Festival de Cartagena fue más que la música clásica

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Durante 10 días, las manifestaciones más diversas confluyeron en la Ciudad Amurallada, en un evento que cada año se posiciona más en el mapa cultural del mundo.

Sin duda, en el Cartagena Festival Internacional de Música se abren ventanas importantes para que la melodía clásica adquiera mayor valor, pero no hay que ignorar que allí otras realidades también son posibles.

Hubo violines, violonchelos, contrabajos, flautas, pianos y guitarras, pero también hubo tiples, gaitas, llamadores, baterías, ukeleles y voces contemporáneas hasta caja, al igual que arte plástico, con la exposición de Ana González Rojas.

Y así se puede decir, luego de haber observado, por ejemplo, a la agrupación Monsieur Periné actuar en la misma tarima con el carranguero mayor, Jorge Velosa, en una velada que se enfocó en coplas, cantas y juglarías típicas del altiplano cundiboyacense, en una amena fusión con el jazz, el pop y la ‘world music’ que entrega el grupo juvenil formado en 2008.

De allí, derivó que se escuchara en un escenario algo impensado, y en un formato que agradó a todos en un gran ensamble, los clásicos del sentir de aquel campesino de ruana como ‘Las diabluras’, ‘La cucharita’, ‘Julia, Julia, Julia’ y ‘La china que yo tenía’.

Otras propuestas

Otra actuación memorable y que sirvió para hermanar más a los pueblos de Francia y Colombia ocurrió en el concierto final, en la Plaza San Pedro, en que la joven trompetista Lucienne Renaudin-Vary interpretó repertorio típico de la Costa Norte del país, con obras como ‘Río blanqueño’.

Esto lo hizo junto al obligado referente del jazz nacional Antonio Arnedo, en medio de un público exigente para los sonidos franceses e italianos, pero que también recibía con emoción la tonada que ha puesto este investigador en el pentagrama mundial.

Más del folclor de Suramérica también pudo ser apreciado con el acordeonista brasilero Renato Bor-ghetti, quien goza de una sólida carrera internacional y en sus presentaciones este año dejó muestra de su fusión de ritmos, con el liderazgo de su instrumento.

Con este mismo artefacto musical entregó su arte el franco-italiano Richard Galliano, enfocado también en el jazz pero incorporando del bandoneón.

Todo lo anterior, para concluir una edición más de este Festival que sigue trascendiendo más allá de los sonidos eruditos.

Credito
HERNÁN C. YEPES VÁSQUEZ CULTURALES@ELNUEVODIA.COM.CO

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