Historia ganadora en "Ibagué: te canto y te cuento": La sabiduría de un rey

Crédito: El Nuevo Día.
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Érase una vez un país maravilloso, donde gobernaba un rey de nombre Adrián; era muy respetado, amado y admirado. La gente obedecía a su rey y se sentían seguros y protegidos; no sentían miedo de nada ni de nadie. Había abundancia de alimentos, todos tenían casas, fincas, carros, educación, salud y buenos empleos. Definitivamente era un país hermoso.

Todo esto ocurrió gracias a que su rey era muy sabio y comprensivo, y este mismo elaborara una serie de leyes para una buena convivencia en paz y alegría, que era muy fácil de entender y de obedecer para todas las personas de este reino.

La alegría y felicidad de este lugar crecía día tras día, al punto que adquirió la fama de ser el país más feliz del mundo, gracias a la recopilación de leyes, de fácil entendimiento y obediencia, que el rey Adrián en medio de su gran sabiduría había logrado hacer.

El éxito de esta recopilación de leyes “libro” se hizo tan popular, que llegó a oídos de otro rey en otro país; este rey era Alfonso, que tenía un corazón oscuro, lleno de maldad y envidia.

Utilizando sus dones de mentiras y engaños, logró llegar hasta el castillo del rey Adrián ‘el Sabio’, donde le recibió y atendió con manjares, amor y alegría a su colega, el rey Alfonso, quien llevaba en su mente y corazón el odio y la envidia. Por esa razón, no desaprovechando la oportunidad de descuido del rey Adrián, lo atacó a traición por la espalda causándole una herida con su espada, y atravesando el corazón, causándole la muerte.

El rey Alfonso asesinó al rey Adrián ‘el Sabio’ para así poder robar el libro de leyes que este había logrado crear para la gente de su país, que era de fácil entendimiento y obediencia, leyes por las cuales había logrado un país muy hermoso y maravilloso, donde había permanecido la comprensión y felicidad.

El rey Alfonso, inmediatamente terminó con la vida del rey Adrián ‘el Sabio’, inició con la búsqueda del libro de leyes por las habitaciones, pasillos, cuartos, sótanos, terrazas, salas, comedores y cocinas; mejor dicho, revolcó todo el castillo dejándolo ‘patas arriba’ por andar buscando aquel documento. 

Pero le fue imposible encontrarlo, por lo que la búsqueda del libro de leyes fue un total fracaso. El rey Alfonso determinó incinerar el cuerpo del rey Adrián junto con todo el castillo, reduciéndolo a sólo un potrero más.

El rey Alfonso utilizando sus estrategias malévolas de engaño, muerte y esclavitud se apodero de este país, que alguna vez fue el más hermoso y maravilloso de todo el mundo. Comenzó la transformación, imponiendo sus propias leyes a su conveniencia de corrupción e inmoralidades, convirtiendo la sociedad o gente de este país en esclavos, víctimas de terrorismo, narcotráfico, pestes, sufrimiento, muerte y crisis en todos los sentidos.

El malévolo rey encerró a las personas en sus propias casas, quitó todas las libertades  a los amigos y familias por lo que las empresas cerraron, los comerciantes no abrieron más sus locales, muchas personas quedaron desempleadas, y este rey malvado haciendo alarde de su nuevo libro de leyes, impuso su dominio en aquel país.

Aumentó los impuestos a todo, encareciendo los alimentos, llegando con ello el desempleo, desabastecimiento de alimentos, crisis en el sector de la salud, y por eso las personas de las ciudades comenzaron a morir en sus casas y en las calles, unos por hambre y otros por enfermedades.

La gente al ver esta nueva problemática en todo el territorio, empezó a hacer paros, manifestaciones nacionales y bloqueo de vías, dañando todo lo que se encontraban a su paso. Las personas del campo, quienes son los que cultivan los alimentos, no pudieron llevar sus cosechas a la ciudad a venderlas, entonces surgieron más problemas a los que ya existían, o sea que los campesinos perdieron sus cosechas al no poder venderlas y quedaron endeudados con los bancos, mientras que las personas en la ciudad aguantando hambre.

En conclusión, lo que la gente se proponía con los diferentes paros nacionales, protestas y bloqueos de vías era el cambio ante este nuevo estilo de vida que se había implementado con el nuevo libro de leyes sangrientas del rey Alfonso, quien por su soberbia e ignorancia se negaba a reconocer que él era un mal rey.

 

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Credito
POR YOSELYN VERA GARCÍA: ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA

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