“Lo que más me ha marcado en la vida es trabajar en medio de la violencia y la guerra”

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
A puertas de cumplir sus bodas de oro sacerdotales, monseñor Flavio Calle, arzobispo de Ibagué y oriundo de Antioquia, le contó a EL NUEVO DÍA cómo surgió su interés por la vocación sacerdotal y ha transmitido su mensaje de paz. Además recordó las experiencias que lo han hecho llorar y su infinita devoción por San José.

¿De dónde nació ese interés por dedicarse al sacerdocio?

Creo que fue porque en el ambiente de mi hogar, mis padres eran muy religiosos. Aunque mi padre tal vez habría querido que yo hubiera emprendido otro camino; pero en general en el hogar respiré ese ambiente que me fue orientando mi niñez hacia el altar.

¿Nunca soñó con otra profesión?

Tal vez sí, de niño y joven se me cruzaban las ambiciones y sueños; en mi ambiente antioqueño uno veía a los ‘exitosos’, que estaban en la industria, universidades, deportes o en hogares muy brillantes; así que mi vocación al sacerdocio no fue químicamente pura, hubo que luchar para sacarla adelante; pero finalmente primó.

¿A qué edad descubrió que lo suyo era entregar su vida al sacerdocio?

Hubo varios momentos; el primero fue a la edad de 11 años cuando inicié la formación en el seminario menor, pero como tal fue cuando terminé el bachillerato sobre los 18 años.

¿Fue sorpresivo para su familia que tomará esa decisión?

No, porque como empecé de muy niño me vieron estable en ese camino.

¿Cómo ha sido esta experiencia y trayectoria sacerdotal?

Hubo dos etapas. La primera fue la del seminario menor en el bachillerato; muy formadora, de disciplina, estudio y deporte; y la otra fue la del seminario mayor, más profesional, con una dedicación total de tres años al estudio de las humanidades en la filosofía y otros cuatro, en teología. Allí se da sobretodo la renuncia a las otras aspiraciones.

¿En algún momento se enamoró?

Sí, sin duda alguna. En el cruzar la propia juventud le atraen a uno muchas personas en su trato, relación y amistad; tuve la alegría de conocer gente que me llegaba al alma, pero nunca les di mi corazón. Siempre logré relacionarme y querer, sin dar mi vida a la otra persona.

¿Nunca tuvo novia?

Siempre conservé la independencia, es decir, manejé mucho las amistades, pero con libertad.

¿Hubo alguna experiencia en su trayectoria sacerdotal que le haya roto el corazón?

Sí, muchas. Lo que más me ha marcado en la vida es trabajar en medio de la violencia y la guerra; como despedir gente agonizando o presidir las exequias de entierros colectivos por masacres; pero sobretodo cuando fui Obispo en Montelíbano, Córdoba, y en Rionegro, Antioquia; mi vida estuvo muy relacionada con el tema de la guerra, la paz, reconciliación y con el diálogo para mermar el impacto de la violencia.

Por otro lado, ¿qué le saca el malgenio?

Cuando descubro la mentira me causa desilusión e impaciencia; pero sobretodo me duele la calumnia, porque es un pecado muy grave; inventarle a otro una falta que no ha cometido.

¿Qué le causa felicidad?

Me hace feliz ver a la gente en progreso y superación, o ver a la gente buscando a Dios, reconociendo la debilidad de sus errores; también cuando se alivian de sus enfermedades o escuchar a la gente comunicando mensajes de paz, reconciliación, progreso y superación.

¿Cuál ha sido la misión que se destaca en toda su carrera como sacerdote?

La de ser Arzobispo en Ibagué, eso a mí me ha agradado muchísimo, es mi júbilo más grande desde el día que llegué aquí, hace 15 años, y dije vale la pena gastar la vida en esta misión.

¿Cómo describe al pueblo ibaguereño?

Es gente buena de corazón, amable y acogedora. Lo más importante es romper el hielo, y llegar más allá de la piel, para descubrir la calidad y la bondad de los ibaguereños. He visto la presencia de Dios en el rostro y corazón de los tolimenses.

El Papa Francisco se caracteriza por tener opiniones un poco diferentes a las de sus antecesores. ¿Ha llegado el momento en que esté en desacuerdo con alguna opinión o posición que él haya tomado?

Sí, la de cambiar el catecismo y apartar la Iglesia de la tolerancia que hubo en algunas épocas de la historia, de las penas de muerte. Ahora categóricamente dice: no es de la doctrina de la Iglesia aceptar la pena de muerte, en cuanto pena en ningún momento.

¿No se ha sentido representado con alguna posición de la Iglesia?

