“Lo importante en este medio es mantenerse, y no subir como palma y caer como coco”

El diseñador de joyas ibaguereño Carlos Arroyave, actualmente radicado en Nueva York, en su visita a la Capital Musical le contó a EL NUEVO DÍA cómo fueron sus inicios en la industria de la joyería, también habló sobre su pareja con la que lleva más de 30 años

¿Hace cuánto se fue para Estados Unidos?

Me fui en el año 1988 y empecé a trabajar con una señora en el ensamble de joyas por piezas. Después inicié a estudiar diseño de joyas y accesorios en el Fashion Institute of Technology de New York, por cinco años. Cuando terminé, la compañía para la que trabajaba cerró y a mí me quedaron todas las conexiones para las que hacía joyas; entonces comencé a crear, y como había ahorrado dinero inicié a trabajar con accesorios para el pelo, los vendía a una compañía que revendía a otros.

¿Cómo nació este interés por ser diseñador de joyas?

Cuando vivía en Colombia trabajé con el Comité de Acción Social, siempre he sido muy amigo de las primeras damas, y me enviaban a todos los festivales a acompañar las reinas. Yo era el encargado de hacerle los moñitos y todo lo que tiene que ver con creatividad. Además pienso que este interés comenzó desde muy niño con los pesebres, recuerdo que los desbarataba todos los días y volvía y los hacía. Era supremamente creativo, me encantaba hacer cosas de Navidad.

¿En qué barrio o sector de Ibagué se crió?

En la 27, entre Quinta y Sexta, y estudié en el Colegio San Simón.

¿Cómo llegó a EE.UU.?

Lo de la Visa fue muy divertido porque me presenté una vez y me la negaron. He sido una persona muy decidida en la vida y cuando volví no pedí cita para ir a ventanilla, sino con el cónsul general de EE.UU, y me dio la Visa por cinco años, pienso que le caí bien. Cuando viajé, en el fondo no quería quedarme, solo quería ir de vacaciones.

¿Cuántos años tenía cuando se fue?

Voy a completar 57 años y a la gente que no me conoce les digo que tengo 35. Me fui en el 88 como sobre los 27 ó 28 años.

¿Qué fue lo más difícil que tuvo que enfrentar cuando decidió lanzarse al mundo de las joyas?

La competencia, porque uno comienza muy primíparo, uno no conoce la tecnología y tocaba (trabajar) con cosas muy rudimentarias. Con el tiempo fui conociendo y empecé a asistir a eventos donde la gente te instruye sobre tecnología, uno va aprendiendo poco a poco.

¿Qué tal fue para su familia que usted tomara la decisión de irse del país?

Difícil porque soy único hijo, mi papá murió cuando tenía cinco años y me quedé solo con mi mamá. Ella toda la vida tuvo que trabajar para sacarme adelante, pero ya estando en EE.UU. ella empezó a ir.

¿Qué cargos desempeñó antes de irse?

Trabajé con la Secretaría de Obras Públicas; después cuando venían esposas de gobernadores, me transferían porque eran amigas personales de mi familia y querían que las ayudara con la organización de eventos del Campestre.

¿Por qué dona cada año las coronas a los reinados del Festival Folclórico Colombiano?

Con Bethy García somos grandes amigos, fue muy importante que ella estuviera en la Corporación y por eso he dado coronas a través de tantos años, sé la dedicación de ella. Me molestó mucho que el año pasado la hayan sacado del Folclor; además cuando escucho tanta cosa que pasa en el Tolima que los políticos robaron, que hicieron o no hicieron, digo ‘bueno afortunadamente yo he aportado mi granito de arena y talento a mi tierra’.

¿A cuántos reinados ha donado las coronas?

Son 30 años, y como 10 coronas en cada uno, desde que me fui empecé a enviar. Para mí es muy bonito ir a la Casa del Folclor y ver todas esas fotos e inclusive tienen una foto mía con una de mis creaciones.

En cuanto a la parte personal, ¿cómo está su situación sentimental?

Todo el mundo sabe que soy gay, mis amigas saben que soy abierto en ese tema. Llevo 30 años de relación con Anthony Murphy, él es médico cardiólogo. Ha sido una relación muy linda, sin el apoyo que él me ha dado durante tantos años, no hubiese podido llegar. Hemos conocido el mundo, es una relación estable, eso ha hecho que tenga esa tranquilidad emocional por un lado y pueda sostener mi trabajo.

¿Cómo se conocieron?

En una fiesta de unos amigos del Consulado de Colombia, porque la verdad siempre he estado muy bien conectado. Tuve una amiga que fue Marlene Tovar y cuando estuve en Estados Unidos la primera vez, ella me invitó a una fiesta del Consulado de Colombia y Anthony estaba con unos amigos ahí. Él es de Long Island.

