“Me volví docente para vencer mi timidez”: Édgar Rodríguez

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
El Director del gremio de comerciantes dice que lo intimidan los grandes auditorios, que sus pecas son herencia de su mamá, que por el palo que le dan en los medios ya su hijo no lee la prensa y que siente que su expulsión del Festival Folclórico es un acto de ingratitud.

Uno de los hombres que más amplia agenda social en la capital tolimense posee es Édgar Rodríguez, director Ejecutivo de Fenalco Tolima, y a quien muchos creen soltero, pues la mayoría de las veces no tiene a una dama de su brazo.Lo que no todos saben es que su corazón desde hace 19 años tiene dueña: Disnarda Morales, su compañera y madre de su hijo, Juan Pablo, por quienes el ejecutivo ha empezado a pensar en dejar la Federación de Comerciantes.

Esta decisión, que está rondando su cabeza y que aún no tiene fecha definida, se dio al vivir un fuerte acontecimiento familiar: el grave accidente que padeció su hijo, hace un año en un prestigioso centro recreacional de Ibagué.El incidente que puso a Édgar Rodríguez a replantear sus prioridades se registró un domingo.

Según cuenta, aprovechando que Juan Pablo llegó de visita fueron a jugar tenis y tras la actividad física este se dispuso a apreciar el horizonte, sin imaginar que al subir a la plataforma de toboganes perdería ‘las luces’”, cayendo al vacío de una altura de cinco pisos.

La fuerte caída le provocó fracturas en los brazos y en la pierna derecha, por lo que ha tenido que ser sometido a seis cirugías en búsqueda de su reconstrucción ósea. Por fortuna, refiere el directivo, cayó sobre una caseta que estaban construyendo, lo que evitó que impactara contra el suelo. “Ya está caminando completamente, tiene aún algunas limitaciones, pero volver al violín me da la certeza de que se va a recuperar”.

Preguntas y respuestas

¿Su ‘feeling’ con las mujeres le llevó a ser muy noviero?

Digamos que noviero como tal no, pero sí tuve muchas mujeres que en las diferentes etapas de mi vida me aportaron cosas interesantes, pero ya cuando decidí sentar cabeza me dediqué a mi hogar y he sido muy juicioso.

¿A los cuántos años sentó cabeza?

 Cuando decidimos con mi compañera irnos a vivir yo ya era una persona mayor, tenía 40 años, y los dos habíamos vivido lo que teníamos que vivir.

¿Cómo lo ‘flechó’ Cupido?

 La conocí siendo estudiante de la Universidad de Ibagué, yo fui su profesor. Tras graduarse nos volvimos a encontrar mucho tiempo después, cuando fue a visitarme a mi oficina porque estaba comercializando libros y sabía que soy un muy buen lector. Me ofreció unos libros y la verdad me encantó y empezamos a hablar de muchas cosas, ella estaba sola y yo también.

¿Como profesor se sintió atraído hacia ella?

 No, nunca, eso es algo que tengo absolutamente claro. El profesor es el profesor y el alumno es el alumno.

En la psiquis

Por su nutrida vida social lo vemos rodeado de muchas mujeres. ¿Su esposa le pone problema?

 En absoluto. Ella aprecia mi trabajo y entiende que me muevo en medio de reinados y actividades donde hay modelos y mujeres de todo tipo porque mi función es demostrar que el gremio está presente.

¿Coqueto, se echa sus canitas al aire?

No, soy un hombre muy cortés con las damas. Eso lo aprendí cuando viví en Pereira, y me genera cierta aceptación en el sector femenino, pero no paso de ahí, porque soy una persona absolutamente respetuosa, y en mis 32 años como docente universitario aprendí cuál es la línea roja que no debo pasar.

Andando tanto de coctel en coctel, ¿toma mucho, los disfruta?

Los disfruto, esa vida social no es un sacrificio para mí, pero no consumo licor.

¿Qué hace en su tiempo libre?

