“Este es un país mojigato” Andrea Echeverri

JORGE CUÉLLAR – EL NUEVO DÍA
Andrea Echeverri es una mujer que prefiere hablar a través de la música y que sigue sintiéndose rara en un país cuadriculado y de doble moral. Cuenta que continúa comprando ropa de segunda y que como madre tiene fallas.

Ibagué recibió a un ícono del rock latinoamericano, Andrea Echeverri Arias, no solo para interpretar sus éxitos sino, además, para hablar sobre su idea de paz, de derechos humanos, equidad de género y de construcción identitaria, congregados en su último trabajo, ‘Ruiseñora’, al que define como su liberación femenina, y como un proceso de construcción de memoria.

Su visita fue gestionada por el Centro de Formación para la Paz, una ONG tolimense que efectuó el 4 y el 5 de septiembre el Primer Congreso Internacional ‘Alternativas para reducir la violencia y mejorar la convivencia’, en que la rockera exhortó a los presentes a empezar a soñar un país sin tanta bala.

En la intimidad con... la cantautora, casada con Manolo, hijo de madre ibaguereña, y con quien tiene dos hijos: Milagros y Jacinto, confesó que sigue frecuentando las tiendas vintage, que es peleona y nostálgica, que nunca se pondría tacones y que en su juventud tuvo problema con las drogas.

¿Cómo la ha tocado la violencia de este país?

He tenido la grandísima suerte de no sufrirla en carne propia, ni familiares ni personas cercanas; más bien me entero por las noticias, lo que me ha llevado a crear dos canciones sobre este tema, como una colombiana que siente y ve por las calles la pobreza y la cantidad de inversión a la guerra.

¿A qué canciones se refiere?

Una de ellas fue en 2007, cuando nos invitaron a participar en un evento que hacía la Universidad de Antioquia llamado ‘Destierro y reparación’, para el que escribí ‘Errante diamante’, que habla sobre los desplazados; no es que sea una experta en el tema, pero sí una mujer sensible, que le duele cada vez que ve a estas familias en los semáforos con sus carteleras escritas contando su drama.

También compuse ‘Mamitas’, que es parte de un documental que se llama ‘Retratos de familia’, dirigido por Alexandra Cardona, y cuyo tema son las mamás de los falsos positivos.

¿Qué país es el que busca y quiere?

Un país para todos. Este país es para unos poquiticos y al resto los tratan muy mal. Creo que este país debe evolucionar hacia la igualdad; en lugar de invertir tanta plata en bala, toca invertir para que en un futuro haya colombianos con educación, con posibilidades, con trabajo y con salud, es decir buenas condiciones de vida.

¿Cree que la música puede generar paz en medio de la violencia?

Pienso que la música genera muchas cosas, sobre todo sentimientos en las personas que la escuchan, entonces me parece que cada canción es una herramienta para decir algo chévere, positivo o crítico que tiene que ver con lo que sucede, o simplemente compañía.

¿Qué ha hecho Andrea por la paz de Colombia?

Canciones. Y pienso que eso es importante, que cualquiera que no se dedique a la bala construye y siembra.

¿Hoy cuál es su onda?

Están pasando muchas cosas. Hace año y pico saqué un disco que se llama ‘Ruiseñora’, donde el tema femenino es muy importante, y acaba de reunirse Aterciopelados, luego de tres años, para Rock al Parque.

¿Como ha sido ese reencuentro?

Chévere, estamos volviendo a ensayar y estamos pensado en sacar disco futuro.

Respecto a ‘Ruiseñora’, ¿cuál es el detonante de este álbum?

Yo, como mujer. A veces digo que ese disco es mi liberación femenina, yo llevaba trabajando con Héctor más de 20 años y digamos que en esa relación musical cada uno tenía su rol y el hecho de que dejáramos de trabajar juntos fue como un reto para mí, y aprendí a hacer cosas que él hacía: a producir, a grabar y hasta monté mi pequeño estudio en casa y ‘Ruiseñora’ es compuesto, tocado, grabado por mí; entonces fue como un momento importante donde hice las cosas con fuerza e independencia. ¡Ha sido estimulante!

Cuando se le escucha cantar da la sensación de ser nostálgica o melancólica, ¿es así?

Sí, soy melancólica fuertemente. Creo es que es una cosa de carácter, yo trato de que no, hasta vivo leyendo cosas de optimismo y trato de estar contenta, pero tengo mi lado oscuro, super triste, que pienso que en las canciones se traduce super bonito, porque finalmente el arte se nutre de muchas cosas y la música no tiene que ser solo fiestera, alegre o costeña: hay música muy hermosa triste.

