Alfredo Bocanegra: vive a plenitud la paternidad

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
Cuatro mujeres marcaron la vida del abogado y político. Con una estuvo a punto de formar un hogar, pero su deseo se truncó al descubrir que él era estéril.

El vicepresidente jurídico de la ANI, Alfredo Bocanegra, es un conservador con suerte, que cree en la política comprensiva y que, si bien la naturaleza lo privó de procrear, hoy disfruta del privilegio de ser padre. 

Dos hermanitos, de cinco y tres años, Nicolás y Santiago, sus ahijados, son los dueños de su corazón y sus posibles herederos. Con ellos ha logrado poner fin a su frustración de no tener a quién arrullar, enseñar a montar en bicicleta, leer y dar un abrazo, y de quién escuchar sinceros ‘Te quiero’.

Estos pequeños llegaron a la vida del catedrático, abogado, exconcejal, exparlamentario y exfuncionario de las alcaldías de Bogotá e Ibagué y la Gobernación del Tolima, como un regalo divino, que ha transformado su mundo, especialmente Nicolás, quien muchas veces lo llama papá.

¿Cómo llegaron esos niños a convertirse en sus hijos?

Desde que nacieron se metieron en mi alma, y por eso siento que soy padre desde hace cinco años, la edad de Nicolás, de quien asumí ser su padrino de bautismo dentro de lo que se denomina un parentesco espiritual. Después, con el consentimiento de sus padres, he venido asumiendo todos los gastos concernientes a su buena educación y eso me ha dado la posibilidad de disfrutar de una feliz paternidad.

¿Ya los adoptó?

El tema de la adopción es algo que estimo secundario. Mucha gente da más importancia al tema legal que al práctico, pero me parece que si uno quiere cobijar a alguien pues asume los gastos, la subvención de la educación, la buena alimentación, el pediatra, el cuidado y el apoyo a sus padres biológicos.

¿Piensa hacerlo?

Digamos que ese es un paso siguiente que puede venir, aspiro que se pueda hacer en el momento en que tengan la capacidad de aceptar esa situación, no como una imposición.

¿Cómo lo llaman?

Nicolás me dice panino, y otras veces papá.

¿Por qué quitarle la responsabilidad a los padres biológicos?

Uno en la vida tiene oportunidades de un buen ingreso, de un buen empleo, y cada vez tiene unas necesidades personales, por eso es bueno compartirlas con personas que realmente necesiten apoyo para continuar adelante.

¿Con quiénes viven Nicolás y Santiago?

Con sus padres biológicos, pero yo paso mucho tiempo con ellos. Ahora tengo mi trabajo en Bogotá, pero viajo todos los fines de semana al Tolima y compartimos, les ayudo a hacer las tareas, jugamos y los acompaño cuando están enfermos.

¿Qué siente por ellos?

Los siento mis hijos, porque son fruto del afecto y de la voluntad.

¿Qué es lo más difícil de desempeñar ese rol?

Usted sabe que a los niños desde que están pequeños hay que atenderles sus necesidades mientras lo pueden hacer, como es el aseo, y el aseo después de realizar sus necesidades biológicas, y ahí le toca a uno aprender, es un proceso al principio difícil, pero después con mucho cariño, se hace sin asco o dificultad.

¿Qué le dicen sus amigos?

Es muy curioso, porque me dice n que el niño (Nicolás) es muy parecido a mí. Entonces cuando me ven dicen ‘La genética definitivamente no se pierde’, y otros me escriben ‘Es igualito al papá’, pero lógicamente no conocen a primera vista que no hay una relación biológica, sino afectiva.

¿Cuál es su mayor aporte a estos niños?

Les estoy cultivando la fe. Nicolás ya sabe orar, y cuando está conmigo trato de leerle la palabra y explicarle de la manera más sencilla y práctica.

¿Esta Navidad con quién la pasarán?

Vamos a estar todos juntos con sus padres biológicos y conmigo. La casa está adornada para brindarles una Nochebuena llena de felicidad.

¿Esta fecha tiene un nuevo sentido?

Sí, está llena de cosas muy bonitas, porque fui un niño que creció en un hogar muy pobre, pero feliz por el cariño de su mamá y sus hermanas; ahora tengo cosas que compartir y con quién hacerlo.

Choque con la realidad

Alfredo Bocanegra, ¿por qué tomar la responsabilidad de otros, en lugar de tener los propios?

Ese fue un proceso que quise realizar: tener unos hijos biológicos, pero a pesar de que me sometí a varios tratamientos, entre ellos una cirugía, con especialistas no fue posible, no tenía la capacidad biológica de fecundar.