Hago varias actividades. Me dedico a la docencia universitaria, trabajo con tres universidades: la de Ibagué, a las 6 de la mañana, la Cooperativa, después de las 8 de la noche, y los fines de semana con la del Tolima, en programas de posgrado; además, soy una persona muy deportista, hago mucha actividad física.

¿Y a su familia qué tiempo le dedica?

El mediodía es fundamental, por eso nunca me ven en eventos a esa hora. Y los fines de semana hacemos ejercicio en familia.

¿Cuál es su mayor excentricidad?

Yo diría que el trabajo.

¿Quién o qué es su karma?

La ingratitud.

¿Cuál es el personaje más ingrato con el que se ha topado?

No tendría una persona claramente para identificarla, pero sí son más de uno.

¿Qué lo pone a sudar?

Soy una persona bastante tímida, de hecho me volví docente para vencer mi propia timidez y creo que lo he logrado.

¿Qué lo intimida?

Muchas cosas, por ejemplo pararme frente a un auditorio muy grande o enfrentar una situación de tipo jurídico.

¿A qué le teme?

A la voluntad de Dios.

¿Hace promesas?

Sí, a mi familia, y trato de cumplirlas.

¿Hombre pecoso, hombre sabroso?

Yo diría que soy una persona agradable y grata en el buen sentido de la palabra, no con la morbosidad que se le puede dar.

¿Le gusta que le digan pecoso o le incomoda?

Las pecas son herencia de mi mamá. El apelativo que me pusieron en el periódico del ‘pecoso’ no me incomoda, porque son parte de mi estructura corporal, tanto que en mi cédula está referenciado que las particularidades que tengo son las pecas en mi cuerpo.

Gajes del oficio

¿Qué siente cuando le dan tanto palo?

Pienso que cuando se es una figura pública se corre ese tipo de riesgos, porque uno no es santo de devoción de todo el mundo. Digamos que yo lo que siempre digo es ‘tengo una consciencia tranquila, muy clara de que mis cosas las hago bien’, por eso no me ven saliendo a replicar a ningún medio ni saliendo a insultar como a veces lo hacen conmigo.

¿El palo que le dan se lo merece o es la gente de ‘mala leche’?

A veces uno se lo merece, porque soy figura pública y se hacen cosas que a unas personas les gusta y a otras no, pero pienso que mucho de lo que han dicho de mí lo hacen sin el fundamento posible y no con toda la objetividad del caso.

¿Qué dice su esposa?

Lo que más me duele es la situación familiar, porque en mi casa lo primero que se hace a las 5 de la mañana es leer el periódico, entonces cuando soy titular de un periódico durante todos los días de la semana eso a mi familia le pesa, pero hablo con ellos, les explico cuáles fueron las circunstancias y oramos. Mi hijo decidió no volver a leer el periódico porque le daba muy duro, pero es un fanático de las redes sociales, entonces de una u otra manera se entera.

Uno de los episodios por los que más duro le han dado fue el controvertido convenio con la Secretaría de Cultura para el tema de las fiestas. ¿Imaginó que eso pasaría?

Nunca, porque primero que todo fui uno de los creadores de la Corporación Festival Folclórico, y es de las cosas irónicas que hay. Esa Corporación se creó en las oficinas de Fenalco y hoy quienes están al frente tomaron la decisión de expulsarme. Utilizaré los mecanismos para defender mis derechos y mis intereses. 

¿Por qué lo hizo?

Lo que se hizo ahí fue firmar un convenio interinstitucional, eso no lo firmó Édgar Rodríguez, sino la organización, con la autorización de mi Junta Directiva, y la dificultad se presenta porque los directivos de la Corporación manifiestan que hice eso de mala intención o con el ánimo de crearle una dificultad, lo cual no tiene nada de cierto. 

¿Entonces cuál es su lectura?

