“Las cámaras me intimidan”: Juan Diego Alvira

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
El reconocido periodista y presentador de Caracol Noticias, de 38 años, se define como una persona sencilla, responsable, metódica, casera, apasionada por lo que hace, pero a la vez demasiado cuadriculada, aburrida en ciertas cosas, y que vive para defender al más indefenso.

Juan Diego Alvira, es para muchos sinónimo de credibilidad, y este calificativo se lo ha ganado a pulso. 

Su vida transcurre entre noticias, pues no solo las construye y presenta sino que las consume, y encontró en los mapas mentales la mejor estrategia para procesar las que le interesan, y ni siquiera su esposa logra distraerlo.

Este ibaguereño reconoce que la semilla del periodismo se la sembró su abuela materna, Tulia Cortés, quien vivía en Ortega, población en la que transcurrió su infancia y adolescencia, de ella también aprendió a escribir a máquina sin mirar el teclado, a los siete años.

“Era de esas señoras sumamente cultas, instruidas, y la mejor mecanógrafa del pueblo, tanto que la buscaban los políticos para que les escribiera los discursos; además le gustaba mantener informada y se leía todos los periódicos que podía conseguir, y a la vez me los ponía a leer”, señala.

En la secundaria, efectuada en el Colegio Franciscano Jiménez de Cisneros de Ibagué esa atracción por el periodismo se fortaleció, lo que lo llevó a estudiar Comunicación Social en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y desde allí a construir un currículo intachable, que le ha permitido no solo conquistar televidentes sino merecer premios.

A esta profesión le debe todo, hasta el amor de su vida, su esposa, Ana María Escobar, también periodista, la mujer que “lo aterrizó”.

En el ámbito personal, ¿cuál es la mejor noticia recibida?

Podría sonar un poco cursi, pero el que esté bien de salud y estable siempre es una buena noticia, pero la mejor para alguien que vive apasionadamente el periodismo, es que le digan lo chévere que estuvo el trabajo que hizo.

¿Se desvive por la chiva?

Creo que todo el mundo quiere tener exclusivas, quien diga que no es así tiene algo de hipócrita, pero digamos que no me desvela, no me trasnocha porque he tomado conciencia de tratar de informa bien. A veces pienso que los periodistas por el afán de sacar la entrevista no informan como deben hacerlo, y hasta producimos noticias casi que como embutidos, y no nos preocupamos por el fondo; he tomado conciencia de eso y por eso más que la chiva lo que tengo es que tratar de que lo que se informa se entienda y que lo informe bien, no menoscabando el equilibrio informativo.

¿En sus años de carrera, cuál ha sido el personaje más difícil de entrevistar?

El expresidente Uribe, porque es de esas personas que siempre responde otra cosa a lo que se le pregunta.

¿Su desacierto?

Hay muchos, una vez dije al aire que una persona había muerto y estaba viva. Dentro del periodismo uno no puede garantizar infalibilidad, lo que le garantizo a la gente es que yo hago las cosas a conciencia, con honestidad y sin ánimo de querer causar daño.

¿Sino lo desvelan las primicias, qué sí lo logra?

Pensar que tengo que madrugar tanto. (Risas).

¿Levantarse temprano le da duro?

Al principio, cuando empecé a trabajar en Caracol fue fuerte, yo antes lo que había sido era un noctámbulo, entonces cambié el reloj y cuando empecé a madrugar sentía trasnocho.

¿Cuántos relojes despertadores tiene?

Uno, el cual está programado para que empiece a sonar a las 3 de la mañana, cada 30 minutos hasta las 5, porque a veces no lo oigo, es como mi plan de emergencia.

¿Su esposa se incomoda?

No, creo que se ha vuelto inmune al despertador, más bien se pone molesta porque no logro dormirme temprano.

¿Qué lo mantiene despierto?

Ver y leer noticias. Yo trato todas las noches de acostarme informado porque en la mañana quiero repasar casi lo que vi en la noche, entonces eso me desvela. En algún momento aprendí a hacer unos mapas mentales para reforzar la memoria, son como una especie de croquis que hago con dibujos de las noticias más importantes.

¿Qué va a pasar cuando vengan los niños?

Todo a su debido tiempo, creo que esas cosas se tienen que dar sino se dan no hay que forzarlas. La verdad creo que nosotros nos propusimos con mi esposa una serie de objetivos en el matrimonio y estamos cumpliendo esa fase inicial y después vendrá la de echar familia.