Más bien quisiera que la Iglesia fuera más celosa y agresiva en predicar el Evangelio; sería bueno que también aprendiera a usar los medios modernos para evangelizar.

¿Qué opina del matrimonio homosexual?

Es muy claro: No es el plan de Dios, va contra la misma naturaleza y lo que se sale del diseño de Dios va por mal camino. Es verdad que la humanidad de hoy ha aflojado, pero existe una gran diferencia entre lo legal y lo moral.

Independiente del matrimonio, ¿cuál es su opinión respecto a la comunidad Lgbti?

Es de acogida humana, respeto, incluso de escucha y acercamiento. Por esa condición no dejan estar en comunión con la gente con quienes vivimos con ellos; mi posición es de escucha con sentido de ayuda.

¿En algún momento tuvo alguna misión o acercamiento con algún Papa?

He tenido mucha cercanía con el Papa San Juan Pablo II, incluso en una ocasión me recibió en un ambiente muy cordial de ‘tú a tú’, me escuchó, alentó y animó. Igualmente traté frecuentemente con el Papa Benedicto XVI, incluso con el Papa Francisco; pero lo que más me ha marcado en mi existencia es mi relación el Papa Pablo VI, él fue quien me ordenó de sacerdote.

¿Por qué fue el Papa Pablo VI el que más lo ha marcado?

Él presidió una ceremonia en la cual yo fui sacerdote, eso fue hace 50 años cuando por primera vez vino un Papa a América Latina; el mismo día que llegó nos ordenó sacerdotes a los que estábamos en el templete eucarístico; después lo visité varias veces y tengo de él una imagen y una impresión imborrable.

¿Qué defecto considera que tiene?

Muchos, como no calcular bien el tiempo, eso hace que se le acumulen a uno los quehaceres con temas que uno debió despachar hace tiempo.

¿Qué le falta por hacer?

Muchas cosas, voy llegando a una edad que dentro de poco tendré que presentar mi renuncia al Papa; ahí es cuando pensaré ¿yo por qué no hice esto?, pude haber desarrollado más programas de evangelización, haber tocado más la carne humana con mi presencia y palabra.

¿A quién le gustaría encontrarse en el cielo?

A mis padres, amigos, los que despedí cuando rezaba en la Iglesia; por ejemplo en las exequias les digo a los difuntos “hasta encontrarnos pronto”; también voy a gozar mucho encontrándome aquellos antiguos que fueron los primeros santos de la Iglesia y de la humanidad.

Usted es muy devoto de San José. ¿Cómo descubrió que él tiene una misión en usted?

Esa pregunta me la hago yo mismo y no tengo precisión de respuesta. A la edad de 20 años en adelante se me fue metiendo esa calidad de persona y hombre en el corazón.

¿Se siente pecador?

Sí, y eso me ha ayudado mucho. Me siento pecador y débil, pero me consuela lo que decía el apóstol San Pablo, cuando soy débil es cuando más fuerte me siento, porque viene más que nunca la gracia y ayuda de Dios.

Después de las bodas de oro sacerdotales, se acerca su retiro. ¿Qué va a hacer? ¿Cuáles son sus planes?

Cuando ya me toque ese momento, llevaré mi ritmo de vida de la misa y la oración, pero sin duda alguna sacaré tiempo para leer lo que de pronto está represado y seguramente haré algunas visitas o viajes de carácter fraternal y misionero en Colombia. Además sacaré tiempo para escuchar, recibir y confesar.

¿Dónde va a quedar radicado?

Yo creo que cuando toque el retiro, mi destino será Antioquia, por ese lado. Allá está mi familia.

¿Hay una fecha tentativa?

No, soy consciente que tengo que renunciar cuando cumpla 75 años, que es en febrero del año entrante. Yo le renuncio al Papa y él considera mi renuncia.

¿Qué imagen se lleva de Ibagué?

Me lo llevo en el corazón, cuando me vaya seré antioqueño - tolimense, serán mis dos patrias. Ibagué como tal es una ciudad de talla humana, agradable, intermedia, cercana y de aire puro; todo es agradable.

¿Vuelve a Ibagué, después de irse?

Sí, pero no mucho; porque cuando uno deja, enserio debe dejar.

 

Frase

"Mi vocación al sacerdocio no fue químicamente pura, hubo que luchar para sacarla adelante".

 

Frase

"Mi vida estuvo muy relacionada con el tema de la guerra, la paz y reconciliación".

 

Frase

"He visto la presencia de Dios en el rostro y corazón de los tolimenses".

Credito
EL NUEVO DÍA

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