La prudencia, una gran virtud

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
La falta de prudencia suele incomodar, herir u ofender innecesariamente a las personas afectadas y lesionar la imagen de
quienes así actúan. Tales comportamientos pueden llegar a tener nefastas consecuencias, en muchos casos irreversibles y que causan mucho dolor.

Con frecuencia observamos a personas que actúan, hablan y se comportan con tal falta de sensatez que debemos cuestionarnos sobre el sentido común de las mismas. 

Hablan más de la cuenta y muchas veces sin tener bases para soportar lo que dicen, especialmente cuando hablan de los demás, no consideran los sentimientos de los otros, interrumpen sin razón, hasta el punto de que llegan a incomodar y a veces avergonzar a quienes están a su alrededor.

Podemos decir que quienes actúan de manera irreflexiva en numerosas situaciones de la vida desconocen la virtud de la “prudencia”. 

Por el contrario, un individuo que actúa con la cautela que exige el respeto y el reconocimiento del valor de los otros es a quien llamamos una persona prudente. 

Un valor que muchos califican como el “rey de los valores” pues sin éste es difícil practicar otros como la bondad, solidaridad, amistad o generosidad.La definición de prudencia es la capacidad de analizar y comprobar información, antes de tomar una decisión, evaluando sus consecuencias.  

Es así como una persona prudente no pone en riesgo su bienestar ni el de otros, la salud, la seguridad, la estabilidad, o el buen nombre.

La falta de práctica de la prudencia es uno de los principales motivos de muchas situaciones difíciles e incómodas que ocurren a diario, como el conducir embriagado, lanzar juicios sobre otras personas, gastar más de lo que gana, hablar sin pensar, actuar sin tacto, causar malestar en los ambientes de trabajo,  entre otros.

Así que para ser prudentes hay que tener en cuenta lo siguiente:

Piense antes de actuar y además considere las consecuencias de sus actuaciones.

No repita todo lo que escucha, le dicen o lee.  

Así sea cierto, no diga cosas que lesionen el buen nombre de otra persona.Guarde los secretos que le confían.

Si maneja o tiene acceso a información confidencial, de el tratamiento que corresponde.

Respete la intimidad y el espacio de los demás.

Evite opinar de lo que no sabe o no es de su competencia.

No intervenga en discusiones en las cuales usted no es parte ni ha sido llamado a participar.    

Respete las normas establecidas por su comunidad, ya sea en donde vive, o trabaja.

Credito
MARTHA CRUZ

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