos jóvenes y adultos desconocen, como las sambas y las chacareras, así como el repertorio de esta gran exponente, de la voz latinoamericana más importante”, comenta.

A este recital no llegará sola: tendrá el respaldo de lo aprendido con maestros como Carlos Godoy, con quien ha venido tomando clases particulares en el Conservatorio del Tolima, donde además cursa séptimo semestre de Licenciatura en Música.

Esta formación es complementada con esa herencia musical, que, según describe, la inició su abuelo, Carlos García, quien ha hecho parte del trío Los Carlos y que le ha influenciado en su gusto a los bambucos, los pasillos y los boleros.

“Tener el apoyo de mi hermana ha sido fundamental. Mi papá también me ha dado mucha influencia, él es terapeuta respiratorio e ingeniero de sistemas y nos apoya demasiado, y por el lado de mi mamá tengo un primo clarinetista y saxofonista, egresado del Conservatorio”, añade.

Su vida es la música

Vive desde los 16 años en Ibagué, aunque muy pequeña, casi en su primera década de vida, empezó a participar en concursos de música colombiana como Cuyabrito de Oro (Armenia), Cacique Tundama (Duitama) y Canción Ricaurtina (Fusagasugá).

“Ha sido una experiencia muy enriquecedora. Ahora quiero terminar mi pregrado, luego dedicarme al canto, hacer una maestría en Música Latinoamericana, tal vez instalarme en otro país y allí hacer música colombiana”.