Aquellos apuntes escritos en agendas que formaron su estilo poético, hoy se pueden leer en las 44 páginas de ‘Susurros de madrugada’, la primera obra literaria de Diego Castro, un hijo adoptivo de Ibagué que pasó su infancia descubriendo letras y sentires en la biblioteca Darío Echandía.

El autor le contó a esta redacción que el gusto por la escritura y la lectura lo adquirió desde muy pequeño, cuando su mamá le compraba libros que él “devoraba” en un mismo día. Este libro es el resultado de un largo proceso de inspiración, que como su nombre lo indica, hasta en las madrugadas las ideas susurraron su oídos.

“Susurros de madrugada es un viaje, que al tú leer cada página puedes imaginarte algo que te convertirá en el dueño, en el dios de ti mismo, y esa es mi invitación, a ser dioses dueños de su propio universo; que en ese tren vayan leyendo cada poema, una cantidad de cosas que nos llevan a algo que yo denomino ‘almas libres’; este es un material que hace ocho años no existía, pero hoy es posible y con mucho esfuerzo. Espero que se acerquen y se dejen llevar”, confesó Castro.

Un camino de inspiraciones

Este escritor, quien tiene tan solo 22 años, y acaba de terminar materias de Ingeniería Ambiental en la Universidad Unipaz de Barrancabermeja, cumple con ese adagio popular de no ser profeta en su tierra.

Pero no porque aquí, en Ibagué, donde se crió junto a su familia no tuviera oportunidades, sino porque al llegar a Santander se encontró con la poesía y unos maestros que lo han acompañado siempre.

Castro agradeció al club de lectura de su universidad, dirigido por Paula López y al poeta Raúl Moreno Jérez, quienes le mostraron este género, que se convirtió en su bandera junto al cuento, y aplicar para una primera publicación en la antología “Los colores del Silencio”.

Este escritor no desfalleció con la idea de publicar sus ideas, que hace poco fueron materializadas en este libro recientemente lanzado en el Tolima y próximamente en Santander.

De esta manera, este también músico empírico va por el mundo contando de estas tres partes y no capítulos de su libro que seguramente serán inspiración para otros jóvenes que como él, también están interesados por la literatura.

El hilo conductor de la obra está basada en experiencias, en donde el instinto, la razón y el espíritu darán respuestas. “Mi maestro Raúl Jérez me enseñó una lección muy importante: ‘nunca borrar lo que se escribe, así consideres que esté mal, dejarlo y mejorarlo, pero siempre tenerlo ahí’, y ya lo ven”, finalizó.