Las frutas secas

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
Las frutas secas no deben confundirse con los frutos secos. Estos últimos tienen como característica que su condición de bajo contenido de agua se debe a razones naturales, sin intervención de la mano del hombre; son ricos en grasas y por lo general tienen una cáscara dura.

Las frutas secas son productos que se obtienen por desecación de las frutas frescas mediante la utilización de diversas técnicas. Estas son las uvas y las ciruelas pasas, los albaricoques (orejones), los higos, dátiles, arándanos y los tomates entre los tradicionales. También se encuentran los bananos, la piña, la manzana, el coco y otros.

El secado de alimentos frescos es una de las técnicas más antigua de conservación de los productos, si se tiene en cuenta que la acción del sol es la que siempre ha permitido la extracción de la humedad que contienen. Con la eliminación del agua se suspende la reproducción de organismos como bacterias, hongos y mohos, causantes de la pudrición de los alimentos frescos.

Las frutas secas se conservan por mucho tiempo disponibles para el consumo, su peso se reduce hasta a un 20% del original y su almacenamiento y empaque se facilita por su menor volumen.

En la actualidad las técnicas industriales permiten además resaltar los colores y los sabores de estos productos, en cuyo proceso de secado se acusa solamente la pérdida de Vitamina C con la que contaba la fruta fresca. Sin embargo, al reducir la cantidad de agua, se produce una concentración de nutrientes que es muy positiva para la salud. En términos generales, las frutas deshidratadas aportan cantidades considerables de potasio, calcio y vitaminas. Son buena fuente de fibra, lo que las hace especialmente favorables para mejorar las funciones intestinales. 
Una de las preguntas a las que buscó dar respuesta el hombre a lo largo de su historia fue la manera de disponer de reservas de alimentos para las épocas de escasez. Esto llevó a nuestros antepasados a buscar diferentes formas de conservar los alimentos que recolectaban de la caza, la agricultura y la pesca.

Con el desarrollo de los cultivos, la conservación fue útil para almacenar los excedentes de las cosechas que aseguraban el abastecimiento de ciertos alimentos fuera de temporada. De estos esfuerzos surgieron soluciones como el ahumado, la salazón, la fermentación y el secado al sol como métodos primitivos para conservar alimentos.

Este último es uno de los más económicos y el que mayor contribución aporta a las aspiraciones de conservación del medio ambiente. Se ejecuta extendiendo los productos sobre la superficie escogida para ese propósito, que reciba la luz del sol el mayor tiempo posible. Solamente se requiere mover las frutas con alguna periodicidad para que el secamiento sea homogéneo y completo. El riesgo de este método es la posible llegada de insectos y mugre arrastrados por el viento. Posteriormente se desarrolló un método que aprovecha la misma energía natural, pero en deshidratadores solares dispuestos con mallas protectoras y bandejas para una buena disposición de los alimentos.

Después se inició el desarrollo de deshidratadores eléctricos, tanto industriales como caseros y se ofrecen en distintos tamaños y posibilidades económicas.

Si las opciones anteriores se dificultan por falta de espacio, por ejemplo, se puede apelar al horno de la cocina, ya sea a gas o eléctrico. El resultado óptimo es mantener el horno a una temperatura constante entre los 50-65º C. Si el horno cuenta con la función de emisión de calor con ventilación, se ayuda a repartir el calor y se facilita así la deshidratación. La desventaja más evidente en el consumo de frutas deshidratadas es su elevado contenido de azúcar que hace que sea muy fácil el deseo de consumirlas en cantidades abundantes. Para ello es recomendable no comprar esas frutas cuando están confitadas o escarchadas.

Arroz pilaf con frutos secos

(Receta tomada de gastronomía&cia-internet) 

“La elaboración de un arroz pilaf es sencilla y muy rápida. Se puede enriquecer con los ingredientes que más nos gusten, por ejemplo, frutas y frutos secos. En este caso, las almendras son las protagonistas de nuestra receta de arroz pilaf de hoy. Esperamos que la probéis y que la disfrutéis tanto como nosotros. 

Ingredientes (4 comensales): 200 gramos de arroz basmati (u otro tipo de arroz largo aromático), 1 cebolla tierna mediana, 3 dientes de ajo, ½ pimiento verde, ½ pimiento amarillo, 1 chile rojo (puede ser fresco o seco), 50 gramos de frutos rojos deshidratados, 50 gramos de almendras enteras, la piel rallada de una naranja, 1 cucharadita de tandoori masala, 2 de perejil fresco picado, 450 ml. de caldo de ave, aceite de oliva virgen extra, sal. 

Elaboración: Pele la cebolla, lave los pimientos y corte estos ingredientes en brunoise; pele los dientes de ajo y píquelos pequeñitos. Despepite el chile y píquelo bien pequeño. Lave el perejil, séquelo, píquelo y reserve. Ponga una cazuela al fuego y tueste las almendras sin añadir ningún tipo de grasa; a fuego medio y moviéndolas para que se tuesten de forma homogénea.

Retire las almendras y resérvelas. Ponga un buen chorro de aceite de oliva en la cazuela (también puede utilizar ghee), e incorpore la cebolla; póngala a fuego lento hasta que esté transparente. Si los pimientos los quieres muy hechos, hágalo a la vez que la cebolla. Nosotros preferimos que queden un poco enteros, así que los incorporaremos más tarde”.

