Falleció el actor y director español Fausto Cabrera

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Cuando en 1954 el general Rojas Pinilla decidió que era vital que a Colombia llegara la tecnología de la televisión, no sólo debía importar lo equipos para dicho fin, también buena parte del talento humano para poner andar la llamada ‘Pantalla chica’.

Entre esos personajes, dos hombres fueron los encargados de inventarse lo que se denominó en aquel entonces, el teleteatro, lo que más adelante le daría origen a los dramatizados y las telenovelas, que 62 años después, aún  no pasan de moda.

Se trataba de Bernardo Romero Lozano y Fausto Cabrera, un español que desde muy temprana edad ya se había destacado por sus dotes como actor, director, y maestro a la hora de recitar versos.
De ahí, que este español ha sido pieza clave fundamental en el teatro, la televisión y el cine en Colombia, y este lunes, a la edad de 91 años falleció dejando un valioso legado.

Padre del famoso director de cine colombiano, Sergio Cabrera, siempre fue muy fiel a sus convicciones, y desde sus inicios en la televisión en Colombia, entendió que debían organizarse en pro de los derechos del talento humano que hacía posible la televisión, tanto adelante como detrás de cámaras.

Fue así, como organizó el primer intento de sindicato de actores con su primera huelga, en defensa de la televisión con contenido cultural, pero en los años sesenta, los intereses comerciales eran mucho más fuertes. De ahí, su retiro de la televisión por décadas.

Esa rebeldía se la atribuía a su vida en España y cómo los horrores de la guerra llegaron a su natal Islas Canarias, siendo testigo de la muerte de sus seres queridos, además de ser víctimas del exilio, el mismo que vivieron más de un millón de personas.

Desde el colegio se enamoró por la poesía, con un gusto por recitar sus versos preferidos, una pasión que llegó a su vida en su infancia y lo acompañaría el resto de su vida.

De Islas Canarias pasó a Madrid, hasta que la presión de la dictadura los llevó a salir del país, pasando por República Dominicana y más adelante en Venezuela, donde, con sólo 18 años, empezó a ser actor de radionovelas y trabajó en el Teatro Experimental del Ateneo, donde realizó también sus primeros trabajos como director.

LLEGADA AL PAÍS

A la edad de 21 años, llegó a Colombia, y rápidamente entró en los circuitos culturales, comenzando por su pasión, al recitar poesía en el Teatro Colón de Bogotá, con tal éxito que tuvo que hacerlo en distintas ocasiones y luego una gira nacional.

Así, vio que en Colombia se le abrían las puertas y decidió quedarse, creando una compañía de teatro que empezaba a tener fuerza con sus primeros montajes hasta el montaje ‘Manuelita, la libertadora del libertador, obra que él dirigía.

Tras las primeras funciones, la prensa hizo un especial énfasis en la escena donde el general José María Córdova seducía a Manuelita Sáenz. El ministerio de Educación ordenó cerrar el teatro hasta que quitaran dicha escena, pero Fausto lo que hizo fue salir a la calle para protestar.

La poesía lo llevaría a Medellín. Allí llegó para realizar tres recitales pero la temporada se extendió por un año, enamorándose de la región, y fue allí donde encontraría el amor de su vida, Luz Helena Cárdenas, con quien tuvo a su hijo, el también director Sergio Cabrera.

Hizo televisión y cine, pero jamás abandonó el teatro, siempre inquieto por la formación, fundando escuelas de teatro, pero solía chocar con la maquinaria política de la época.

Al salir de la televisión, en los años sesenta, por un amigo, terminó en Pekín, donde se requerían actores occidentales y que fueran profesores de español. Allí pasó dos años, tiempo suficiente para profundizar en la ideología marxista, y en unas vacaciones en Colombia, terminó vinculado al Partido Comunista, Marxista-Leninista que apenas estaba iniciando en el país.

A Pekín no volvió se radicó en Medellín y creó el Frente Común en el Arte y la Literatura, tras el cual escondía su militancia en el EPL. Fue descubierto y huyó a las selvas del Urabá, donde militó por más de tres años, hasta que empieza a tener serias diferencias con los cabecillas del grupo guerrillero, por lo que abandonó la guerrilla y se exilió en China en 1973.

Fueron ocho años fuera el país hasta que ingresó como ciudadano chino y buscó a sus amigos para que le ayudaran para solucionar su situación en el país, donde seguía dentro de la lista de buscados por la justicia.

De ahí en adelante, su vida fue más dedicada al teatro, aunque no dejó de trabajar en cine y en casos muy especiales en la televisión, casi como un favor especial para sus amigos.

Así, fue inolvidable su papel de Don Jacinto, una de las mentes maestras en la historia de ‘La estrategia del caracol’, la película de su hijo Sergio Cabrera y una de las grandes obras de la cinematografía colombiana.

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