¿Será para el 2015?

Si no es en el 2015 creo que en 2016, ya es momento. Pero además a mi me aburre la presión social, todo el mundo diciéndole a uno por qué no tiene hijos.

¿Además de periodista, abogado para qué le ha servido?

Para ser menos impulsivo, y entender que si bien es cierto se ejerce una loable labor a veces a los periodistas nos pasa que por engreídos y soberbios sobrepasamos los límites. También para entender que el derecho de informar no es absoluto sino que es necesario pensar en los derechos del otro.

¿Qué extraña de su vida en el Tolima?

De Ortega, municipio donde me crié extraño esa vida calmada, tranquila, de poder salir sin miedo a que lo robaran, de jugar fútbol en la calle; de esa época me acuerdo que había un vecino que siempre salía y nos decomisaba el balón, yo creo que decomisó como 50, hubiera podido montar una tienda y nunca no los entregó.

De Ibagué extraño a muchos amigos y aventuras.

Muy personal

¿Qué odia que le obsequien?

Medias y calzoncillos, creo que esa parte es muy personal y al gusto de uno. Tampoco me gusta que me regalen ropa, porque a veces no son mis gustos y uno no sabe qué hacer con eso.

¿Cuál es su peor castigo?

No poder hablar y la soledad.

¿Qué le saca el ‘indio’?

Que la gente pida y no dé, que sea inconsciente de la necesidad de sus semejantes.

¿Cuál es su mayor acto de independencia?

Creo que no tener hijos aún.

¿De qué se arrepiente?

De preocuparme por cosas que no valen la pena. A veces pierdo tiempo creando fantasías en la cabeza y agrandando los problemas cuando son fáciles y solucionables.

¿Qué lo intimida?

Lo desconocido y las cámaras, pero no quiere decir que me nuble.

¿Qué personaje público no soporta?

Para un periodista esto puede ser usado en su contra, pero realmente no me caen bien muchos congresistas de nuestro Departamento, porque no hacen nada por la región, es más el país no los conoce; no les tengo respeto.

¿Travieso?

Cuando pelado sí... la lista es larga.

¿Se cree un señor presentador?

No, de hecho no me gusta que me digan presentador sino periodista, porque me apasiona estar donde está la acción, eso lo hace a uno más cercano, más confiable ante la gente, que al que solo se sube o se baja del set.

¿Llora?

Siempre me ha costado que me salgan lágrimas ya sea por rabia o tristeza, salvo en una película.

¿El último filme que le aguó el ojo?

‘No se aceptan devoluciones’ está tan bien hecha y contada que creo que hasta al más macho es imposible que no se le salga una lágrima.

¿Su mejor compañera de set?

Con quien más empatía tengo es con Vanessa Latorre.

Polo a tierra

¿Fue muy noviero?

La verdad sí, pero en Ibagué. Sabe que nunca tomé muy en serio los noviazgos y eso fue bueno, porque mientras mis amigos mantenían tragados yo tenía claro que quería ser periodista.

¿Quién es su polo a tierra?

Mi esposa, ella me hizo una mejor persona.

¿Antes de ella cómo era Juan Diego Alvira?

Soltero era soberbio, creía que me las sabía todas. Mi esposa me aterrizó.

¿Dónde la conoció?

Es una historia bastante singular. Yo empiezo a estudiar en la Jorge Tadeo Lozano y conocí al novio de ella, y un día la vi con él, y sin siquiera haber pasado una palabra con ella dije “una mujer así le gustaría a uno tener como esposa”.

Posteriormente terminé la universidad y mientras trabajaba en Citytv fui a hacerle una entrevista al Superintendente de Comercio y ese día se había posesionado como jefe de prensa, la persona con la que me entendía me insistió para que la conociera, no sabía de quién se trataba y cuando la vi, me dice la niña de prensa que se me acabó el afán: entré, me senté, charle y terminé pidiéndole el teléfono, y ya cumplimos cinco años de feliz matrimonio.

¿Cuáles son las bondades de casarse con una colega?

Que sabe como es el trabajo de uno, aun cuando a veces me dice, ‘no más noticias’, porque en la noche cuando es el tiempo que estamos juntos estoy viendo noticias, ya que hasta grabo los noticieros.

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EL NUEVO DÍA

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