“Soy una mujer común y corriente, solo que con uniforme”

La subteniente Yucely Vega Paladines está convencida de que el cariño con que ella y su equipo están desarrollando un decidido trabajo social permitirá recobrar los lazos de hermandad entre la Policía y los habitantes de Bilbao. Esta tierra azotada por el conflicto armado le ha enseñado a encontrar la felicidad en las cosas simples de la vida.

Desde el 17 de febrero pasado Yucely Vega Paladines, una contadora pública que desde hace cuatro años y un mes pertenece a la Policía nacional, es la encargada del mando en la estación de Policía de Bilbao, corregimiento de Planadas al que luego de 25 años retornó la presencia institucional.

A pesar de la imagen de autoridad que le otorga el cargo de comandante y jefe de 11 uniformados, 10 de ellos hombres, asegura que es una mujer común y corriente, igual de femenina, consentida y caprichosa que cuando era una civil.

En este mágico lugar, como se refiere a esta zona, en el pasado cuna de las Farc, disfruta de los placeres del campo y de la alegría de los niños y conoce a primera mano los dolores, abusos y desventuras que ha tenido que padecer la comunidad, entre la que hay algunas personas que aún no creen que la Policía los está acompañando y en la cual por desconocimiento hasta han llegado a llamarla “camarada”.

En su casi un lustro en la Institución, ¿qué es lo más arriesgado que ha hecho?

Más que arriesgado, es distinto a lo que la mayoría de las personas hacen, y es haber asumido el riesgo de cambiar la imagen o el concepto que tiene la población sobre la Policía y la seguridad del entorno.

¿Acaso cuál es la imagen que tienen los civiles?

Que los dejó solos, pues la última vez que estuvo la Policía de manera permanente fue hace 25 años, por tal motivo y por los antecedentes históricos que hay se observa aún ese temor de ¿será que le hablamos?, pero como tal la gente de Bilbao es muy sociable, berraca y con un espíritu de esperanza maravilloso, por tanto, con un trabajo social fuerte y con acercamiento a través de actividades lúdicas y pedagógicas sé que vamos a dejar una huella imborrable.

¿Estaba preparada para el temor de los civiles?

Desde el momento en que el grupo de investigación ilustra los antecedentes, tiene uno un concepto de que la llegada no va a ser muy fácil y de que puede haber brotes de inseguridad.

¿Siente temor?

No, aquí contamos con el grupo del Ejército, que está en varios puntos, en especial en dos cercanos a nosotros, y eso ayuda a tener una mayor cobertura y respaldo, y cuando vamos a realizar el respectivo patrullaje tanto a la zona urbana como rural ellos van con nosotros.

¿Cómo se ha portado la gente con ustedes?

Muy amable y querida, aunque a algunas personas todavía se les siente esa inseguridad, ese temor o que todavía no cree que Policía está aquí, que volvió, que está presente, pero es cuestión de tiempo para que la comunidad se vuelva a familiarizar y esos lazos de hermandad se fortalezcan.

¿Qué es lo más duro que ha tenido que conocer de Bilbao?

Más bien triste, los hechos históricos y la impotencia de la gente al momento de contar lo que ha vivido y uno mismo siente esa impotencia al conocer sus historias, al saber que estaban solos en aquellos tiempos.

¿Cómo está haciendo para ganarse su cariño y confianza?

Estamos trabajando además del puerta a puerta y trabajos radiales, vamos al colegio, compartimos con la niñez y con las madres, y hacemos distintas actividades de integración. De hecho, este domingo (hoy) empezamos un campeonato en las categorías masculina y femenina.

Usted era la comandante de Policía de Suárez. ¿Esperaba este traslado?

Tengo claro que Policía nacional abarca todo el territorio y que uno como policía debe estar preparado para, en cualquier momento, un traslado, pero la verdad es que en este caso nos tomó por sorpresa, porque al equipo de trabajo nos habían notificado para abrir otra estación, la de Puerto Saldaña, pero hubo un cambio repentino e inmediato.

¿Se sintió castigada con la orden?

No, lo tomamos como una participación al cambio que está haciendo el Gobierno nacional en pro de la paz, y considero que para ello no solo se necesita un sitio para reunir aquellas personas que hicieron parte de un grupo al margen de la ley, sino que también se necesita un trabajo social y psicológico con la comunidad que fue afectada y para eso estamos: para fortalecer y tratar de dar una nueva esperanza a aquellos campesinos y comunidad que fue abatida por la violencia.

¿Por qué mandar a una mujer a esta zona y no a un hombre?

Ante un sitio veredal con antecedentes, es lo más lógico que venga un hombre como comandante. La Institución decidió enviar a una mujer por los mismos antecedentes, porque una mujer tiene la posibilidad de llegar mejor a las personas, ella siempre va a ser el respaldo o a quien van acudir los niños y las madres, entonces considero que por estrategia es mejor una mujer en un sitio como este, por tanto comparto la decisión.