Las frutas secas son productos que se obtienen por desecación de las frutas frescas mediante la utilización de diversas técnicas. Estas son las uvas y las ciruelas pasas, los albaricoques (orejones), los higos, dátiles, arándanos y los tomates entre los tradicionales. También se encuentran los bananos, la piña, la manzana, el coco y otros.  El secado de alimentos frescos es una de las técnicas más antigua de conservación de los productos, si se tiene en cuenta que la acción del sol es la que siempre ha permitido la extracción de la humedad que contienen. Con la eliminación del agua se suspende la reproducción de organismos como bacterias, hongos y mohos, causantes de la pudrición de los alimentos frescos.  Las frutas secas se conservan por mucho tiempo disponibles para el consumo, su peso se reduce hasta a un 20% del original y su almacenamiento y empaque se facilita por su menor volumen.  En la actualidad las técnicas industriales permiten además resaltar los colores y los sabores de estos productos, en cuyo proceso de secado se acusa solamente la pérdida de Vitamina C con la que contaba la fruta fresca. Sin embargo, al reducir la cantidad de agua, se produce una concentración de nutrientes que es muy positiva para la salud. En términos generales, las frutas deshidratadas aportan cantidades considerables de potasio, calcio y vitaminas. Son buena fuente de fibra, lo que las hace especialmente favorables para mejorar las funciones intestinales.  Una de las preguntas a las que buscó dar respuesta el hombre a lo largo de su historia fue la manera de disponer de reservas de alimentos para las épocas de escasez. Esto llevó a nuestros antepasados a buscar diferentes formas de conservar los alimentos que recolectaban de la caza, la agricultura y la pesca.  Con el desarrollo de los cultivos, la conservación fue útil para almacenar los excedentes de las cosechas que aseguraban el abastecimiento de ciertos alimentos fuera de temporada. De estos esfuerzos surgieron soluciones como el ahumado, la salazón, la fermentación y el secado al sol como métodos primitivos para conservar alimentos.   Este último es uno de los más económicos y el que mayor contribución aporta a las aspiraciones de conservación del medio ambiente. Se ejecuta extendiendo los productos sobre la superficie escogida para ese propósito, que reciba la luz del sol el mayor tiempo posible. Solamente se requiere mover las frutas con alguna periodicidad para que el secamiento sea homogéneo y completo. El riesgo de este método es la posible llegada de insectos y mugre arrastrados por el viento. Posteriormente se desarrolló un método que aprovecha la misma energía natural, pero en deshidratadores solares dispuestos con mallas protectoras y bandejas para una buena disposición de los alimentos.  Después se inició el desarrollo de deshidratadores eléctricos, tanto industriales como caseros y se ofrecen en distintos tamaños y posibilidades económicas.  Si las opciones anteriores se dificultan por falta de espacio, por ejemplo, se puede apelar al horno de la cocina, ya sea a gas o eléctrico. El resultado óptimo es mantener el horno a una temperatura constante entre los 50-65º C. Si el horno cuenta con la función de emisión de calor con ventilación, se ayuda a repartir el calor y se facilita así la deshidratación. La desventaja más evidente en el consumo de frutas deshidratadas es su elevado contenido de azúcar que hace que sea muy fácil el deseo de consumirlas en cantidades abundantes. Para ello es recomendable no comprar esas frutas cuando están confitadas o escarchadas.  Arroz pilaf con frutos secos  (Receta tomada de gastronomía&cia-internet)  “La elaboración de un arroz pilaf es sencilla y muy rápida. Se puede enriquecer con los ingredientes que más nos gusten, por ejemplo, frutas y frutos secos. En este caso, las almendras son las protagonistas de nuestra receta de arroz pilaf de hoy. Esperamos que la probéis y que la disfrutéis tanto como nosotros.   Ingredientes (4 comensales): 200 gramos de arroz basmati (u otro tipo de arroz largo aromático), 1 cebolla tierna mediana, 3 dientes de ajo, ½ pimiento verde, ½ pimiento amarillo, 1 chile rojo (puede ser fresco o seco), 50 gramos de frutos rojos deshidratados, 50 gramos de almendras enteras, la piel rallada de una naranja, 1 cucharadita de tandoori masala, 2 de perejil fresco picado, 450 ml. de caldo de ave, aceite de oliva virgen extra, sal.  Elaboración: Pele la cebolla, lave los pimientos y corte estos ingredientes en brunoise; pele los dientes de ajo y píquelos pequeñitos. Despepite el chile y píquelo bien pequeño. Lave el perejil, séquelo, píquelo y reserve. Ponga una cazuela al fuego y tueste las almendras sin añadir ningún tipo de grasa; a fuego medio y moviéndolas para que se tuesten de forma homogénea. Retire las almendras y resérvelas. Ponga un buen chorro de aceite de oliva en la cazuela (también puede utilizar ghee), e incorpore la cebolla; póngala a fuego lento hasta que esté transparente. Si los pimientos los quieres muy hechos, hágalo a la vez que la cebolla. Nosotros preferimos que queden un poco enteros, así que los incorporaremos más tarde”.
Credito
Yezid Castaño González - toronjilcanela@yahoo.com

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