Con mucha frecuencia al mundo rockero lo estigmatizan, lo tildan de ser de ‘mechudos’ y ‘drogos’. ¿Alguna vez la han señalado de drogadicta?

Sí, por ahí hasta una vez sacaron que estaba en una clínica de rehabilitación y era paja mariquis...

Pero como dicen los jóvenes, ¿Andrea se ha dado en la cabeza?

Sí, de pelada era fuertemente, pero hay que decir que se dan en la cabeza los políticos de corbata y pelo cortico ¿sí o qué?, lo que pasa es que los rockeros somos más frenteros y decimos ‘Sí, ¿y...’. La cosa de la doble moral en este país es tenaz.

Hablando de doble moral, ¿qué piensa de la salida del clóset de las ministras Cecilia Álvarez y Gina Parody?

Que desde hace rato debieron salir. En esta sociedad colombiana son todos mojigatos, qué horrible. La gente está buscando cómo ser menos infeliz, y tenemos que tolerar mientras que lo que los otros hagan no nos lastimen.

Su labor de madre

¿Andrea Echeverri es buena madre o una hijuemadre?

Más o menos (Risas).

Yo amo a mis hijos, pero como toda madre vivo muy confundida porque no quiero repetir lo que hicieron conmigo, pero como que tampoco sé como qué es la vaina; soy consciente de que cada rato me equivoco, pero pienso que mientras uno quiera a sus hijos y esté ahí intentando hacer lo mejor, de eso se trata.

¿Qué cosas está intentando no repetir?

En mi casa eran muy autoritarios y era como decía el papá, y no creo en esas cosas; pienso más que si cada uno es un poco más libre y puede buscar su identidad es mucho más chévere. Los papás no lo sabemos todo, la verdad no sabemos nada, uno está acá buscando y tratando, pero esa cosa antigua de que todo se debe hacer como lo diga el papá es complicada, no la siento mía.

¿Algún lío con esto?

A veces se me va la mano y como que soy demasiado fresca y mis chicos son un poco resabiados y consentidos.

¿Va a dejar que ellos sean unas ‘florecitas rockeras’?

Sí, porque un ser humano necesita libertad para que después entienda sus límites.

Su estilo

¿Aún compra ropa de segunda?

Sí, me gusta mucho la ideología de que es una cosa que está hecha y que sumercé está reciclando, pero también me gustan las modas pasadas, no estar a la moda o como quieren que usted esté. Y en esos lugares se encuentra cosas que me recuerdan cuando era chiquita. Eso me encanta.

¿Se cree bien o mal vestida?

Regiamente, como me gusta. Nunca me pondría unos tacones para que después me duelan los pies, sentirme incómoda. Pienso que uno debe estar bien parado, poder bailar y salir corriendo si es necesario, igualmente es chévere sentirse bien según su gusto y no según el criterio de otras personas.

¿Usted es esencia o apariencia?

Soy ambas, porque soy artista y pienso que la estética, los colores y las formas son maneras de comunicarse muy importantes, entonces como usted se viste está diciendo muchas cosas.

¿Y qué dice usted cuando se viste?

Que no soy tan vanidosa, pero me gusta como toda chica la ropa, verme bonita, no 90 - 60 - 90 ni la pestaña postiza, sino chévere, mostrar otro tipo de belleza que tiene más que ver con la identidad.

A usted siempre la ve muy relajada, ¿qué la pone a pelear?

La verdad es que soy peleoncita, porque si usted no pelea, no lo dejan ser. Cuando usted no está detrás de la manadita y opina diferente para poder construir un lugar, tiene que pelear: con mi papá me volví experta.

Él era un hombre fortísimo, un paisa conservador, entonces los otros hijos le salieron a su talla y medida, en cambio yo fui la ovejita multicolor, entonces con él todo era un drama, tuve que dar la pelea hasta para estudiar artes.

¿Ser la ovejita multicolor de la familia la hizo sentir como un bicho raro?

Sí. Aún sigo siendo un poco bicho raro, porque soy rarita. Claro, ahora estamos más preparados para estar tranquilos y para que no tengamos todos que ser iguales o responder a unos estereotipos planteados.

¿Qué le da la cerámica que no encuentra en la música?

So y, además de melancólica, un poco tímida y el asunto de las fotos y que la gente me reconozca y la farándula no me gusta ni poquito, entonces la cerámica tiene esa otra dimensión más privada y solitaria.

Credito
EL NUEVO DÍA

Comentarios