Su actuación como anfitrión o invitado

El éxito de un evento, sea social o laboral, es el resultado de la mezcla correcta de varios elementos, entre ellos de la manera de actuar y comportarse los principales actores del mismo: el anfitrión y los invitados.

A cada uno en su función le corresponde cumplir con determinadas tareas y parte de ellas es saber cómo es la forma adecuada de conducirse y en qué momento debe actuar. 

 

Seguramente con frecuencia le corresponderá invitar o asistir cuando se es convidado, así que prepárese para actuar con solvencia y, más que ello, actuar con la consideración y  respeto que corresponde.  Por lo anterior, tenga en cuenta los siguientes puntos básicos: Las invitaciones: como anfitrión envíe las tarjetas o citaciones con suficiente antelación, dependiendo de cada caso.

 

No aspire a tener una buena concurrencia si invita uno o dos días antes del evento; para un matrimonio hágalo por lo menos con treinta días de anticipación y para asuntos corporativos, mínimo diez días. Cuide que la tarjeta lleve toda la información necesaria. 

 

Como invitado, usted deberá confirmar o no su presencia máximo dentro de los dos días siguientes al recibo de la convocatoria. No cometa la descortesía de esperar a que llamen para preguntar si va a asistir; es a usted a quien le corresponde tomar la iniciativa para agradecer e informar. Sea considerado, se precisa tal información para efectos de la contratación de alimentos, materiales y acomodación.

 

A su vez, deberá retirarse del recinto a la hora que se fije en la tarjeta, no importa qué tan agradable esté la fiesta. El atuendo: el anfitrión debe presentarse vestido para la ocasión y sin exagerar, debe ser discreto y no destacarse por ser el o la más llamativa del evento. Es quien determina el protocolo del mismo y por lo tanto el traje que se usará, información que es conveniente registrar en la invitación.

 

Esto para resolver la pregunta que seguramente se formulará quien la recibe. Al invitado le corresponde asistir con el traje que se registra en la tarjeta, es una descortesía no hacerlo. Si es de etiqueta y no tiene el vestido adecuado, hoy es fácil alquilarlo, sea para hombre o mujer.  La puntualidad: los dos deben dar estricto cumplimiento.

 

Quien recibe debe estar presente en el sitio o en la puerta del salón, de acuerdo con el tipo de reunión, para darle la bienvenida a quienes llegan cumplidamente. Igualmente, debe dar instrucciones para que la actividad se inicie tal como se anunció en la programación. Los invitados a su vez deberán llegar no antes ni una hora después.

 

Se harán presentes no más tarde de quince minutos de la hora prevista. Es un error creer que no se debe llegar en la hora que fija la tarjeta, y que llegar tarde es normal, “porque así somos”. En la mesa: el anfitrión debe tener claro que le corresponde invitar a pasar a manteles, sentarse para que los demás lo imiten y empezar a comer para que los otros así lo hagan. Igualmente, es quien dará por terminada la comida y se levantará invitando a los demás a pasar a otro espacio, si es del caso, o para indicar que el evento ha llegado a su término.

 

No deberá insistir en beban más o repitan, como tampoco se presionará a que los invitados permanezcan por más tiempo del que aquellos deseen.  Por su parte, el invitado esperará la guía que del anfitrión, así sea con expresiones no verbales. No pedirá repite, sólo lo hará si el anfitrión lo pregunta, tampoco pedirá comida o ponqué para llevar a casa. Cualquiera que sea la función que le corresponda realizar, cuide de hacerlo correctamente, no es cuestión de elegancia o exigencia, tiene que ver con amabilidad y respeto. 

Credito
Por MARTHA CRUZ Especial para EL NUEVO DÍA

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