Que hubo una mala interpretación, ligera, pienso, de parte de algún directivo de la Corporación que posteriormente se trasladó a los medios de comunicación, pero no tengo remordimiento ni preocupación por el tema, porque fue algo que se hizo absolutamente transparente, por lo que no tengo dificultad en decir que si se presentara de nuevo la oportunidad lo volvería a hacer.

¿Le duele que lo hayan expulsado?

Siento que ahí hubo un fenómeno de los que llamo de ingratitud, porque le he dedicado mucho tiempo a esa Corporación, digamos que hay cometieron una ligereza con el tema de la expulsión, pero, repito, estoy utilizando los mecanismos necesarios para por lo menos defender mi buena imagen, que es lo que me han creado con esa destitución.

Esas son cosas que deben pasar y creo que algún día volveré a la Corporación y cuando lo haga no sé si me interese ser directivo, pero por lo menos sí demostrar que lo que se hizo fue una ligereza al aplicarme unos reglamentos que no existen y tomar una decisión que creo es infundada más que otra cosa.

¿Ahora cuál es su relación con los directivos?

Digamos que muy formal. Con la señorita Bethy (García) tengo muchas actividades que compartir y ella me acompaña; con el ingeniero Félix (García) en lo que tiene que ver con los gremios económicos es una relación de saludo nada más, y con el doctor (Héctor) Morales, él sigue siendo socio de la Corporación y afiliado a Fenalco, entonces me toca como afiliado compartir con él en las reuniones, pero, como digo, la animadversión que ellos puedan sentir por mí la sienten ellos, no yo.

Llamado de atención

¿Cuál es su talón de Aquiles?

Mi familia, no me cabe la menor duda. Mi hijo es la razón de ser de mi vida. El año pasado por esta época sufrió un accidente muy fuerte que me hizo reflexionar sobre la vida que llevo, del corre corre, dedicado en un altísimo porcentaje al trabajo, y eso me ha hecho recomponer un poco mi agenda durante el último año y creo que es lo que oriente mi vida hacia el futuro: dedicar más tiempo a la familia, compartir más con mi hijo, disfrutar de esas cosas pequeñas que generan apoyo espiritual.

¿Qué le pasó?

Se cayó de una plataforma de los toboganes de un centro recreacional más o menos de una altura de cinco pisos. Gracias a Dios y a la generosidad que Él tuvo conmigo me lo dejó con vida y más gracias le doy hoy que se ha podido recuperar completamente de las cinco fracturas que tuvo. Ya está actuando normalmente, aunque tiene algunas deficiencias, digamos que ese llamado de atención que me hicieron me dejó dos tipos de reflexiones: una, que alguna cosa buena tuve que haber hecho en esta vida para que mi Dios fuera tan generoso conmigo, y otra, que algo no debo estar haciendo bien para llamarme a voltear los ojos a mi familia.

¿Dónde está hoy su hijo?

Está estudiando en la Universidad de Ibagué, él lo hacía en Los Andes, porque es becario de Bachilleres por Colombia como mejor bachiller del Tolima en 2012. Digamos que por todas las cirugías que tuvieron que hacerle para la recomposición de su parte ósea el frío le estaba dando muy duro, por lo que hubo que traerlo de Bogotá. Gracias a Dios está recobrando todas sus actividades, entre ellas la música, ya volvió a tomar sus instrumentos y está tocando, y eso para mí es una bendición, eso me llena de energía y positivismo.

¿Este replanteamiento de la vida lo ha llevado a pensar en el retiro de Fenalco?

Sí. La idea es que tengo que replantear un poco mis actividades hacia el futuro. Digamos que hay un momento en la vida en que hay que hacer un pare, y creo que es hora de pensar en eso. Estoy pensando en bajar un poco al ritmo de vida que llevo hoy y a buscar la manera de orientarme a otras cosas que no me generen tanta dedicación de tiempo, y que las pueda disfrutar muchísimo como es el tema de la docencia.

Credito
SANDRA LOMBANA

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