¿A los cuántos años se dio cuenta de esta situación?

Eso fue tarde, uno siempre tiene la idea de la fertilidad, máximo cuando tiene unos antecedentes tan prolíficos: mi papá engendró 26 hijos; la mayoría de mis hermanos tiene muchos hijos, son hogares de entre cuatro y nueve, y entonces uno va pensando que sí tiene esa situación biológica, y en mi caso siempre había pensado tenerlos después de los 35 años, pero cuando empecé a intentarlo no lo logré.

¿Cuando estuvo en ese proceso de procrear recurrió a la inseminación, a un vientre en alquiler, o tenía pareja?

Diana se llama la niña, lo intentamos de manera consensuada. Le propuse y me dijo que sí, pero con un hogar estable, y así lo estimamos, lo empezamos a programar, pero no dio resultado.

¿Buscó ayuda profesional? 

Sí, en un principio me dijeron que ella era la del problema, algo que era imposible porque ya era mamá, ahí visité a un urólogo que al parecer no era muy conocedor del tema, pues me dijo que me sometiera a una operación y cuando fui a Profamilia, donde personas realmente expertas me dijeron que ese procedimiento no era el adecuado, tenía que haber sido otro, ahí fue cuando desistí por falta de tiempo y confianza, por lo que decidí seguir estudiando y trabajando, y dedicarme a mi madre, a mis hermanas y sobrinas.

¿Se sintió frustrado?

Claro, máximo cuando uno no revela traumatismos aparentes, tiene una sexualidad normal, y en una sociedad tan machista como Colombia, donde los hombres consideramos que somos hábiles para engendrar.

¿Cuánto duró su duelo?

Más de cinco años. Cuando uno se resigna a terminar solo en la vida, a no tener una familia, a no poder compartir, no poder tener una persona a quién enseñar a montar en bicicleta, con quien compartir un helado, a quien llevar a un parque...

¿Qué pasó con Diana?

Consiguió un hombre muy bueno, trabajador, ya tienen un niño y todos somos amigos.

¿Es decir que no había amor sino solo un interés de continuar su descendencia?

Pero creo que el amor habría llegado porque este se construye y se consolida en torno a la familia. Yo me sentía muy bien con ella, era una persona que me respetaba, me apreciaba y aún hoy compartimos en eventos sociales.

Brochazo político

En Colombia se autorizó la adopción igualitaria. ¿Qué opina?

Prefiero a niños protegidos que niños abandonados, y me parece que si las personas, sin importar su orientación sexual son analizadas psicológicamente y pueden ofrecer estabilidad y valores, prefiero que los niños estén protegidos bajo ese techo y esos valores, que desprotegidos en la calle y expuestos a la violencia.

Usted ha sido político, funcionario, abogado y catedrático. ¿A esta hora de la vida con qué se queda?

Todavía tengo mucho para darle a este país.

Sus amigos estuvieron en la campaña de Jhon Ésper. ¿Por lo menos le dieron las gracias?

Sin comentarios, porque no lo merece.

Usted fue secretario de Gobierno de Guillermo Alfonso Jaramillo, hoy alcalde de Ibagué. ¿Qué futuro le ve a la ciudad?

Creo que la ciudad está en las mejores manos y su mandato es el más limpio, allí no estuvimos los políticos, los patrocinadores de siempre, los carteles y eso estuvo muy bien, esa se la ganó él y la ganó Ibagué.

De pocos amores

¿Ella ha sido la única mujer en su vida?

Cuando yo era adolescente tuve tres novias con las cuales conservo una amistad muy bonita, todas se casaron y sus hijos son universitarios. A veces cuando nos encontramos hasta les mamo gallo, diciéndole a sus hijos ‘¿sí sabe que usted pudo haber sido hijo mío?’.

Puedo decir que fueron pocas mujeres, pero me marcaron mucho.

¿Cuál es su estado actual, soltero?

Sí, creo que ya es una vocación. No creo que en este momento tenga interés de conseguir una pareja, creo que la paternidad colma un espacio importante.

¿Se echa sus ‘canitas al aire’?

No, cada vez más juicioso, porque los médicos le aconsejan a uno que baje ciertos ritmos, tenga hábitos saludables con el propósito de tener una capacidad de trabajo después de que uno cumple los 50 años.

¿Entonces el celibato es su compañía?

Sí, con los niños y ese conjunto familiar.

Credito
EL NUEVO DÍA

Comentarios