Los horizontes de la gastronomía

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Julián Estrada, empresario antioqueño, investigador, antropólogo y cocinero, dice en alguno de sus interesantes escritos, que la cocina es arquitectura, botánica, zoología, comercio, química, física, matemáticas, ingeniería, medicina, lenguaje, literatura, historia, geografía, religión, superstición, poesía, sexo, amor y política…

A esta larga, cierta y franca relación, yo le agrego que también la cocina es tecnología, economía, antropología, biología, diseño, arte, cultura y, como si fuera poco, factor fundamental de conciliación, reconciliación y convivencia.

Un tiempo después, leí en el portal La Silla Vacía un titular que decía…. “La comida: el imán de las Farc en Icononzo”, escrito por Natalia Arbeláez Jaramillo. En un aparte de su nota, relacionada con una visita de periodistas a la zona de concentración de desmovilizados establecida en ese municipio dice “…El menú es pan, huevos y arroz; hay abundante café y limonada de panela. Los conductores de los carros que están parqueados abajo desfilan por el lugar y aprovechan el ofrecimiento. Doce guerrilleros y guerrilleras despachan desayuno mientras adelantan el almuerzo que va a ser sancocho con arroz. Están cocinando para 180 personas, que son en buena parte los visitantes que se encuentran en la zona de la recepción.” 

Una vez terminada la crónica, uno de los lectores dijo: “…La cronista efectivamente nunca había visto a un guerrillero, como tampoco conoce la idiosincrasia de un campesino-guerrillero, quien recibe a quien lo visita brindándole lo mejor que tiene. Por eso, la generosidad campesina y el desprendimiento del guerrillero de su comida no solo puede ser interpretada como compra de votos. Muy simple, Natalia, muy simple...hay que estudiar más”. 
Precisamente, los comentarios anteriores permiten recabar en el hecho de que la comida, como todos lo sabemos, es parte de la cultura de las regiones y los países y, por supuesto, va más allá de los fogones. Estamos entonces ante una actividad cultural que logra la unión entre el producto del trabajo del campesino y el consumidor que lo aprecia, lo comparte y degusta en la mesa, después de haberlo buscado y adquirido expresamente en las plazas de mercado.Este consumidor que lo hace a conciencia es el que conoce el origen de los alimentos y sabe respetar, al mismo tiempo, al productor y al comercializador, de la misma manera que lo hace con quien los procesa y cocina. 
Los enemigos de hoy para la conservación de estas cadenas son las grandes multinacionales que afectan la esencia de los productos. Muchas especies y variedades de productos de la tierra se están acabando, y esto está desvirtuando la riqueza y variedad que América le entregó al mundo: una verdadera revolución alimentaria. El concepto de la productividad de hoy es producir más en menor cantidad de tierra con menos costos y en menor tiempo. El paladar se está acabando con el impacto de los alimentos procesados, enriquecidos y ultra procesados, que han creado un nuevo concepto de poder real. Debemos volver al producto campesino. 
Un episodio histórico del desarrollo de las ciudades como elemento integrado a la gastronomía es el que recordamos en la historia de España. Los romanos ya habían construido los canales de conducción de agua. Después, los musulmanes desarrollaron un mejoramiento con la construcción de acequias, y crearon ciudades con distribución igualitaria de agua para consumo humano y para agricultura, evitando el uso excesivo y el desperdicio. Valencia tuvo ocho canales, siete para distribución de agua y uno para evacuación de aguas servidas. 
Los musulmanes crearon presas con miras a regular el agua para uso agrícola. Construyeron redes de canales, norias (ruedas con recipientes) para subir el agua y estimular los cultivos, y qanat (pozos subterráneos) para conducir el agua a los sembradíos. Con toda esta infraestructura crearon un sistema de administración agrícola comunitaria. Con este modelo cultivaron el arroz, traído por los romanos, aumentaron la productividad y cambiaron la fertilidad de la tierra porque se trataba de zonas relativamente áridas. A esa tierra llevaron la naranja que se producía en la India, pero amarga, y de esos cultivos, con esas facilidades, viene la naranja valencia que es pequeña y dulce. Desde el Medioevo se inició un florecimiento de la agricultura de Valencia. 


Arroz Abanda


Este plato tiene tres elementos que se integran: El caldo o fondo de pescado, el arroz y el alioli. Para el caldo, compre un kilo de huesos de pescado blanco, de mar, y póngalos en una olla a sofreír en aceite vegetal por 3-4 minutos. Agregue una cebolla cabezona troceada, cuatro dientes de ajo machacados, un pimentón troceado sin pepas y sin venas, ½ libra de tomates maduros cortados, laurel, perejil y pimienta. Después de otros tres minutos de darle vueltas a todo, añada unas ocho tazas de agua caliente y continué la cocción por 30 minutos más. Apague el fuego, deje reposar el caldo y, pasada media hora, cuélelo. Recuerde que un caldo de pescado no debe hervir más de 30-45 minutos para evitar que se enturbie y se aglutine. Para 8-10 porciones, el arroz se hace en una paell (paellera) o una sartén que se calienta con un par de cucharadas de aceite de olivas. Pique finamente cuatro dientes de ajo y póngalos a ablandar en el aceite sin que se quemen; añada tres tazas de arroz y déjelo sofreír por unos minutos, removiendo, y adicione dos tazas del caldo y sal. Deje cocinar hasta que se absorba el líquido y añádale otras dos tazas. Deje cocinar, vierta otras dos tazas de caldo y pruebe el dente del grano para que el arroz no se sobrecocine. Cuando lo considere terminado, apague el fuego y tape por 10 minutos antes de servirlo. Puede adornar con julianas de pimentón rojo. Con este arroz puede acompañar, por ejemplo, un cocido sencillo de pescado y camarones. En ese caso, ponga a cocinar unas papas en el caldo de pescado que ya hizo, añadiendo un poco de vino blanco y, cuando estén casi listas, le agrega pescado de mar en trozos, como pargo o mero, lo deja cocinar unos 2 minutos y le adiciona camarones o langostinos por dos minutos más. El caldo de este cocido lo mezcla con el inicial de pescado y lo usa para la cocción del arroz. Acompañe todo con tajadas de pan o tostadas untadas con alioli. Recuerde que el alioli es una mayonesa hecha en casa a la cual le añade una pasta de ajos machacados con unos gramos de pan, remojados en leche, sal y gotas de limón.

Credito
YEZID CASTAÑO GONZÁLEZ

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