“Si querías hacer música moderna, no podías hacer música local”: Carlos Vives

Crédito: Colprensa - EL NUEVO DÍA
Hace 25 años Carlos Vives venía de las emociones encontradas con todo lo que había sucedido con ‘Clásicos de la Provincia’, un suceso musical que no dejó de ser fuertemente criticado por los puristas de los ritmos tradicionales.
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Más allá de aquellas voces que lo acusaban de estar ‘tergiversando’ el vallenato, el éxito del álbum fue único, en ventas y en la radio, junto a la internacionalización como nunca antes lo había logrado un artista colombiano.

El reto mayor vendría después, el siguiente paso. Lo fácil hubiera sido hacer un segundo volumen de ‘Clásicos de la Provincia’, pero Carlos no quería eso,  se atrevió a más, con un disco que no sería la repetición del sonido del álbum anterior, que continuaría con su búsqueda propia, contando con clásicos de Leandro Díaz y Alejo Duran, junto a canciones propias: ‘La tierra del olvido’.

Las críticas disminuyeron, pero no faltaron y fue un éxito en la radio y en ventas, mientras que la internacionalización aumentaba, con una propuesta que convirtió a este álbum en una pieza clave dentro de la música contemporánea colombiana, influencia de varias generaciones de artistas.

Por eso, Carlos Vives y su equipo de trabajo no quisieron dejar pasar la celebración de las bodas de plata del lanzamiento de este álbum, y este viernes lanzarán este fin de semana una edición remasterizada del video ‘La tierra del olvido’.

25 años después

-¿Cómo surgió la idea de remasterizar el video de ‘La tierra del olvido’?

En los últimos tiempos he estado organizando todo ese material de archivo. Yo que vengo de una época de tecnologías diferentes, digitalizando cosas, he encontrando las cintas de ‘La tierra del olvido’ y Felipe Montoya se dio a la tarea de recuperarlo y remasterizar porque no teníamos una versión original en nuestras redes, y la gente cariñosamente rescató el vídeo y lo compartió en las redes pero no en versiones muy chéveres.

Muy contento de rescatarlo porque uno muchas veces no tiene cuidado con las cosas. No tenemos cuidado con la historia.

-¿Un álbum muy presente entre su público y la misma comunidad de músicos?

‘La tierra del olvido’ fue como una guía en ese momento para una generación que estaba empezando, entre opción de seguir los grupos foráneos y unirse al movimiento inglés, y ahí aparece este álbum que ya venía tras ‘Clásicos de la provincia’ donde probamos nuevos patrones nacidos de las percusiones tradicionales, de las cumbias, de los vallenatos, de los porros.

Era una nueva forma porque existían caminos de tropicalizar nuestra música o de modernizar nuestra música tropical que fueron todas las bases que encontramos con ‘los clásicos’ buscando una nueva forma, que en ese caso era con canciones de viejos compositores, mientras que en ‘La tierra’ se da la oportunidad de incluir canciones originales, dándole paso al pop colombiano o lo que llamaríamos más adelante el Rock de mi pueblo.

Para ese momento y músicos que empezaban en ese tiempo como Juanes y Fonseca, fue un disco clave y así siempre me lo han hecho sentir.

-¿Y la crítica en su momento?

Al principio fue muy despectiva con los ‘Clásicos de la provincia’, mientras que con ‘La tierra del olvido’ fue un poco más cariñosa. También por el hecho de que el disco se abriera a un espacio de colombianidad más amplio, más allá de los vallenatos, hizo que se entendiera mucho más la propuesta y el camino.

-Un disco donde por primera vez incluye canciones propias junto a clásicos de Alejo Durán y Leandro Díaz...

Era el único camino, no podía hacer otra cosa porque teníamos una nueva forma que la habíamos en canciones viejas, debías dar el siguiente paso.

Es el momento en que tienes claro que no hacíamos folclor, en un momento en que la industria, si querías hacer música moderna, el camino no era hacer música local, pero si querías hacer algo colombiano tenías que hacer folclor, y habíamos encontrado un tercer camino para hacer nuestro propio rock and roll.

-Un camino donde fue clave su trabajo protagonizando ‘Escalona’...

Yo llegué a trabajar a Sonolux, para trabajar en televisión y hacer La Tele y listo para hacer telenovelas que era lo que yo hacía en ese momento, y cuando hacemos ‘Clásicos de la provincia’ aprovechando que la serie ‘Escalona’ me había dado la oportunidad de que nuevas generaciones conocieran los vallenatos clásicos, mi afán fue mostrar que en la juglaría hay un mundo más allá de Escalona.