¿En algún momento el idioma fue barrera para salir adelante? ¿Cómo hizo?

Sabía lo básico que sabe todo el mundo y lo que no entendía con señas me defendía. Luego empecé la universidad y mientras estudiaba diseño aprendía más inglés, pero en un comienzo fue muy rudimentario, me defendía con las pocas cosas que sabía.

¿Cómo fue para su mamá asumir su homosexualidad?

Pienso que los padres deben ser muy inteligentes y querer a todos sus hijos independientemente de la orientación sexual. Cuando la gente es mayor, es más difícil, pero cuando mi mamá empezó a ir a Estados Unidos y conoció a Anthony, él fue muy especial con ella. Ahora cuando la llamo a preguntarle cómo está, consulta más por Anthony que por mí. Lo entendió sin necesidad de tener que decirle ‘él es mi pareja’.

¿Cómo fue la relación con los papás de Anthony?

Fueron fabulosos conmigo, recuerdo la primera Navidad a la que me invitaron. Era una familia grande de cuatro hermanos y cuatro hermanas. Tenía mucho miedo, pero cuando la mamá me vio llegar me tenía regalo de navidad sin conocerme. Después de los años empecé a asistir a las reuniones familiares, y pasó lo mismo que con mi mamá, lo entendieron sin tener que decírselo.

¿Cómo es el temperamento de los dos?

La gente que me conoce sabe que soy muy directo, creo que de pequeño mi mamá no se dio cuenta que era un niño hiperactivo, quiero las cosas ya, rápido. Eso me ha funcionado mucho en mi trabajo para tener las cosas a tiempo pero para otras cosas no es bueno, pienso que por eso hemos tenido un balance con Anthony, porque es una persona dedicada, profesional y tiene lo suyo, es muy calmado.

¿En ese caso usted es el que manda en la relación?

No, porque Anthony es muy duro cuando tiene que tomar una decisión. Es mitad, mitad.

¿Tienen hijos? ¿Están en los planes?

No y no he querido, porque no me queda tiempo. Además no soy de los que comparte que la gente gay debería adoptar niños, porque el niño debe criarse dentro del ambiente normal como nosotros nos criamos. Pienso que el niño debe estar siempre con su mamá y papá, o por lo menos con la presencia femenina.

 

En la industria

 ¿Cuáles han sido las buenas experiencias que le ha permitido estar en el mundo de la joyería?

Ser invitado a los reinados de Filipinas o Miss Puerto Rico. Además hubo una época en que alterné mis diseños y empecé a vender la ropa de Bob Mackie, los nuevos dueños me buscaron para ayudar a vender la línea y lo hice junto con lo que yo hacía, al por mayor. Eso fue un boom, nos fue súper bien porque contacté todos los mercados de Latinoamérica a través de las embajadas.

¿Cómo es una jornada de creación?

Puede ser en vuelo o viajando, siempre estoy pintando. Diariamente todo lo que me atrae lo pinto en un papel, porque en este mercado hay que ser creativo permanentemente.

¿Cuáles son esas joyas que le gusta usar?

Tengo de todo. Creé el oro elástico, así que me gusta ponerme cosas diferentes y ser muy elegante y clásico; pero sobre todo ser sobrio, no me gustan las cosas extravagantes.

¿Qué representa para usted una joya?

Es como un bebé, otro hijo pequeño, uno lo va a recordar siempre.

En cuanto a su personalidad, ¿qué le molesta?

Las injusticias y el incumplimiento. Tener una cita importante con alguien y que la persona llegue tarde, porque a veces uno tiene los tiempos programados. También odio el chisme, la gente que te muestra una cara y por detrás es otra.

¿A qué le tiene temor?

A una enfermedad grave que lo postre a uno en la cama, por eso digo que no quiero vivir muchos años. Prefiero vivir mi vida hasta que pueda defenderme por mí solo.

¿Qué lo hace feliz?

Saber que mi mamá está tranquila y que a pesar de que le llegaron los años, siempre hay una persona que la cuida, que la tengo permanente para que esté con ella. Lo más importante es que tenga una buena calidad de vida. Y también saber que mis verdaderos amigos siempre me admiran y quieren; me hace feliz viajar, eso me da mucha alegría, me reconforta.

¿Un consejo para quienes están iniciando?

Lo importante en este medio es mantenerse y no subir como palma y caer como coco. Llevar una vida tranquila y tratar de vivir bien. Es muy difícil pensar que se va a crear el gran emporio, lo importante en este trabajo es la perseverancia, dedicación y disciplina.

 

Dato

Arroyave estuvo visitando a sus amigos de Bogotá e Ibagué, por lo que compartió con Amparo y Patricia Grisales, amigas de toda su vida, así como con María Cecilia Botero; y en Ibagué con la familia Pardo y Vilma de Jaramillo.

Credito
EL NUEVO DÍA

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