¿Dónde queda su familia?

En mi corazón, porque por cuestiones de comunicación y de señal no puedo tener comunicación vía telefónica, de vez en cuando nos comunicamos por Facebook.

¿Cuánto tiempo cree que la van a dejar en Bilbao?

Estamos por comisiones de relevo cada 45 días, sujetas a cambios tanto desde nosotros como de mando institucional, por ahora soy la pionera de esta estación, soy la pionera de esta nueva transformación y de este granito de arena a la paz de Colombia, pero no sé por cuánto tiempo estaré, esperemos a que cumpla los 85 días, a ver qué sucede.

¿Le hacen falta las comodidades citadinas?

Uno en la ciudad tiene el antojo de irse a cine o de unas alitas a la BBQ, pero aquí uno deja de ser superficial, uno encuentra la felicidad en uno mismo, es un paisaje hermoso, en una caminata por las veredas que son magníficas.

¿Qué le ha dejado esta experiencia?

Aprendí a tomar mayor valor a lo simple de la vida, a lo pequeñito y al entorno natural, así como a dar mayor valor al equipo de trabajo con que estoy viviendo. De verdad es muy bonita esta oportunidad y como mujer y como policía opino que todos deberíamos pasar por una comisión en un sitio abatido por la violencia para aprender a dar valor y sentido a las cosas, a las personas y a la familia.

¿Cómo la llaman en la Policía?

Por lo general siempre hay una palabra, una frase para describir a una persona, pero no sé cómo me describen mis compañeros y superiores, lo que sí sé es que me llamo Yucely y como tal me tratan.

¿Cómo es trabajar con hombres?

Es una experiencia muy buena, porque uno aprende a no creerle nada a ellos. 

Es decir, ¿funciona como un detector de mentiras?

Si vamos a relacionar lo laboral con lo personal, sí, es un detector de mentiras. Uno cuanto más trabaja con los compañeros más aprende aquellas características.

¿Prefiere como compañeros a los hombres o a las mujeres?

Es mucho mejor trabajar con un equipo grande de hombres que con un equipo grande femenino, porque nosotras las mujeres por lo general tenemos una forma de pensar y cuestionamos un poco más las decisiones. Se siente más armonía trabajando con hombres, ellos le llevan la idea a uno.

¿En su trabajo ha sentido alguna vez miedo?

Miedo como tal no, un poquito de sustico de pronto sí.

¿A qué se encomienda?

A diositico, para mí él es mi todo, es mi escudo y mi fortaleza. Para donde yo voy, van mi biblia y mis oraciones.

¿La Biblia descargada en el celular?

No, física. Mi Biblia va y duerme conmigo. ¡Ella no se separa de mi cama!

¿En el trabajo qué la saca de casillas?

Que me vacilen.

¿Y en lo personal?

Que me mientan. Me considero muy transparente, tanto que a veces paso por imprudente por decir lo que pienso o preguntar lo que no entiendo.

¿Cuál es su lema?

Sí me dicen sí, es un sí rotundo y sí a toda costa. 

¿Se ha sentido en desventaja frente a los hombres?

No, en mi escuela, General Santander, todos hacíamos lo mismo, todos volteamos por igual. 

¿Hay mucha envidia?

No, acá es muy chévere, envidia considero que habrá en todas partes, pero lo más bonito de la envidia es despertarla y no sentirla.

¿Por qué una Contadora Pública termina con uniforme?

Yo ingresé como profesional, porque tengo sueños y metas y voy tras de ellas.

¿Cuál es ese sueño?

Tengo un sueño institucional, pero es mejor no compartirlo.

¿Qué es lo bonito de ser policía?

Es cuando uno ve en los rostros de la gente una sonrisa de agradecimiento, eso es mágico.

¿Qué admira de la Institución y qué cambiaría?

Admiro todo, pero brindaría un mayor respaldo a la oficialidad, sin entrar en detalles.

¿De qué ha tenido que abstenerse por portar uniforme?

De nada, porque un policía debe ser transparente. Así como río con el uniforme, también me estreso y hay unos momentos en que uno se sale de casillas. Lo único es que se deben medir muy bien las palabras cuando se porta el uniforme, porque no se sabe quién lo vaya a mal interpretar. 

¿Su profesión la ha cambiado?

No, sigo siendo la misma mujer común y corriente, solo que con uniforme. Soy igual de femenina, consentida, caprichosa, con todas las características que nos describen a las mujeres.

Pasar de civil a teniente, ¿no es perder la libertad?

Considero que uno se da la vida que quiere vivir y ser, entre comillas, libre, porque uno institucionalmente no pierde la libertad, solo que la adapta a sus espacios, pero es muy bonito darse la oportunidad de ser civil 100 por ciento y ser civil estando dentro de una Institución.

Credito
EL NUEVO DÍA

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