Además, si algo me enseñó al trabajar en la banda sonora de la serie, fue como no quería hacerlo ya, y cómo lo iba a proponer hacerlo, que fue ese camino de encontrar las formas nuevas.

-Clave encontrar los músicos idóneos para arrancar ese nuevo camino...

Desde ‘Clásicos de la provincia’ yo había traído al conjunto de mi compadre Egidio Cuadrado músicos del rock nacional, porque al final todos estos patrones que empezamos a trabajar para la proyección de nuestra música, venían de músicos del movimiento rock pero que a la vez, venían del territorios como el cumbiero.

Muchos de ellos querían y se preparaban para hacer blues, y terminaron cruzado el límite del blues y la cumbia. Cuando el guitarrista veía que el baterista aplicaba una canción blues patrones de cumbia, él lo empezó hacer en la guitarra, mientras que el tecladista entendía que había una forma funk-tropical de aplicarlo en los teclados.

Ese fue el mundo en el cual yo andaba, y por el otro, venía con todo el afecto e influencia de los vallenatos, fue lo que necesitaba para hacer una propuesta diferente.

Fue encontrarme con los músicos indicados, como Teto Ocampo, Carlos Iván Medina de Distrito Especial, así como los percusionistas favoritos de Delia Zapata.

De su propia mano

-En este álbum debutó como compositor...

Para ‘La tierra del olvido’ llega Iván Benavides, quien fue mi profesor de composición en todos esos años, quien me motivo a escribir, trabajó en el equipo de producción y ahí llegan los ingleses como Richard Blair, y este disco se abre un poco más, teniendo en cuenta que en ese entonces había mucho complejo hacia el vallenato, no se entendía realmente qué era el vallenato, si era o no Caribe.

Había mucho desconocimiento, era como un cliché y por lo general un desprecio, más cuando se era más roquero y se quería buscar ese lenguaje.

Era mucho más abierto en territorios musicales porque usamos bases de bambucos.

-Que tan conscientes y qué tan inconscientes han sido esas búsquedas musicales?

Todo al principio muy inconsciente pero sí muy intuitiva, muy jalado por el afecto, pero con el tiempo te das cuenta del por qué, al descubrir todo este mundo de cosas, de pruebas y errores.

En el caso de mi nuevo disco, ‘Cumbiana’, empiezo a sentir menos ruido, por lo que siento que voy aprendiendo más, como que voy descubriendo más y voy directamente al grano.

En todos mis discos descubro ruido porque creía que era eso, pero no realmente no era el patrón. Al final los quiero a todos, pero seguimos buscando el sonido.

-¿Un camino que continúa?

Es un camino tan largo y tan amplio que no nos conocemos y eso lo podríamos aplicar a muchas cosas en nuestro país, y por eso, no hemos podido reconocernos todos. Es importante esa esa labor de rescatarnos, para querernos un poquito más, porque si nos conocemos un poquito más, nos queremos un poquito más.

-¿Un legado que ha dado a conocer desde Escalona y luego Clásicos de la provincia...?

Grabarlas de una manera no tan convencional fue importante para llegar a otros territorios y nuevas generaciones, para que entendieran más.

Valoro demasiado las grabaciones que se hicieron antes, como esas cumbias que se fueron por el mundo y sembraron distintos territorios de cumbia, pero cuando empezamos con todo esto, era un momento en el cual siempre mirábamos hacia Cuba, Puerto Rico, México.

Yo creo que el camino de los ‘Clásicos’ y de ‘La Tierra’ fue mirar hacia adentro y no tanto hacia afuera, encontrándonos con las cumbias y el chandé con instrumentos como batería y guitarra, por eso la gente decía la gente que yo había mezclado el rock con el vallenato, lo cual aún escucho.

Lo que le suena roquero a la gente, de lo que nosotros hacemos, provienen de los patrones nativos, que aplicados a una guitarra eléctrica o en un sintetizador, suenan roqueros.

La percusión nuestra viene de los tambores prehispánicos que cuentan con una riqueza única y que se van mezclando.

Cuando se encuentra uno con nuestro territorio cumbiero, se encuentra con el porro y encuentra los ingredientes, así como los asentamientos africanos que llegaron al Cesar, se puede entender cómo ha sido la fusión de la vaina.

Es algo que vale la pena conocer para entender que la raíz de la cumbia es prehispánica, es un concepto de aquí y que luego la toca Europa y África.

Credito
COLPRENSA

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